Alexander Orión es un empresario hotelero que en el 2019 tuvo un accidente en su auto, el cual le hizo perder la vista.
Ava es una estudiante a maestra y mejor amiga de la ex prometida de Alexander, un día ella descubre que ella planea dejarlo solo...
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Dos días después, Claris volvió al departamento de Alexander, quien al verla comenzó a sentir confusión, pues con toda la nueva información que recibió se planteó una vez más si su corazón ya no la añoraba. Por otro lado, en su trabajo, Ava estaba ansiosa, aún así mostraba una sonrisa a todo cliente que se le encomendara.
En la tarde, mientras atendía el mostrador, puso sus asuntos a su lado y, para distraerse, comenzó a estudiar. Al cabo de casi una hora llegó Daniel.
—¿Podemos hablar?
—Estoy trabajando —soltó en seco con la vista en sus apuntes.
—Por favor...
Un cliente se acercó—. Disculpe, quiero pagar mi cuenta.
—Sí, su número de mesa es la 32, ¿verdad? —el hombre asintió—. Bien entonces —miró a Daniel y dijo—, en una hora estaré libre —y continuó con sus labores.
—De acuerdo —este se sentó en una mesa y pidió un café, después solo la vio trabajar.
Al terminar, Ava suspiró y miró a Daniel. <<Tú puedes, Ava, solo respira>>, comenzó a acercarse—. Da...
—¡Ava! Por Dios, ¿sabes cuánto tiempo he estado buscándote? —soltó Claris, quien la tomó del brazo con fuerza y se veía ansiosa.
—¿Claris?
—Terminó tu turno, ¿verdad?
—¿Tú qué haces? —exclamó al verla nerviosa y exaltada.
—¿Por qué? —clamó con una voz quebrada.
—Claris, mírame —exclamó preocupada al verla temblar—. Estás temblando, ¿qué pasó? —al tocar su mano la notó más delgada—. ¿Tuviste una recaída?
—No importa, solo... —antes de poder terminar de hablar, Daniel, quien presenciaba la escena a lo lejos, rápidamente la tomó del brazo y la separó de Ava.
—No la toques —expresó firme.
Claris abrió sus ojos de par en par y soltó nerviosa—. Tú, eres el hermano de Alex.
—Lo soy y también soy su amigo.
—Basta —soltó Ava, poniéndose en el medio—. Por favor, entiendo que ambos estén molestos y confundidos, pero... —se acercó a Claris—, ¿por qué estás aquí?
—Tal vez sea por mí —clamó una voz calculadora y fría. Entonces Ava, quien estaba petrificada al escuchar su voz, volteó lentamente y se quedó estupefacta. El hombre de aspecto ruin sonrió y soltó—. Hola Ava, ha pasado tiempo, ¿no crees?
En un café...
—¿Esta es una de sus manías, señor Patrik?
—Yo no le diría manías de hecho, esta es una casualidad muy...