Entre dos destinos.

Capitulo 14

2 MESES DESPUES

Después de la tensa cena con el padre de Reda e Ilyas, y el parque todo volvió a una extraña normalidad. Reda y yo seguimos con nuestras habituales discusiones y bromas, como dos niñatos atrapados en un juego interminable de provocaciones. Sin embargo, esta dinámica había comenzado a parecerme extrañamente entretenida.

Estos dos meses fueron un torbellino de actividades y emociones. Había encontrado un trabajo desde casa que me mantenía bastante ocupada. Me encantaba lo que ofrecía y la oportunidad de centrarme en algo productivo. Me sumergí en mi trabajo, disfrutando del desafío y de la sensación de independencia que me proporcionaba.

Reda, por otro lado, pasaba la mayor parte de su tiempo en la empresa. Sus días eran largos y agotadores, y rara vez coincidíamos más allá de las noches. No obstante, había una especie de entendimiento silencioso entre nosotros. Nos habíamos adaptado a una rutina que, aunque no era perfecta, funcionaba.

Durante estos dos meses, Reda y yo encontramos pequeños momentos para compartir. A veces, nos sentábamos juntos en el sofá a ver una película. Otras veces, cocinábamos juntos, aunque nuestras diferencias en la cocina a menudo llevaban a pequeñas discusiones que terminaban en risas.

Una noche, estábamos viendo una comedia romántica. Reda se quejaba de lo predecible de la trama, pero seguía mirando. Yo me reía de sus comentarios sarcásticos que no paraban.
Era extraño cómo, a pesar de todo, había comenzado a disfrutar de su compañía.

-No entiendo cómo puedes ver esto -dijo, rodando los ojos cuando los protagonistas finalmente se besaron bajo la lluvia.

-Es porque tienes el corazón de piedra, Reda -respondí, lanzándole una almohada.

-¿Yo? Si alguien tiene el corazón de piedra aquí, eres tú -replicó, sonriendo.

A medida que pasaban los días, noté cambios sutiles en Reda. Había momentos en los que parecía distante, y otros mas abierto. Una noche, mientras cenábamos, comenzó a hablarme de como le iba el trabajo y lo que pasaba en la empresa.

-Nunca quise la empresa -confesó, jugueteando con su tenedor-. Pero la empresa iba a ser heredada desde la familia de mi madre y ella siempre quiso que yo continuase con ella. Pero yo... yo siempre quise algo diferente.

Lo miré, sintiendo una profunda empatía por él.

-Todos queremos cosas diferentes, Reda. No hay nada de malo en eso -dije suavemente.

Él asintió, y por un momento, vi una vulnerabilidad en sus ojos que nunca había notado antes.

-Le hubiese gustado conocerte.

Nos quedamos mirándonos a los ojos, entendía su dolor, todo lo que había pasado y solo quería apoyarlo y estar con el nose ni por qué.

En medio de todo esto, no pude evitar reflexionar sobre mis propios sentimientos. Me había acostumbrado a la presencia de Reda, a nuestra rutina compartida. Y aunque seguía diciéndome a mí misma que todo era temporal, la idea de que nuestro matrimonio falso se terminara en un mes me llenaba de una sensación rara.

Pasaba mis días trabajando, pero mi mente a menudo volvía a Reda.
¿Qué significaba todo esto?
¿Estaba comenzando a sentir algo más profundo por él?

No quería admitirlo, ni siquiera a mí misma, pero era innegable que algo había cambiado
Nose si mis sentimientos están comenzando a crecer o solo es por haber estado dos meses conviviendo bajo el mismo techo, al fin y al cabo cuando pasas la mayoría del tiempo con una persona tu forma de verla se vuelbe diferente.

A medida que nos acercábamos al final de nuestro acuerdo, la tensión comenzó a aumentar.
No hablábamos del futuro, ambos evitando el tema como si temieran las respuestas que encontraríamos. Pero sabíamos que eventualmente tendríamos que enfrentarlo, aún que ninguno sabía que decir.

Cuando ya quedaban 2 semanas, mientras trabajaba en mi proyecto, Reda entró en la habitación. Su expresión era seria, y supe que algo estaba a punto de cambiar.

-Nayla, necesitamos hablar -dijo, sentándose frente a mí.

Sentí un nudo en el estómago, pero asentí, lista para lo que fuera que tenía que decir.