La Noche más Oscura

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La luna llena brillaba tenuemente sobre la aldea de Konoha, su luz plateada bañando el dormitorio de Sakura y Kakashi. Sakura se removió en la cama, despertada por un sonido suave pero constante. Abrió los ojos lentamente y notó que Kakashi no estaba a su lado.

Preocupada, se levantó y siguió el sonido hasta el baño. La puerta estaba entreabierta y una tenue luz se filtraba por la rendija. Sakura se asomó y lo vio: Kakashi estaba de pie frente al lavabo, lavándose las manos con una intensidad que la hizo temer por él. El agua corría sin cesar, mezclándose con el jabón en espuma que se deslizaba por sus manos.

—Kakashi... —murmuró ella, su voz temblando de preocupación.

Kakashi no se dio cuenta de su presencia al principio, perdido en un trance oscuro y doloroso. Continuó frotándose las manos con una obsesión casi frenética, sus ojos fijos en el espejo, pero viendo algo muy diferente.

Sakura dio un paso adelante, tocando suavemente su brazo.

—Kakashi, por favor, detente.

Él dio un respingo, como si despertara de una pesadilla, y miró a Sakura con ojos llenos de angustia. Lentamente, dejó de frotarse las manos y cerró el grifo, pero el temblor en sus dedos no cesó.

—Lo siento, Sakura —dijo, su voz ronca y apenas audible.

Sakura tomó sus manos con suavidad, sintiendo el frío del agua y la dureza de la piel irritada.

—¿Qué está pasando, Kakashi? —preguntó, su tono suave y lleno de compasión—. ¿Por qué te lavas las manos así?

Kakashi bajó la mirada, como si el peso de su dolor fuera demasiado para soportar.

—Es... es algo que he hecho desde hace años —admitió con dificultad—. Desde que perdí a Obito, Rin y Minato. A veces me despierto en la noche y... siento que sus muertes están en mis manos. Que la sangre no se va, no importa cuánto me lave.

Sakura sintió una punzada de dolor en su corazón al escuchar esas palabras. Sabía que Kakashi había sufrido mucho, pero no imaginaba la magnitud del trauma que cargaba.

—Kakashi, no tienes que cargar con esa culpa solo —dijo, susurrando con ternura—. No fue tu culpa. Hiciste todo lo que pudiste.

Kakashi la miró, sus ojos llenos de una vulnerabilidad que rara vez mostraba.

—A veces, sé que tienes razón. Pero en las noches, cuando estoy solo con mis pensamientos... no puedo evitarlo. Siento que les fallé.

Sakura lo abrazó con fuerza, sintiendo su dolor como si fuera el suyo propio.

—No estás solo, Kakashi. Estoy aquí contigo. Siempre estaré aquí para ti.

Kakashi apoyó la cabeza en su hombro, dejando que las lágrimas que había contenido durante tanto tiempo fluyeran libremente. Sakura acarició su cabello plateado, susurrando palabras de consuelo y amor.

—Gracias, Sakura —murmuró él, con la voz quebrada—. No sé qué haría sin ti.

—No tienes que saberlo —respondió ella suavemente—. Porque siempre estaremos juntos. Vamos, volvamos a la cama. Mañana será un nuevo día.

Kakashi asintió, dejándose guiar por Sakura de regreso a su habitación. Se acostaron juntos, abrazados, sintiendo la calidez y la seguridad del otro. Aunque el dolor y los recuerdos nunca desaparecerían por completo, en ese momento, sabían que mientras estuvieran juntos, podían enfrentar cualquier cosa.

La noche más oscura había comenzado a desvanecerse, dando paso a la promesa de un nuevo amanecer.

Kakasaku One Shots IADonde viven las historias. Descúbrelo ahora