Ecuación de Dirac

Parte 3: Enfrentar

VII

El problema

15 de junio de 2025, Japón

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15 de junio de 2025, Japón.

Cuando Todoroki Shoto abrió los ojos se encontró con la espalda de Bakugou Katsuki, su camiseta negra sin mangas pegada al cuerpo, inclinado a su lado en el sillón. Le costó un poco ubicarse en espacio y en tiempo. Todo se acomodó en su mente cuando lo vio incorporarse con una niña en brazos. Le echó un vistazo antes de alejarse hacia otra habitación y rodó los ojos con molestia cuando sus miradas se cruzaron. Shoto se removió en el sillón, tenía las piernas entumecidas. Unos sonidos guturales le recordaron que Kibou dormía en su regazo. Lo levantó despacio y aunque tuvo mucho cuidado, lo despertó. Le habló como si fuera humano, le pidió disculpas y lo dejó seguir durmiendo en el sillón.

Se puso de pie. Estaba en el departamento de Kirishima y Mina, con Bakugou y su hija. Y se había quedado dormido viendo la televisión. Lo último que recordaba era unos perritos que cantaban. Se pasó las manos por la cara y encontró una lagaña en su ojo izquierdo. Estaba quitándosela cuando Bakugou regresó a la sala.

Le echó otra mirada y se fue a la cocina, rodando los ojos. Shoto no pudo más que exhalar con exasperación. ¿Qué se suponía que iba a hacer ahora? Si Bakugou quería decirle algo ¡qué lo hiciera de una vez!

Ese pensamiento le dio una bofetada en la hipocresía. Él también tenía mucho que decir y no estaba diciendo nada. Después de todo, ambos compartían la misma torpe, ridícula y solitaria neurona.

Seguramente ese fue el motor que movió su cuerpo hasta la cocina. Oyó a Bakugou resoplar. Se preguntó qué clase de batalla interna estaba teniendo y si era la misma que estaba teniendo él. ¿Cómo iniciar esta conversación? ¿Debería exigirle las respuestas desde el principio? ¿Debería solo insultarlo y salir de allí para nunca más volver a verlo? ¿Cómo podía hacer para que todo dejara de doler?

—Esto es absurdo. —Como siempre entre ellos, Bakugou tomó la iniciativa. Dejó el trapo que estaba usando para limpiar la cocina sobre la mesada, con el puño cerrado, como un golpe contenido. Se giró para verlo de frente—. Somos adultos. Cada uno puede hacer su vida por su lado, no tienes por qué explicarme nada, no tengo por qué explicarte nada. Somos héroes. Vamos a cruzarnos en el campo, en las misiones. Simplemente no me estorbes. Eso es todo. Haz lo tuyo por tu lado y no me molestes.

Shoto tragó grueso. ¿Tan opuestas eran sus ideas para resolver esto? Bakugou solo quería ignorarlo. ¿Era Shoto el único que quería arreglarlo?

—¿Y qué si tenemos que trabajar en equipo alguna vez?

—No. Me. Estorbes. Y listo. ¿Crees que no puedes evitar ser una molestia o qué te preocupa?

Eso fue cruel. Shoto apretó la quijada, la saliva parecía veneno cuando intentó tragar.

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