Una Noche de Primavera

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En el tranquilo pueblo de Konoha, el aire estaba impregnado con el suave aroma de los cerezos en flor. Sakura caminaba lentamente por las calles empedradas, disfrutando del espectáculo natural que marcaba la llegada de la primavera. Las luces de las linternas de papel iluminaban el camino, creando una atmósfera mágica que parecía sacada de un sueño.

Había sido un día largo en el hospital, y Sakura se sentía agotada. Sin embargo, había algo en el aire de esa noche que le daba una sensación de paz y renovación. Mientras paseaba, se encontró frente al monumento a los héroes caídos, un lugar que siempre la llenaba de reflexión y gratitud.

Allí, parado en silencio, estaba Kakashi Hatake. Su silueta se recortaba contra el resplandor de la luna, y el parche de su ojo brillaba débilmente a la luz de las estrellas. Sakura sintió una punzada de curiosidad y decidió acercarse.

—Kakashi-sensei —llamó suavemente.

El hombre levantó la mirada y la recibió con una sonrisa oculta tras su máscara.

—Sakura —respondió—. ¿Qué te trae aquí a estas horas?

—Solo quería dar un paseo y relajarme un poco después de un día largo —dijo ella, tomando lugar a su lado—. ¿Y tú?

Kakashi guardó silencio por un momento antes de responder.

—A veces, me gusta venir aquí y recordar a los que ya no están. Es una forma de mantenerlos cerca.

Sakura asintió, entendiendo perfectamente el sentimiento. Se quedaron en silencio, compartiendo una momentánea conexión en la quietud de la noche.

—¿Recuerdas cuando solíamos entrenar aquí? —preguntó ella con una sonrisa nostálgica.

—Sí, aquellos días eran... complicados, pero gratificantes —dijo Kakashi, dejando escapar una risa suave—. Tú siempre fuiste la más determinada del equipo.

Sakura rió ligeramente, agradecida por el halago.

—Gracias, sensei. Significa mucho para mí.

Kakashi la miró, sus ojos reflejaban una mezcla de admiración y algo más, algo que nunca había mostrado abiertamente. Sakura se dio cuenta de que, a lo largo de los años, sus sentimientos hacia Kakashi habían cambiado. Lo respetaba profundamente, pero también había una calidez, una cercanía que no podía ignorar.

—Sakura —dijo Kakashi, rompiendo el silencio—. Hay algo que siempre he querido decirte.

Ella lo miró expectante, su corazón acelerándose ligeramente.

—Estoy muy orgulloso de en lo que te has convertido. Eres una ninja excepcional y una persona aún mejor. Y... también, siento que...

Antes de que pudiera terminar, Sakura dio un paso adelante y, con valentía, levantó una mano para tocar la máscara de Kakashi. Él no se movió, permitiéndole acercarse más.

—Kakashi —dijo suavemente—. Yo también tengo algo que decirte.

Con cuidado, deslizó la máscara hacia abajo, revelando su rostro. Se quedó mirando sus ojos por un momento antes de cerrar la distancia y besarlo suavemente. Fue un beso tierno, lleno de años de sentimientos no expresados y de una conexión profunda que había crecido entre ellos.

Cuando se separaron, ambos respiraban con dificultad, pero había una sonrisa en sus rostros.

—Sakura —murmuró Kakashi—. Esto... es inesperado.

—A veces, lo inesperado es lo mejor —respondió ella con una sonrisa traviesa.

Esa noche, bajo los cerezos en flor, Kakashi y Sakura encontraron algo nuevo y hermoso entre ellos. Un amor que había crecido silenciosamente a lo largo de los años, floreciendo finalmente en la tranquila noche de primavera.

Kakasaku One Shots IADonde viven las historias. Descúbrelo ahora