CAPÍTULO 23

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— ¿Estás bien? —expresó angustiado

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— ¿Estás bien? —expresó angustiado.
Claris, quien apenas podía dejar de temblar, respiró hondo y se interpuso.
— Ella está bien.

Con el ceño fruncido exclamó — Se lo pregunté a ella.

Claris, aún asustada, dio un paso hacia atrás ya que él se mostró intimidante.

— Es suficiente —tomó la mano de Claris—. Por— tartamudeó— ¿por qué no mejor te vas?

Confundido, Daniel comenzaba a enfadarse — ¿Quién era él?

— No importa, por favor, nos dejas solas —expresó con una voz rasgada y un rostro apagado.

Daniel, reacio, miró a Claris y luego a la gente del bar, tomó aire y soltó — No, por lo que veo no estás bien, así que... —<< ¿Cuál?, ¿qué excusa puedo darle?, parece tener miedo pero>> pensó angustiado. Miró a Claris y soltó con una voz gruesa — ¿Él es peligroso?.

Claris lo observó nerviosa, pero tenía más temor a aquel hombre que a quien tenía enfrente, así que solo dijo — Mucho —bajó la cabeza, respiró y miró a Ava— Eres el hermano de Alex, ¿verdad?.

— Ja —soltó una carcajada áspera e irónica.

Nerviosa expreso— Ese hombre quiere lastimarla —lo miró desafiante y se acercó—. Escucha, tal vez no quieras saber nada de nosotras, mucho menos de mí, pero solo lo diré una vez.

— Claris, basta, él no tiene nada que ver.

— Ese hombre es un psicópata.

— ¡Claris!

— Se obsesionó con Ava porque cree que ella lo ama, pero...

— Claris, ya basta —la tomó del brazo y Claris se soltó.

— Ella es débil, tiene miedo a muchas cosas. Sí, le mintió a tu hermano, pero fue mi culpa —la miró triste y soltó—. Si quieres insultar a alguien, aquí estoy, pero por favor, al menos no dejes que ella tenga que afrontar las consecuencias por mí.

Hace unos años...
Las jóvenes Ava y Claris se encontraban en un club donde ninguna de las dos había chocado ni una vez con la otra hasta que un desafortunado pero cómico accidente ocurrió, pues una mujer que se encontraba borracha en aquel club había tenido la regla y, como no llevaba nada en su diminuto bolso, se acercó a una de las meseras.

— Disculpa —clamó la mujer, un poco avergonzada.

— ¿Sí?— clamo exaltada

— Bueno, mi acompañante y yo tenemos un problemita y...

— ¿Sí? —confundida, miró a la pelirroja y, ante su suspiro, soltó— ¿Pasó algo?

— Nos preguntábamos si sabes de alguna farmacia o al menos dónde está el baño.

CARESS THE  HEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora