Capitulo 26

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Con la mirada cansada, la mujer castaña movió su cabeza y, lado helado y contracturada, soltó un suspiro y miró hacia el frente

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Con la mirada cansada, la mujer castaña movió su cabeza y, lado helado y contracturada, soltó un suspiro y miró hacia el frente. Luego volvió a sus apuntes e intentó volver a escribir, pero nuevamente se sintió abrumada. Entonces decidió salir discretamente. Se dirigió a la puerta y caminó por el pasillo, llegando hasta el baño, donde puso sus manos en el lavadero y se miró al espejo. Abrió la llave y mojó sus manos, luego su rostro, para enfriarlo.

Ansiosa, respiró profundo y contó hasta tres. Secó su rostro y tomó nuevamente su bolso rosa. Nuevamente caminó por aquellos pasillos inundados de gente y así se dirigió a la salida. Abrumada, estaba a punto de marcharse cuando, mientras caminaba hacia la avenida, de pronto escuchó su nombre.

- Ava.

Temerosa de voltear, simplemente respiró profundo y sintió cómo su corazón se aceleraba hasta que aquella voz se acercó y se dio cuenta de quién la llamaba.

- ¿Daniel? -clamó confundida y un poco agitada.

Al notar la angustia, él inmediatamente soltó- Perdón, no quiero asustarte, pero necesitaba hablarte y mi madre dijo que estudiabas aquí.

Un poco más en calma, Ava expresó- Estoy bien, Daniel.

- No fuiste a ver a mi hermano, ¿cierto? -rápidamente la sonrisa de la joven se disipó y se quedó en silencio-. Ava, no vengo a pelear, solo quiero ayudarte, por favor, déjame.

- Daniel, no quiero.

- Entonces dile y quédate conmigo.

- ¿Qué?

Apretó sus puños y al respirar hondo soltó- Tal y como dije, yo te ayudaré, te cuidaré y me aseguraré de que no se te acerque. Además, veré la forma de lograr que Alex te perdone.

Atónita, ella solo lo miró.

Desesperado, Daniel tembloroso exclamó- Ava, a mí... -ansioso, comenzó a acercarse-. La verdad es que desde que te vi, yo...

De pronto, una voz amarga soltó- Parece que se divierten.

El joven Daniel se quedó seco, rápidamente se acercó a Ava y miró su rostro lleno de terror.

Con una pequeña carcajada, aquella amarga voz se acercó a ambos y dijo- Hola, Ava -con una sonrisa intentó acercarse, para velozmente ser bloqueado por Daniel. Molesto, dirigió su mirada penetrante y loca al joven-. Parece que tienes un problema conmigo- expreso desafiante.

- Aléjate.

- Ava, ¿vas a dejar que me hable así? -clamó un poco triste.

- No le hables.- nervioso habló.

- No hablo contigo -expresó con la voz alzada y llena de rabia.

Asustada y nerviosa, Ava se sintió acorralada, tanto que comenzaba a sentir cómo sus piernas y manos temblaban.

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