El escándalo del video se había desvanecido lentamente, dejando tras de sí un rastro de susurros y miradas curiosas, pero la vida en la preparatoria continuaba. El profesor había sido severo con quienes habían sido responsables de grabar y difundir el video, imponiendo sanciones ejemplares para disuadir cualquier comportamiento similar en el futuro. Gendo había hecho todo lo posible por proteger a Rei y T/N, asegurándose de que el incidente no los persiguiera más allá de la escuela. Aun así, la huella de ese día seguía presente en ambos.
T/N, a pesar de todo, parecía haber encontrado una forma de sobrellevar la situación. Las primeras semanas después del incidente habían sido difíciles; se había refugiado en sí mismo, luchando por encontrar su equilibrio. Pero con el apoyo inquebrantable de Rei y la firme protección de Gendo, había comenzado a sentirse más seguro y menos abrumado por la vergüenza.
En clase, sin embargo, T/N había desarrollado un hábito peculiar. Durante gran parte del tiempo, se lo podía ver con la mirada perdida en algún punto indefinido del aula, o directamente dormido en su escritorio. Los profesores intentaban llamar su atención, pero él solo sonreía de manera cansada y echaba la culpa a Rei o a Shinji, creando situaciones que a veces eran más cómicas que problemáticas.
Una mañana de lunes, el aula estaba sumida en el habitual murmullo previo a la clase. T/N, como de costumbre, tenía la cabeza apoyada en su brazo sobre el escritorio, los ojos medio cerrados mientras observaba distraídamente la pizarra. Rei estaba sentada a su lado, con sus libros perfectamente ordenados y lista para la clase. Desde el incidente, T/N había encontrado en ella un refugio y un consuelo constante. Dondequiera que él estuviera, Rei no estaba lejos.
El profesor entró, su expresión ya mostrando una mezcla de resignación y determinación. Sabía que tenía que enfrentar a T/N una vez más.
—T/N, —llamó con voz firme—, ¿puedes prestarme atención por favor?
T/N levantó la cabeza lentamente, parpadeando como si acabara de despertar de un sueño profundo. Miró al profesor con una sonrisa perezosa y luego se volvió hacia Rei.
—Es culpa de Rei, profesor. —dijo con tono desenfadado—. No me deja dormir por la noche.
Rei enrojeció ligeramente, lanzándole a T/N una mirada de advertencia mientras la clase se reía suavemente.
—T/N, no puedes seguir culpando a Rei por tu falta de atención. —el profesor intentó mantener la seriedad, pero había una chispa de diversión en sus ojos—. Necesitas estar más comprometido con tus estudios.
T/N asintió solemnemente, aunque era evidente que sus pensamientos estaban en otro lugar. Durante el resto de la clase, hizo un esfuerzo por mantenerse despierto, pero su mente volvía a vagar hacia otros pensamientos, como si buscara un refugio en sus propias fantasías.
En los descansos entre clases, T/N y Rei a menudo se encontraban en la azotea de la escuela. Había algo reconfortante en ese lugar, algo que les recordaba que, a pesar de todo, podían encontrar paz en los momentos simples. Allí, bajo el cielo abierto, se sentaban juntos, a menudo en silencio, disfrutando de la compañía del otro.
Ese día no fue diferente. Durante el recreo, T/N y Rei subieron a la azotea. T/N se recostó contra la pared, cerrando los ojos mientras Rei se sentaba a su lado, su rostro iluminado por una suave sonrisa.
—¿Estás bien? —preguntó Rei, mirándolo con preocupación.
T/N abrió los ojos y la miró, su expresión relajada.
—Sí, estoy bien. —respondió—. Solo... es agradable estar aquí contigo.
Rei sonrió, sintiendo un calor familiar en su pecho. Estar con T/N había sido su ancla en los momentos más difíciles, y ver que él comenzaba a recuperar su tranquilidad era un alivio inmenso.
—Me alegra escucharlo. —dijo suavemente—. Siempre estaré aquí para ti, lo sabes, ¿verdad?
T/N asintió y, sin decir nada más, se acercó a ella, apoyando su cabeza en su regazo. Rei, acostumbrada a este gesto, comenzó a pasar sus dedos suavemente por el cabello de T/N, creando un momento de paz que ambos necesitaban desesperadamente.
La rutina de abrazos y momentos compartidos se había convertido en una constante en la vida diaria de T/N y Rei. En la cafetería, durante el almuerzo, T/N solía sentarse lo más cerca posible de Rei, su mano entrelazada con la de ella bajo la mesa. A veces, Rei lo encontraba observándola con una mirada suave y perdida, y otras veces, T/N simplemente se inclinaba sobre su hombro, cerrando los ojos mientras disfrutaba de su presencia.
Los compañeros de clase se habían acostumbrado a esta nueva dinámica entre T/N y Rei. Lo que antes podría haber sido motivo de burla o de rumores maliciosos, ahora era aceptado con una especie de respeto silencioso. La forma en que T/N encontraba consuelo en Rei y cómo ella lo cuidaba sin reservas había desarmado a muchos de los más críticos.
Shinji, por su parte, a menudo se unía a ellos, siendo una presencia tranquila y solidaria. A veces, intentaba animar a T/N con bromas suaves o historias divertidas, y aunque T/N respondía con una sonrisa perezosa, Rei sabía que esos pequeños momentos eran importantes para él.
En la clase de gimnasia, la rutina era casi la misma. T/N participaba en las actividades con un entusiasmo moderado, pero a menudo se encontraba buscando la mirada de Rei en las gradas. Cuando no estaba en el campo, se sentaba a su lado, sus hombros tocándose, mientras ella lo animaba con una sonrisa cálida.
En uno de esos días, mientras observaban a los demás estudiantes jugar al fútbol, T/N se recostó nuevamente en el regazo de Rei, cerrando los ojos.
—Deberías estar jugando, no durmiendo. —dijo Rei con una risa suave, aunque no hizo ningún intento por moverlo.
—Prefiero estar aquí. —respondió T/N con voz adormilada—. Contigo.
Rei sonrió y continuó acariciando su cabello, aceptando su respuesta sin más preguntas. A su alrededor, los sonidos de la clase de gimnasia se desvanecían, dejándolos en un mundo propio.
A medida que pasaban las semanas, T/N comenzó a encontrar una nueva normalidad. Aunque el recuerdo del video y la vergüenza inicial aún estaban presentes, ya no tenían el mismo peso sobre él. El apoyo constante de Rei y la aceptación silenciosa de sus compañeros de clase habían creado un espacio seguro en el que podía sanar y encontrar su equilibrio.
Rei, por su parte, se había convertido en su refugio y su fortaleza. Cada abrazo, cada palabra de consuelo, y cada momento de paz compartida había ayudado a reconstruir su confianza y a recordarle que no estaba solo.
Y aunque el camino por delante aún podía ser incierto y lleno de desafíos, T/N sabía que, con Rei a su lado, podía enfrentar cualquier cosa. Juntos, habían encontrado una forma de superar la adversidad y de construir una conexión que era más fuerte que cualquier obstáculo.
En la quietud de la azotea, con el sol brillando suavemente sobre ellos y el murmullo distante de la escuela, T/N se permitió soñar con un futuro en el que, sin importar los desafíos, siempre tendrían el uno al otro para apoyarse.
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Eres un ángel?...[T/N x Rei Ayanami]
RomanceEs un diferente universo, simplemente digo eso