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Lia Thompson

Abro los ojos de golpe, doy una bocanada en busca de aire. Me cuesta respirar, siento mi pecho oprimirse cada vez que intento retomar mi respiración. 

No eres importante.

No vales nada.

Ni si quiera tienes un cuerpo bonito...

Noto la bilis subir por mi garganta hasta salir por mi boca. Toso antes de que otra arcada me invada y vuelva a tirarme hacia delante hechando todo lo que mi estomago tiene. 

No pasa nada. Noto una mano acariciar mi espalda y otra recoger mi pelo en una coleta—. Hechalo todo, Li. 

Una arcada vuelve a aparecer pero esta vez no queda nada por salir. Toso intentando recuperar algo de aire. Doy una respiración profunda evitando soltar otra arcada. 

—Perdon —murmuro. 

—No tienes que pedir perdón, Lia. —Frunzo el ceño al escuchar esa voz. 

Levanto mi vista encontrandome con los ojos de Carl Gallagher mirandome fijamente. Me aparto de manera brusca de su lado hasta enganchar mi espalda a la pared de mi cabezera. 

¿Qué esta haciendo él aquí?

—Veo que no te alegras mucho de verme aquí... —Lo escucho murmurar. 

¿Cómo se supone que tiene que alegrarme que estes aquí después de todo lo que me dijistes?

No encuentro mi voz, solo puedo mirarlo con el ceño fruncido. No entiendo que esta haciendo aquí, estoy segura que Josh no le ha dejado entrar así que supongo que ha entrado por la ventana. 

—¿Qué... Qué haces aquí? —Consigo decir después de un minuto eterno de silencio. 

—He venido a verte —dice  como si fuera lo más normal. 

—¿Por qué? —digo de manera brusca—. Ya me dejaste muy claro que no querias tener nada que ver conmigo. 

Carl suelta un suspiro y se rasca la nuca con nerviosismo. 

—Tenemos que hablar. —Levanta su mirada de nuevo mirandome. 

—No. —Me incorporo—. Vete y dejame en paz, Gallagher.  —Señalo la puerta con brusquedad. 

—Tenemos que hablar, es importante. —Suplica.

—Me da igual, ya heriste suficiente mis sentimientos. No pienso escuchar nada más. —Mi voz sale más gelida de lo que pensaba pero aún así no me importa—. Pudrete, Carl. 

El trenzado se levanta soltando un suspiro de cansancio—. Esta conversación no ha acabado, Li. —El chico intenta tocarme la cara pero le doy un manotazo. 

Pasa a un lado mio hasta llegar a la puerta, la abre y sale cerrandola una vez que esta fuera. Suelto un suspiro sentandome en la cama. Un olor asqueroso me hace arrugar la nariz, dirijo mi mirada hacia el suelo viendo el charco de vomito que he dejado hace unos minutos. 

—Mierda —murmuro. 





[...]

—Ian. —Miro al pelirrojo parado en el porche de mi casa. 

—Lia. —Se cruza de brazos. 

—¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?

—Llevas tres días sin contestar mis llamadas, estaba preocupado —reprocha—. ¿Has salido de tu casa en algún momento?

—Eso no te importa, Gallagher —digo de manera brusca, más de lo que me gustaría admitir. 

—Piensas que si no me importara lo que te pase estaría aquí un domingo por la mañana. —Ian se acerca a mi—. ¿Por qué me alejas Lia?

Niego con la cabeza. No sé cómo responder a eso, simplemente no quiero involucrar a nadie en mis movidas. 

Llevo tres días seguidos metida en mi casa sin salir, no tengo fuerzas para incorporarme al mundo real. La pequeña charla con Carl no deja de darme vueltas, el imbecil se piensa que puede presentarse en mi casa como si no hubiese dicho esas palabras hirientes hace unos meses. 

—Lia, no tienes que apartarme —murmura el pelinegro—. Somos tu y yo contra el mundo. Cuéntame que pasa, por favor —suplica. 

—No puedo. —Niego con la cabeza—. Lo siento, no puedo...

Ian suspira derrotado, pasa una mano por su pelo intentando buscar algo más que decirme. 

—Duchate y vístete —dice de repente—. Te doy 10 minutos. 

—Zanahoria no...

—Me da igual, nos vamos de aqui 10 minutos. Si no estas lista te sacare arrastras de la casa, me da igual si estas desnuda —amenaza. 

De mala gana doy media vuelta y me dirijo a mi cuarto. Miro entre la ropa desordenada de mi armario algo medio decente que ponerme, sinceramente me da igual como me vea pero tampoco quiero ir con una camiseta más vieja que yo. 

Salgo de mi habitación y entro en el baño para ducharme. 

—¡Ian! Voy a ducharme. —Informo. 

El pelirrojo hace un sonido con su boca antes de que cierre la puerta. Me desvisto evitando mirarme al espejo pero al final acabo haciendolo. La vista que me devuelve el espejo es espantosa, mi cuerpo luce extremadamente delgado, incluso se me notan los huesos de las clavículas. 

Mi rostro no luce mejor, mi piel se encuentra pálida y las bolsas moradas debajo de mis ojos solo hace verme como un muerto. 

Entro a la ducha sumergiéndome en el agua. No se cuanto tiempo pasa cuando escucho unos golpes en la puerta. 

—Li, sal ya —. Cierro el grifo cuando escucho la voz de Mickey. 

Envuelvo mi cuerpo en una toalla y me seco antes de vestirme lo más rápido que puedo. Salgo del baño mientras me cepillo el pelo. 

—Ya estoy —. Me encuentro con Ian apoyado en la pared del pasillo. 

—Vámonos —. El pelirrojo avanza por el pasillo hasta llegar a la puerta. 





¡Hola! PERDÓN POR DESAPARECER DURANTE MESES. He estado de exámenes muy seguido y se me ha hecho muy complicado escribir aunque sean 2 lineas. 

Pero, YA ESTOY DE VUELTA. Tengo ganas de acabar la historia para poder centrarme en otras y... mi propio libro;)

Espero que estéis bien, OS QUIERO

Lu


soulmates|| carl gallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora