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Ecuación de Dirac

Parte 1: Pacto

VI

Estamos jodidos

30 de julio de 2019, Japón

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30 de julio de 2019, Japón.

Todoroki lo besó dulce y exigente, al ritmo de la música, el calor de su cuerpo le hacía pensar que no tenía un Don de hielo; el movimiento de sus labios sobre los propios le daba cosquillas en el alma, en la lengua y en el vientre; el roce de sus manos, recorriéndole el torso, la espalda, el pecho, le nublaba los pensamientos.

—Shoto —lo nombró en un susurro enronquecido, el otro hizo caso omiso, Bakugou debió insistir—. Shoto, espera un momento.

Como respuesta, Shoto le reclamó en un quejido áfono. Y, obstinado, continuó el ajetreo que los hacía vibrar. Bakugou apretó los dedos que aferraban la camisa blanca de su compañero y tironeó un poco. No tenía intención de soltarlo, pero necesitaba un respiro. O terminarían haciendo algo obsceno en un sitio público donde la higiene era dudosa.

Todoroki, blanco y rojo, dio un paso atrás y lo miró con las cejas sugiriendo un lamento. Le acunó el rostro, frío y calor. Bakugou cerró los ojos e inspiró profundo, el contacto le hacía desear más.

—¿No quieres hacerlo?

Aún con los ojos cerrados, al chico de las explosiones se le subieron todos los colores al rostro. Por supuesto que quería hacerlo y si se lo preguntaba le darían más ganas. ¿Por qué era tan educado? Mierda. Bakugou gruñó. Le jaló la corbata y lo besó, profundo y fugaz al mismo tiempo. Después lo alejó.

—Cualquiera puede entrar aquí y arruinar todo. —La sonrisa descarada y traviesa que Shoto le dedicó le removió el cuerpo entero—. Carajo. Eres un pervertido.

Desvió la mirada, Todoroki se rio despacio. Con el rabillo del ojo lo observó tantear el terreno, reflexionar si podía seguir insistiendo. Bakugou se tentó en decirle que siempre quería ser tocado por él, luego se regañó internamente y no dijo nada.

—¿Es raro que lo hagamos en Japón?

Bakugou puso los ojos en blanco un momento, hábito que adquirió en el extranjero, haciendo que Shoto se mordiera el labio inferior.

—No es como si no lo hubiéramos hecho antes en este país.

—Quiero decir, con mi familia aquí, ¿es raro? Antes fue en el mismo edificio donde estaban nuestros amigos y en tu casa, donde estaba tu familia.

Era un claro reclamo. Bakugou lo supo en cuanto vio la ceja derecha alzada en un arco. Le exponía en silencio: "antes no importaba, pero ahora sí. Déjate de cobardías, ya estamos aquí".

—Dicho así suena asqueroso. No nombres a otras personas cuando vamos a tener sexo, estúpido, y deja tus daddy issues lejos de mí. Además, lo habíamos hecho en habitaciones, en privado. Es diferente —señaló sus alrededores—. Esto es un baño, Shoto, ¡un baño! Ni siquiera sabemos cuántas personas de esta estúpida fiesta vinieron a quebrar y dejar sus necesidades aquí.

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