Cuidado en la Tormenta

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La lluvia golpeaba suavemente contra las ventanas de la casa, creando un ritmo constante que resonaba en el silencio de la habitación. Sakura se movía con cuidado, tratando de no hacer ruido mientras se acercaba a la cama donde Kakashi yacía, envuelto en mantas.

—Kakashi, necesitas descansar —dijo en un susurro, colocando una mano en su frente para comprobar su temperatura.

Kakashi abrió un ojo, mirándola con una mezcla de irritación y resignación.

—Tengo que ir a la oficina, Sakura. Hay cosas que necesitan mi atención —murmuró, su voz ronca por el resfriado.

Sakura negó con la cabeza, una sonrisa tierna en sus labios mientras ajustaba las mantas alrededor de él.

—Eres el Hokage, claro, pero también eres humano. Y los humanos necesitan descansar cuando están enfermos. No voy a dejar que te levantes de esa cama hasta que te sientas mejor.

Kakashi suspiró, sabiendo que discutir con ella sería inútil. Además, en el fondo, apreciaba el cuidado que Sakura le brindaba. Desde que habían comenzado su relación, se había acostumbrado a su naturaleza protectora y a la forma en que siempre velaba por él.

—Te preocupas demasiado, Sakura —dijo, aunque sus palabras carecían de cualquier verdadero reproche.

Sakura sonrió y se inclinó para darle un suave beso en la frente.

—Y tú trabajas demasiado. Así que ahora, relájate y déjame cuidarte.

Ella se levantó y se dirigió a la cocina, donde preparó una taza de té caliente con miel y jengibre, algo que sabía ayudaría a aliviar la garganta irritada de Kakashi. Al regresar a la habitación, le ofreció la taza con una sonrisa.

—Bebe esto. Te hará sentir mejor.

Kakashi aceptó la taza, observándola con gratitud en sus ojos. Era raro para él ser el que recibía cuidados, siempre había estado acostumbrado a ser el protector, el que velaba por los demás. Pero con Sakura, se permitía ser vulnerable, se permitía ser cuidado.

—Gracias, Sakura —dijo suavemente, tomando un sorbo del té caliente.

Sakura se sentó a su lado, acariciando su cabello plateado con ternura.

—No tienes que agradecerme, Kakashi. Estoy aquí para ti, siempre.

La tarde pasó en un remanso de tranquilidad, con Kakashi descansando y Sakura a su lado, asegurándose de que estuviera cómodo y atendido. Mientras la lluvia continuaba su melodía en el exterior, en el interior de la casa, había una paz que ambos apreciaban.

—¿Sabes? —dijo Kakashi, medio adormilado—. Nunca pensé que sería tan agradable que alguien me cuidara así.

Sakura sonrió, sus ojos brillando con cariño.

—Me alegra poder hacerlo. Ahora cierra los ojos y descansa. Mañana será un nuevo día y podrás volver a ser el Hokage que todos admiramos. Pero por ahora, solo sé Kakashi, el hombre al que amo.

Kakashi sonrió débilmente, sus párpados pesados mientras se rendía al sueño. Y en ese momento, mientras se dejaba llevar por el cansancio, supo que estar con Sakura era lo mejor que le había pasado.

Ella se quedó a su lado, velando por él, sintiéndose agradecida de poder cuidar a alguien tan especial. Porque en esos momentos de vulnerabilidad, su amor se fortalecía aún más, recordándoles a ambos que, a pesar de las responsabilidades y las batallas, siempre se tendrían el uno al otro.

Kakasaku One Shots IADonde viven las historias. Descúbrelo ahora