CAPITULO 7

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- Hola, Alex

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- Hola, Alex.

- ¿Claris?, pensé que vendrías más tarde - señaló nervioso

- ¿Ah, sí? - pregunto confundida.

- Sí, dijiste que hablaríamos de la boda - aclaró sarcástico y afligido

La mujer, eufórica, susurró - Ava, voy a matarte, eres una... - aún molesta, elevó un poco la voz y expresó - ¿Alex quiere salir un rato?

Nervioso, asintió y dejó que la mujer lo guiara, la cual a su pesar lo llevó a un parque y se sentó en una fuente.

- Alex, iré por unas cosas, ¿espera aquí un rato, okey?

- De acuerdo.

Mientras la verdadera Claris se alejaba, tomó su teléfono y llamó a Ava.

- Te lo advertí, realmente estás siendo muy injusta. ¡¿Quién mierda te dio el derecho de hacerte pasar por mí?! Porque Ava... - entre lágrimas expresó furiosa - la verdad, ya no me importa, pero no es justo. Cinco años, Ava, mierda, cinco malditos años. Ya no me importa, haz lo que se te dé la regalada gana. - buscó en su celular el contacto de Ava y le envió la dirección, más una foto de Alexander, y luego la bloqueó.

Luego de unos minutos, Ava desesperada corrió directo a Alexander y al verlo frente a esa fuente, solo bajo la lluvia, recordó la primera vez que lo conoció.

Semanas antes...

Luego de que Claris recibiera una llamada de Alexander anunciando su regreso, fue directo a hablar con su amiga Ava.

- ¿Y qué harás?

- No lo sé - suspiró.

- Dijiste que es ciego?

- Sí, pero no lo he visto desde hace años.

- Espero que puedas decidir antes de que llegue.

- Él llegó hace unas horas.

- ¿Qué?

- La cita es hoy, Ava, yo no... no iré.

- Entiendo, aún así, debes decírselo. Ah, tengo más clientes, te veo luego.

Pero al cabo de unos minutos, al dirigirse nuevamente a Claris, atónita, notó cómo había bebido un poco. Había terminado su turno de trabajo temprano y decidió llevarla a su casa. Mientras la dejaba sobre la cama, la escuchó decir que lo dejaría solo. Entre quejidos, exclamó que era su culpa por ser débil.

- Claris, ¿qué dijiste?

- No me importa, déjame, él se lo buscó.

- Claris, escucha, ¿le dijiste que no irías, verdad?

Ante el silencio, su cuerpo se movió por instinto y comenzó a correr. Ya en el taxi, llamó a Claris y le exigió detalles sobre la cena y Alexander. Pero al llegar, la escena ante sus ojos conmovió su alma. Aún ansiosa, decidió acercarse para, con delicadeza, explicarle la situación, pero al verlo ahí sentado frente a ella, su mente se quedó en blanco, los sonidos a su alrededor se apagaron y al tomar aire.

CARESS THE  HEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora