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Recuerdos y Promesas

El sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, tiñendo el cielo de Konoha con tonos anaranjados y rosados. Sakura Haruno, después de una larga jornada en el hospital, decidió dar un paseo por el pueblo para despejar su mente. Sus pasos la llevaron, casi sin darse cuenta, hacia el memorial de los caídos, un lugar que siempre había sentido como un sitio de respeto y reflexión.

Al llegar, vio una figura familiar de pie frente a la gran piedra, su postura relajada pero solemne. Era Kakashi Hatake, su antiguo sensei. La sorpresa inicial se transformó en una suave sonrisa mientras se acercaba.

—Kakashi-sensei —llamó en voz baja, para no romper la quietud del momento.

Kakashi se giró ligeramente, su ojo visible mostrando una mezcla de sorpresa y bienvenida.

—Sakura —dijo con una sonrisa tenue—. No esperaba verte aquí.

—Yo tampoco —admitió ella—. Solo... necesitaba un momento para pensar.

Kakashi asintió, volviendo su mirada hacia el memorial. Sakura se paró a su lado en silencio, respetando su momento de contemplación. Finalmente, fue Kakashi quien rompió el silencio.

—Vengo aquí a menudo para recordar —dijo suavemente—. Para honrar a aquellos que he perdido.

Sakura observó las innumerables inscripciones en la piedra, nombres de shinobis caídos en servicio. Su corazón se apretó al pensar en las pérdidas que ambos habían sufrido.

—Es importante recordar —respondió—. Nos hace apreciar más lo que tenemos ahora.

Kakashi asintió, pero Sakura notó la sombra de tristeza en sus ojos.

—¿Quieres hablar de ellos? —preguntó ella con suavidad, sin querer presionar pero ofreciendo su apoyo.

Kakashi tomó una respiración profunda antes de hablar.

—Aquí están los nombres de mis antiguos compañeros de equipo, Rin y Obito. Y muchos otros amigos... camaradas que dieron su vida por la aldea.

Sakura sintió un nudo en su garganta. Sabía que estas pérdidas pesaban mucho en el corazón de Kakashi, aunque rara vez hablaba de ellas.

—Lamento mucho lo que has pasado —dijo, colocando una mano reconfortante en su brazo—. No puedo imaginar lo difícil que debe ser.

Kakashi la miró, su expresión suavizándose al ver la sinceridad en sus ojos.

—Gracias, Sakura —dijo con voz queda—. A veces es difícil no sentirse abrumado por el pasado. Pero también me recuerda por qué seguimos luchando.

Sakura asintió, sus ojos brillando con determinación.

—Seguimos luchando por ellos, y por todos los que aún están aquí. Por nuestros amigos, nuestra aldea... y por nosotros mismos.

Kakashi sonrió, una chispa de calidez en su mirada.

—Tienes razón, como siempre.

Hubo un momento de silencio compartido, donde ambos simplemente se quedaron allí, sintiendo la presencia del otro. Luego, Kakashi se volvió hacia Sakura con una expresión más seria.

—Sakura, hay algo que quiero decirte.

Sakura sintió un leve nudo en el estómago, pero asintió, animándole a continuar.

—Tú eres una de las personas que me recuerdan por qué vale la pena seguir adelante —dijo, su voz firme pero suave—. Tu fuerza, tu compasión... todo lo que haces por los demás. Me das esperanza.

Sakura sintió que sus mejillas se sonrojaban ligeramente, pero no apartó la mirada.

—Kakashi-sensei... tú también me das esperanza. Has sido una inspiración para mí, y no solo como ninja. Tu fuerza y tu capacidad para seguir adelante, a pesar de todo, es algo que admiro profundamente.

Kakashi sonrió, y en ese momento, todo parecía encajar. Lentamente, se inclinó hacia ella, y Sakura hizo lo mismo, cerrando los ojos mientras sus labios se encontraban en un beso suave y lleno de promesas.

Cuando se separaron, ambos sabían que algo había cambiado, algo había florecido entre ellos que ya no podía ser ignorado.

—Prometo que siempre estaré aquí para ti, Kakashi —dijo Sakura, con una determinación firme en su voz.

—Y yo para ti, Sakura —respondió él, su voz llena de sinceridad.

Ambos se quedaron allí, juntos, con la promesa de un futuro compartido, honrando el pasado y abrazando el presente, bajo la sombra de los nombres de aquellos que siempre serían recordados.