Kakasaku One Shots IA

Bajo la Luna de Konoha

La luz de la luna se filtraba a través de las hojas de los árboles, proyectando sombras danzantes sobre el suelo del bosque. Konoha estaba tranquila esa noche, con solo el suave susurro del viento interrumpiendo el silencio. Sakura caminaba por el sendero que la llevaba hacia su lugar favorito para relajarse después de un día agotador en el hospital: una pequeña colina que ofrecía una vista panorámica de la aldea.

Al llegar a la cima, se sorprendió al ver a Kakashi ya allí, sentado en el suelo con su habitual postura relajada, su rostro parcialmente cubierto por su máscara. Él levantó la vista de su libro y le dedicó una mirada curiosa.

—Sakura, qué sorpresa verte aquí —dijo con su tono calmado.

—Kakashi-sensei, no esperaba encontrar a nadie aquí a estas horas —respondió ella, sentándose a su lado—. Necesitaba despejar mi mente.

—Es un buen lugar para eso —comentó él, volviendo la mirada hacia la aldea iluminada por la luna.

Se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la paz y la tranquilidad. Sakura notó cómo la presencia de Kakashi siempre la hacía sentir más segura y relajada. Habían pasado por tantas cosas juntos, y su relación había evolucionado de maestro y alumna a algo más profundo y complejo.

—¿En qué piensas, sensei? —preguntó finalmente, rompiendo el silencio.

Kakashi cerró su libro y lo dejó a un lado, girándose ligeramente hacia ella.

—Estaba pensando en cuánto has crecido, Sakura. Eres una de las kunoichis más fuertes y dedicadas que he conocido.

Sakura sintió cómo se le ruborizaban las mejillas ante el cumplido.

—Gracias, Kakashi-sensei. Tú siempre has sido una gran inspiración para mí.

Él sonrió detrás de su máscara, aunque ella pudo verlo en sus ojos. Hubo una pausa, cargada de algo no dicho, algo que ambos sentían pero que nunca habían expresado en voz alta.

—Sakura, hay algo que he querido decirte desde hace tiempo —comenzó Kakashi, su voz bajando a un susurro—. No es fácil para mí, pero creo que es importante.

Ella lo miró con expectación, su corazón latiendo más rápido.

—¿Qué es, Kakashi-sensei?

Él extendió una mano, dudando por un momento antes de quitarse la máscara lentamente, revelando su rostro completo. Los ojos de Sakura se agrandaron ligeramente, sorprendida por la intimidad del gesto.

—Quiero que sepas que siempre he admirado tu fuerza y tu valentía. Y con el tiempo, esos sentimientos se han convertido en algo más profundo.

Sakura sintió un nudo en la garganta, y sin pensarlo dos veces, se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra los de él en un beso suave y lleno de significado. Kakashi correspondió, sintiendo cómo todas las barreras que había puesto a su alrededor se desmoronaban.

Cuando se separaron, ambos respiraban con dificultad, pero había una nueva comprensión entre ellos, una conexión que siempre había estado ahí, esperando ser descubierta.

—Yo también siento lo mismo, Kakashi —dijo Sakura, con una sonrisa que iluminaba su rostro—. Y estoy feliz de que finalmente lo hayamos dicho en voz alta.

Bajo la luna de Konoha, Kakashi y Sakura encontraron un nuevo comienzo, una promesa de lo que vendría. Y mientras se quedaban allí, disfrutando de la tranquila noche y de la compañía mutua, supieron que habían encontrado algo verdaderamente especial.