Alexander Orión es un empresario hotelero que en el 2019 tuvo un accidente en su auto, el cual le hizo perder la vista.
Ava es una estudiante a maestra y mejor amiga de la ex prometida de Alexander, un día ella descubre que ella planea dejarlo solo...
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La mañana siguiente, Alexander se encontraba solo en el departamento cuando la puerta sonó cerca de las 10:45. Abrió la puerta para quedar sorprendido.
—Hola.
— Ho-hola — nervioso comenzó a tartamudear — qué… cof cof
— ¿Estás bien? — quien tocó la puerta rápidamente lo tomó del brazo y lo llevó a una silla — deberías tener más cuidado — sirvió agua y le acercó el vaso — ten, bébelo con cuidado.
— Gracias.
— ¿Sucede algo?
— No — respondió en seco y tomó un gran sorbo de agua.
— ¿Por qué estás solo?
— Eso — al tratar de responder, mientras colocaba el vaso sobre la mesa, derramó el agua.
— ¿Estás bien?— clamo exaltada— Yo me encargaré. — la mujer se dirigió al lavabo.
— Dime una cosa— sin intensión de querer verla solo mantuvo la vista al frente y apretó los puños.
— Sí? — sonrió.
— ¿Qué estás haciendo en mi casa, Claris?
Nerviosa frente al lavabo, apoyó sus manos sobre la mesada y — vine a verte — volteó de prisa y comenzó a acercarse.
— Creí que estabas molesta conmigo.
— ¿Por qué lo estaría? — expresó mientras limpiaba — de hecho, Alex, sé que es repentino pero, ¿podemos hablar un rato?
— ¿Por qué no?.
En ese momento de tensión y nerviosismo, dos almas ansiosas se encontraban en la entrada del edificio y sin decir una palabra al verse, solo continuaron su camino. Pero aquel destino era compartido y al subir al ascensor con la tensión en el aire, una pareja ingresó bruscamente, provocando que ambas almas se acercaran mutuamente.
— Perdón, ¿están bien?
— Estoy bien, gracias por preguntar — sostuvo mientras apretaba una pequeña bolsa color rosa.
— De nada, pero tú, ¿estás bien, amigo?
— Sí — exclamó con una voz áspera.
— Ah, bueno, lo lamento mucho, nosotros bajamos aquí, adiós. — Nuevamente, el silencio volvió a reinar sobre ambos.
Mientras tanto…
— Es muy bueno ver que estás bien — soltó con una voz temblorosa — yo vine ayer pero…
— Mi hermano estaba en casa.
— Ya veo, con que era tu hermano — murmuró. — Sabes, Alex, te extrañé.
Soltó una risa sardónica — ¿No nos vimos hace cuatro días?
— Eso… — bajó la cabeza y notó cómo sus manos comenzaban a sudar. Alexander, quien la miraba distante, solo podía sentirse incómodo ante su presencia. — Alex, seré sincera — rápidamente su mirada asustada se volvió seria y soltó — ¿recuerdas hace 5 años?