Lia Thompson
Ian me vendo los ojos una vez nos metimos en el coche. Con los nervios a flor de piel intento regular mi respiración, no poder ver nada de lo que pasa a mi al rededor me pone nerviosa.
—¿Hacia falta que me taparas los ojos? —pregunto.
—Si —responde—. Ya casi estamos, no te preocupes.
No respondo, me quedo en silencio el resto del camino. No se cuanto tiempo ha pasado cuando noto que el coche se para.
—Ya hemos llegado, ahora te ayudo a bajar.
Escucho el llanto de un bebe cuando abre la puerta. Pocos segundos después mi puerta se abre y siento como me coge del brazo.
—¿Puedes quitarme esto ya? —pregunto irritada.
—Si, perdona. —Su voz ha bajado tres tonos, como si toda la energía que tenia se haya ido de golpe.
Cuando me quita el vendaje de los ojos tengo que parpadear varias veces para enfocar mi vista. En frente mio hay una reja enorme que impide que pasemos, un sonido horrible me asusta y segundos después la reja se abre dejándonos pasar.
Miro a mi al rededor dándome cuenta de que estamos en la cárcel.
—Ian, ¿Qué hacemos en la cárcel? —pregunto tocándole el brazo.
—Han arrestado a Mickey, Sam le denuncio o yo que se. Ya sabes, como tiene antecedentes.
No entiendo nada. Solo he estado incomunicada tres días y pasa esto.
Sammi va a pagar por todo lo que ha hecho.
—Hola pequeña —un acento ruso me saca de mis pensamiento.
Miro a la mujer que me ha hablado encontrándome con Svetlana.
—Hola Svetlana —le dedico una pequeña sonrisa—. No te había visto, lo siento.
La mujer mueve la mano restándole importancia.
—Yo no hubiese venido pero sin mi, no dejan entrar al zanahoria —dice mientras coge mejor a su hijo.
Entramos al recinto donde nos cachean y nos hacen dejar todas nuestras pertenencias. Nos guían hasta la sala de visitas, el ambiente me recuerda mucho al del reformatorio.
Mi pecho se oprime ante el recuerdo, sacudo levemente la cabeza en un intento de hacer desaparecer esos recuerdos, aunque no logro conseguirlo.
—Voy yo primero, después podes hablar un rato vosotros.
Los dos asentimos sentándonos en unos asientos vacíos que había.
—Ian —lo llamo—. Siento no haber estado para ti.
—Tu tienes tus movidas. —Le doy la mano—. No quiero que estéis siempre pendientes de mi como si me fuera a romper en cualquier momento.
—Aún así, somos tu y yo contra el mundo —repito lo que me ha dicho el hace un rato.
—Siempre —murmura.
—Lia, quiere hablar contigo —Svetlana se acerca con su hijo en brazos.
Me levanto dejando ir la mano de Ian, avanzo hasta llegar al cubículo donde se encuentra Mickey. Me siento y agarro el teléfono. Miro a Mickey quien me observa con una pequeña sonrisa.
—Hola, Li —.Su sonrisa es tan sincera que me dan ganas de llorar.
—Mickey —digo con calma— ¿Como te va por la trena?
—Podría estar peor —suelta una risita—. ¿Cómo estas tú? Ian me contó de tu sobredosis.
—Es la primera vez que salgo en tres días —suelto un bufido—. He estado mejor.
Mickey se queda unos segundos en silencio antes de hablar—. Eres fuerte, Lia. Más que cualquiera. Que no se te olvide.
No creo que sea verdad pero aún así asiento—. Te quiero Mickey —. Pongo la mano en el cristal.
—Yo te odio —. No puedo evitar reír.
—Te dejo con la zanahoria, nos vemos Mickey —. Le dedico una última sonrisa antes de levantarme.
[...]
Casi llegamos a la casa de los Gallagher. Después de mi charla con Mickey, mi estado de animo a subido un poco. A demás tengo que recoger un par de cosas para llevármelas a casa.
Escucho gritos y jadeos, Ian y yo nos miramos asustados. Salimos corriendo en dirección de los gritos encontrándonos con Debbie y Fiona en el suelo mientras se tiran de los pelos.
—¿Pero que hacéis? —grito acercándome a separarlas.
—Lip ayudala —escucho decir a Ian.
—¡Quiere que aborte! —grita Debbie como una loca.
—Suéltala coño —le digo a la pelirroja.
—¡Vamos a ir a la puta clínica! —grita Fiona.
Lip tira de ella hasta separarla, los dos caen al suelo. Sujeto a Debbie para que no se abalance sobre Fiona, cuando me aseguro de que eso no va a pasar la suelto y cae rendida al suelo.
—Putos Gallagher's —murmuro apoyándomelo en la valla.
—Buena entrada, Li —escucho la voz de Carl.
—Cierra la boca, Gallagher —digo de forma brusca.
Noto unos brazos que se envuelven en mis hombros, miro hacia arriba encontrándome con Ian. Ambos caminamos hacia el porche, ignoro a Carl y su nuevo amigo enorme.
Escucho como el trenzado le murmura algo a su amigo pero decido ignorarlo.
—Tengo un hambre —escucho decir a Lip detrás nuestro.
—Concuerdo amigo —murmuro.
Entro a casa de los Gallagher ignorando cualquier sensación de incomodidad que provenga de estar conviviendo en el mismo espacio que Carl. Si quiero mejorar tengo que aprender a ignorarlo y que su presencia no me afecte.
Al final el decidió no seguir con la amistad.
Buenas de nuevo ;)
Se que los capítulos están siendo algo cortos comparados con otros. A partir de ahora intentare hacerlos más largos.
Quiero aclarar unas cosas, lo primero, se que hay un lio con la edad de Lia. Al principio puse que tenia 13, luego catorce y de repente 16. No voy a cambiarlo (de momento) porque entonces vuestros comentarios no tienen sentido y ahora mismo no voy a eliminar ninguno. Entonces, Lia tiene 16 para 17, y si, es más mayor que Carl por 2 años.
Esto lo hice así porque si no la amistad entre ella y Ian no tendría mucho sentido a mi punto de vista, ya que Ian y ella se llevan 2 años también, en cambio si Lia tuviera 14 se llevarían 4 y siento que no seria una amistad tan cercana al final.
Aclarado esto, volvemos a las actualizaciones los martes, mañana tendréis capitulo otra vez ;)
Por cierto, MUCHAS GRACIAS POR LAS 106K DE LECTURAS Y LOS 6'5K DE VOTOS.
Nos leemos.
Un besazo,
LU.
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soulmates|| carl gallagher
Hayran KurguVivir en el lado sur de Chicago nunca había sido fácil pero para la pequeña Lia vivir en las calles de aquel barrio era mejor que lidiar con sus padres. Carl y Lia tenían una conexión increíble, llegarían a matar el uno por el otro y se sacrificaría...