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Lia Thompson

La manera cuando me mira, el vacío en sus ojos, como si no me conociera.

Las manos en mis muñecas impidiendo que me mueva.

Todo esta negro, pero siento como me toca por todas partes, mi cuerpo se estremece rechazando el contacto pero no parece importarle.

Escucho un ronquido, seguido por unas palabras pero no logro descifrar que dicen.

Vuelvo a sentir esas manos cada vez más cerca de mi zona intima, me tenso con anticipación y me retuerzo bajo su peso.

Siento una bofetada en la mejilla derecha, gruño y me estremezco de nuevo al sentir como su agarre se aprieta sobre mis muñecas. Su mano libre desciende de nuevo pero esta vez más brusco, más demandante.

—Quédate quieta, zorra.

Me despierto de golpe, un mareo me recorre todo el cuerpo pero no me importa. Intento respirar bien pero se me hace imposible.

Cierro los ojos sintiendo algo caliente desciende por mis mejillas. Sigo intentando respirar, inspiro... y expiro...

—¿Lia?— escucho una voz. No consigo reconocer de quien es—.Li, cálmate, estoy contigo.

Miro hacia mi derecha viendo la silueta borrosa de un hombre, eso aumenta mi pánico, pestañeo intentando que mi vista se enfoque pero no lo consigo.

—Lia, respira conmigo— su voz me resulta familiar—. Inspira— hago lo que me dice—. Espira.

Lo repito otra vez, una y otra vez. Mi respiración se va regulando poco a poco hasta que después de unos minutos consigo respirar con normalidad. Me vuelvo a tumbar cerrando los ojos con fuerza.

—¿Qué ha pasado?— mi voz sale ronca.

—Has tenido una sobredosis— consigo reconocer la voz.

—¿Josh?— abro los ojos de golpe viendo a mi hermano.

Luce demacrado, sus pelo esta completamente despeinado, sus ojos están decorados con unas horribles ojeras moradas y su aspecto parece de no haberse duchado en días.

—Hola Li— me dedica una sonrisa triste.

—¿Qué haces aquí?

—Fiona me llamo— murmura—. ¿Cómo has llegado hasta este punto Lia?— me cambia de tema.

Miro a mi hermano sin saber que responder. Realmente el no sabe nada, él se va a la universidad y hace como si los problemas que tenemos no existieran.

Llevaba sin hablar con Josh meses y realmente no me importa, se merece ser feliz pero aún así me duele saber que no ha estado para mi en estos últimos meses.

—No lo se— susurro sin atreverme a mirarlo.

—¿Qué no lo sabes— se levanta furioso—. Lia, ta han encontrado hasta 6 substancias diferentes en tu organismo, ¿¡se puede saber que estas haciendo!?

—No entiendes nada ¿vale?— elevo un poco la voz—. Tu te vas a la universidad y me dejas sola en casa... Carl, mi mejor amigo, esta en el reformatorio y tuvimos una discusión, el ya no quiere verme...— las lagrimas se acumulan en mis ojos.

—Es una tonta discusión, Lia— suelta un bufido.

—Mama a vuelto— elevo la voz de más para que no me interrumpa más—. Ella y papa han estado abusando de mi, pero tú no lo sabes porque llevas meses desaparecido—. Miro mis manos—. No te culpo, yo si pudiera también haría como que esta vida de mierda y que nuestros padres no existe pero no es así ¿vale?— rompo a llorar de nuevo—. Tu vida es así de mierda, tienes unos abusadores por padres y una hermana drogadicta, no puedes escapar de tu vida...— las últimas palabras me salen más como un susurro.

Miro a mi hermano, se encuentra totalmente petrificado, sus ojos desprenden tristeza y arrepentimiento. Su cara se transforma en una mueca rara, sé que siente pena por mí pero no quiero que la sienta. Quería que estuviera para mí cuando más lo necesitaba.

—Yo... Lo siento, Li— carraspea—. No tenia ni idea.

—No tienes derecho a reprenderme nada cuando he sido yo quien ha estado pasando por un infierno— digo de la manera más fría que puedo.

Josh me mira y abre la boca, la vuelve a cerrar y la abre repetidas veces pero no dice nada. Cuando parece estar decidido a decir algo un medico entra a la habitación.

—¿Eres familiar de Lia?— el doctor se dirige a Josh quien asiente—. Bien, Lia esta bien por el momento, aunque al tener tantas sustancias dentro de su cuerpo me preocupa que su desarrollo como adolescente se frene.

—¿Qué quiere decir?— pregunta Josh.

—Al tener 16 años, casi 17, Lia aún no ha acabado de formarse. Me preocupa que no acabe de hacerlo ya que eso supondrá problemas para ella— contesta con calma el doctor—. ¿Te ha bajado la regla?

—No des de hace unos meses— reconozco—. Pero sí, la tengo desde los 13.

—Bien, tendrás que tomarte unas pastillas para regular tu menstruación y que te baje pronto. Sobre todo nada de drogas ni alcohol.

—Entendido— contesta Josh por mi—. Yo me encargare de ello.

—Bien, que coma bien y se recuperara pronto. Te daremos el alta en unas horas— dicho esto sale de la habitación.

Josh no dice nada, se queda mirando a un punto fijo. Me saco las sabanas de encima para ir a por mi ropa, justo en ese momento me entra un mareo que hace que me vuelva a sentar.

—¿Estas bien? —Josh se acerca a mi con preocupación.

—Si, solo me he mareado un poco —murmuro.

Mi hermano me agarra de los brazos con cuidado y me ayuda a levantarme.

—Quiero vestirme —digo señalando mi ropa.

Josh extiende uno de sus brazos hacia mi ropa y la deja encima de la cama. Con cuidado me ayuda a vestirme, cosa que agradezco.

—Gracias —susurro sin ser capaz de levantar más la voz.

Noto como sus brazos me rodean de manera protectora, enviando una sensación reconfortante por todo mi cuerpo.

—Siento no haber estado aquí para ti, te prometo que no me voy a ir. Todo va a ir mejor. —Me deja un beso en la cabeza con cariño.






Holaa, ¿Cómo estáis?

Perdonad por no subir en por lo menos un mes, me ha costado demasiado escribir. Es como que no me surgían ideas a demás de no estar nada motivada.

Ahora ya tengo unos cuantos capítulos preparados por si me vuelve a pasar lo mismo.

Por cierto, ¿Qué pensáis sobre la evolución de Lia? Yo se que es una evolución bastante triste pero poco a poco ira a mejor.

Un abrazo,

LU

soulmates|| carl gallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora