Capitulo 8: cosas lindas!

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El sol de la tarde proyectaba una luz dorada sobre la azotea de la escuela, creando una atmósfera cálida y serena. La brisa suave acariciaba los rostros de los pocos estudiantes que habían encontrado refugio allí durante el descanso. Entre ellos, T/N y Rei se destacaban, compartiendo un momento de tranquilidad que parecía suspendido en el tiempo.

Rei estaba acostada en las piernas de T/N, su rostro sereno reflejando una paz que solo encontraba en su compañía. Habían llegado a la azotea para escapar del bullicio de la escuela, buscando un lugar donde pudieran estar solos, lejos de las miradas curiosas de sus compañeros y los rumores que siempre circulaban. Aunque no eran oficialmente pareja, su conexión era innegable, y cada gesto, cada palabra que compartían, hablaba de un vínculo mucho más profundo.

T/N miraba a Rei con una mezcla de ternura y admiración. Había algo casi mágico en la forma en que ella se sentía tan cómoda con él, en cómo sus ojos se cerraban lentamente mientras se dejaba llevar por la paz de su presencia. Sus dedos acariciaban suavemente el cabello de Rei, disfrutando de la suavidad y la calidez de cada mechón.

—¿Sabes, Rei? —dijo T/N en un susurro, rompiendo el silencio—. Siempre he pensado que el mundo se siente un poco más brillante cuando estás cerca.

Rei, medio dormida, sonrió débilmente, abriendo un ojo para mirarlo con un brillo de afecto.

—T/N... siempre dices cosas tan lindas —murmuró, su voz suave y adormilada.

—No es solo que quiera decir cosas lindas —respondió T/N, su tono serio pero lleno de calidez—. Es que es verdad. Desde que volviste a mi vida, todo parece más... completo.

Rei se acurrucó más en su regazo, sintiendo el confort de sus palabras como una manta cálida. Había algo en la forma en que T/N la miraba y la hablaba que hacía que se sintiera especial, como si fuera la única persona en el mundo que importaba.

—A veces pienso que... no sé qué haría sin ti —confesó Rei, sus ojos cerrándose de nuevo mientras se dejaba llevar por la comodidad de estar cerca de él—. Siempre has sido alguien muy importante para mí.

Las palabras de Rei resonaron en el corazón de T/N, llenándolo de una emoción que apenas podía contener. Sabía que esos momentos con ella eran más que especiales; eran esenciales para su felicidad.

—Yo siento lo mismo, Rei. —Susurró T/N, inclinándose un poco más para estar cerca de ella—. Cuando te perdí, sentí que una parte de mí se había ido. Pero ahora que estás aquí, todo tiene sentido de nuevo.

Rei abrió los ojos lentamente, mirando a T/N con una profundidad que dejaba al descubierto sus verdaderos sentimientos. Había algo en esos momentos de sinceridad que hacía que todo lo demás pareciera irrelevante.

—A veces me pregunto... —dijo Rei, su voz apenas un susurro—. ¿Qué pasaría si... fuéramos más que amigos?

La pregunta quedó flotando en el aire, cargada de promesas y posibilidades. T/N se detuvo por un momento, sus pensamientos llenos de las mismas dudas y esperanzas.

—Creo que sería... increíble —respondió finalmente, su voz temblando ligeramente por la emoción—. Pero también creo que no importa cómo nos llamemos, lo importante es que estamos juntos, ¿no?

Rei asintió lentamente, su corazón acelerándose ante la cercanía de T/N y el peso de sus palabras. Había algo en la simplicidad de esa afirmación que resonaba profundamente con ella. No importaban las etiquetas, lo que importaba era el sentimiento, la conexión que compartían.

—Sí, tienes razón —dijo Rei suavemente—. Lo que importa es que estamos aquí, juntos.

Los dos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la paz que compartían. La brisa jugueteaba con el cabello de Rei, y T/N continuó acariciándolo suavemente, como si quisiera capturar cada segundo de ese momento.

—Recuerdo cuando éramos niños —dijo T/N finalmente, rompiendo el silencio—. Solíamos hablar de todo tipo de cosas, sueños, deseos... ¿Te acuerdas de eso?

Rei sonrió, asintiendo con la cabeza.

—Sí, lo recuerdo. Solíamos soñar con aventuras y mundos lejanos.

—Y ahora, aquí estamos, viviendo una especie de aventura propia —continuó T/N, riendo suavemente—. Aunque nunca pensé que nuestra mayor aventura sería simplemente estar juntos, como ahora.

Rei se rió suavemente, el sonido de su risa llenando el aire con una dulzura que T/N atesoraba.

—A veces las aventuras más grandes son las que no planeamos —dijo ella—. Como encontrarnos de nuevo después de tanto tiempo.

T/N asintió, reconociendo la verdad en sus palabras. La vida tenía una forma de sorprenderte, de llevarte por caminos inesperados. Pero en esos momentos de incertidumbre, siempre había algo que te guiaba de regreso a donde pertenecías.

—Estoy agradecido por cada momento que pasamos juntos —dijo T/N, su voz llena de sinceridad—. No importa lo que el futuro nos depare, sé que mientras estemos juntos, todo estará bien.

Rei miró a T/N con una mezcla de afecto y gratitud. Había algo en la forma en que él hablaba, en la calidez de su voz y la sinceridad de sus palabras, que hacía que todo en el mundo se sintiera un poco más seguro, un poco más brillante.

—Yo también, T/N. —susurró ella, sus ojos llenos de emoción—. Estoy muy feliz de que estés aquí conmigo.

El silencio se asentó de nuevo entre ellos, pero esta vez estaba lleno de una quietud cómoda, una paz que solo se encuentra en la compañía de alguien a quien realmente amas.

El sol continuaba su descenso, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa, mientras las sombras se alargaban sobre la azotea. T/N y Rei permanecían allí, inmersos en su pequeño mundo, donde el tiempo parecía detenerse y todo lo demás se desvanecía.

Rei cerró los ojos, dejándose llevar por el confort de estar en los brazos de T/N. Sus corazones latían al unísono, una melodía silenciosa que solo ellos podían escuchar. Había algo en esos momentos de quietud, de conexión profunda, que hacía que todo valiera la pena.

Mientras la tarde se convertía en noche, T/N miró hacia el cielo, observando cómo las primeras estrellas comenzaban a aparecer. Se inclinó hacia Rei, susurrando suavemente en su oído.

—¿Sabes una cosa, Rei? Creo que mientras estemos juntos, podemos hacer frente a cualquier cosa. No importa lo que el futuro nos depare, siempre tendremos esto, siempre tendremos estos momentos.

Rei abrió los ojos, mirándolo con una suavidad que solo T/N conocía. Asintió lentamente, sus labios curvándose en una sonrisa tranquila.

—Tienes razón, T/N. Siempre tendremos esto. Y eso es todo lo que necesito.

Y con esas palabras, Rei cerró los ojos de nuevo, dejando que la paz de su amor compartido la envolviera. Mientras tanto, T/N continuaba acariciando su cabello, sintiendo una calma profunda y reconfortante. Porque en ese momento, en esa azotea bajo el cielo estrellado, nada más importaba. Solo ellos, juntos, compartiendo un amor que, aunque no estuviera definido por palabras, era tan real y profundo como el universo que los rodeaba.

Y así, en la quietud de la noche, T/N y Rei encontraron su propio pequeño paraíso, un refugio donde siempre podían estar juntos, donde siempre podían ser ellos mismos, sin importar lo que el mundo exterior les arrojara.

Eres un ángel?...[T/N x Rei Ayanami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora