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Me fui antes del restaurante para ir a casa de Sheila, allí guardo unas cosas y necesito cogerlas ahora que Frank vive allí. Ahora mismo se que no pasara nada porque él esta muy ocupado con no se que de un proyecto pero de aquí una semana cuando se le pase todo, se que si se entera de lo que tengo escondido allí me lo robara.

Cuando llego a casa de Sheila escucho gritos que vienen de dentro, al entrar me encuentro con un martillo en el suelo y la ventana de la puerta rota.

"¡¿Pero que cojones?!"

─¡Empieza a comportarte como alguien adulto!─ grita Sheila, al entrar al salón veo a Sammi y Sheila discutiendo.

─¡Nos habías echado fuera de nuestra casa!─ Sammi contraataca.

Carraspeo un poco y veo que ninguna de las dos se ha dado cuenta de mi presencia, eso me va perfecto para escabullirme escaleras arriba hacia la habitación de invitados. Recuerdo que Sheila me ayudo a guardarla debajo del colchón, rebusco entre las sabanas y levanto levemente el colchón encontrándome con mi bolsa de hierva. 

Se podría decir que se la robe a mi madre cuando no se daba cuenta. En esta preciosa bolsa hay como 30 gramos de hierva tranquilamente, sonrío cuando veo que esta como yo la deje y que nadie la ha tocado, me meto la bolsa debajo de mi camiseta agarrándola con los pantalones y decido salir por la ventana cuando escucho el nombre de Frank.

Ese hombre tiene el olfato super desenvolupado, no me voy a arriesgar a que me pille y quiera coger de mi hierva. 

Sinceramente no creo que sea muy buena idea saltar desde un segundo piso pero no me quedan muchas opciones si quiero salir con mis 30 gramos de hierva ilesos.

Abro la ventana y veo que hay un árbol al cual puedo subirme fácilmente a la rama.

—Vamos Lia, tu puedes— me digo a mi misma mientras respiro profundamente saltando a la rama del árbol.

Voy arrastrándome hasta el tronco y cuando voy a agarrarme a él me caigo al suelo. Escucho como mi espalda cruje y al caer de lado creo que me he roto una costilla.

Lo bueno es que nadie de la casa se ha dado cuenta de que me he caído de un árbol por lo tanto mi hierva sigue a salvo.

Al levantarme tengo que cogerme del lado derecho de las costillas por el dolor però no me importa y empiezo a caminar hacia casa de los Gallagher's.

—¡Eh, señora Patel! ¡Hágale una paja a su marido de vez en cuando para que no vuelva a mi tugurio nunca más!— escucho la voz de Mickey y no puedo evitar reírme.

—¡Hey, Mickey!— llamo al chico acercándome a él.

—Hey— me saluda con un pequeño abrazo— ¿Que haces por aquí tan tarde?

—He salido a buscar unas cosas, tu sabes— digo subiendo y bajando mis cejas.

El pelinegro parece pillarlo porque hace un "oh" con sus labios y luego sonríe— Esa es mi pequeña delincuente.

Río por lo que dice Mickey y cuando voy a despedirme de el escucho que me llaman.

—¡Lia!— escucho la voz de Fiona y me tenso.

—Mierda— murmuró antes de empezar a andar hacia atrás.

—¡Adios Milcovitch!— grito empezando a correr mientras escucho como Lip y Fiona me llaman.

Cuando estuve lo suficientemente lejos de ellos baje el ritmo hasta empezar a andar de nuevo, joder como me dolían las costillas y encima la carrera que acabo de hacer no ayuda en nada.

Por fin llegó a casa, entro y saludo a Ian—Hola Ian— digo con la mano en las costillas haciendo una mueca de dolor.

—Hola Li— me dice mirándome con el ceño fruncido—¿Que te pasa en las costillas? ¿Y de dónde vienes?

soulmates|| carl gallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora