Alexander Orión es un empresario hotelero que en el 2019 tuvo un accidente en su auto, el cual le hizo perder la vista.
Ava es una estudiante a maestra y mejor amiga de la ex prometida de Alexander, un día ella descubre que ella planea dejarlo solo...
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En un club nocturno. —Asi que, aquí estabas— suspiro.
— Habla rápido.
Abrió los ojos asombrado y solto— ¿Cuántas copas te tomaste ya?
— No es de tu problema.
— Sabes que hoy también tuve un mal día — con eso señaló al cantinero servirle un vaso de whisky.
— Está enojado, ¿verdad?.
— De hecho, está preocupado.
— Sí, ya lo imaginé.
— Cuando trato de detenerte, se cayó y golpeó el brazo.
— ¿Qué? — gritó alterado.
— Tranquilo, solo fue un esguince.
— Debo ir a verlo.
— Siéntate, necesito hablar contigo.
— Pero — suspiró — bien.
— Sé que no te agrada Claris, pero haz un esfuerzo, solo un poco. Espera un poco más y te aseguro de que todo estará mejor, ¿de acuerdo?
— Pero, Patrik, ella...
— Lo hace feliz — << Ah, estoy siendo muy cruel, después de todo, más que odiarla parece que a él también le gusta >> —. Escucha, solo dale un tiempo, un poco de tiempo es todo lo que pide Alexander — colocó su mano en su hombro y se dio la vuelta contra la barra, mirando al frente — Ah, me aburro, tomemos unos tragos y vámonos de fiesta.
— Ya no tengo ganas.
— Jajaja, entonces voy a beber solo — << con esto lograré calmar a los hermanos un tiempo, al menos hasta que él pueda decirle la verdad >> —. Oye, tú y Alexander luego de esto me deberán mucho.
— ¿Qué?.
— Vamos, bebé.
Entre risas, ambos continuaron disfrutando un poco más de la noche. Hace unos años, cuando Alexander había despertado de su coma, se encontraba en el hospital cuando Patrik llegó de improviso a cuidarlo, ya que sus padres estarían ocupados acomodando la casa para poder cuidarlo. Al ingresar a su cuarto de hospital, notó que Alexander no estaba y, desesperado, consultó a las enfermeras.
— Disculpe, ¿ustedes movieron a mi amigo?.
— ¿Disculpe?.
— Hablo del paciente que estaba en aquella habitación, un hombre de esta altura y que no podía ver.
— ¡No!— señaló confundida la enfermera.
Con ese no por respuesta, Patrik alertó a las enfermeras y todo el hospital comenzó a buscarlo. En el pánico, buscaba por los pasillos hasta que de repente vio a Alexander frente a una ventana. — Alex, amigo — soltó nervioso — co- ¿cómo llegaste hasta aquí?, una enfermera... — sus ojos se volvieron blancos y su rostro palideció al presenciar cómo Alexander intentaba saltar, entonces su cuerpo reaccionó y logró sujetarlo con fuerza — ¡qué mierda!, estás loco.