The only reason

XXVIII. Heridas

Lo que comenzó como un sutil y meticuloso plan de manipulación y traición ahora se desplegaba ante los ojos de Hwan con una precisión calculada. Desde las sombras, había tejido una red de engaños y manipulaciones para asegurar que todas las pistas incriminatorias apuntaran hacia Jungkook, el único obstáculo significativo en su camino hacia SeokJin. Con cada movimiento estratégico, había sembrado semillas de duda y sospecha, manipulando eventos y circunstancias para enmarcar al conejo en un escenario diseñado meticulosamente.

La partida final de su plan se había puesto en marcha cuando Jisoo, la matriarca de la familia Kim, partió al hospital en Suiza donde Seon Ho estaba siendo tratado. Este era el momento decisivo para Hwan, el punto culminante de meses de maquinaciones y esfuerzos meticulosos. Sabía que con Jisoo ausente y las atenciones centradas en su esposo enfermo, tendría la oportunidad perfecta para llevar a cabo su movimiento final.

En un acto audaz y cruel, Hwan hizo que la policía arrestara a Jungkook en un lugar público y frente a testigos. Era una humillación cuidadosamente orquestada, diseñada no solo para eliminar a su rival, sino también para debilitar psicológicamente a SeokJin al destruir la imagen de Jungkook ante él y ante la sociedad.

—Jeon Jungkook, queda arrestado por malversación en la empresa—, junto a otro policía arrestaron al conejo.

La escena era caótica y tensa. La policía, siguiendo órdenes precisas de Hwan, se llevó a Jungkook mientras él permanecía impasible, observando con satisfacción el caos que había desatado. Los medios de comunicación, siempre ávidos de escándalos y dramas, capturaron cada momento de la humillación pública de Jungkook, amplificando aún más el efecto devastador de la estratagema de Hwan.

Para Hwan, este momento marcaba un punto de inflexión en su búsqueda de poder y posesión sobre SeokJin. Había demostrado su capacidad para manejar los hilos del destino, manipulando incluso a la justicia para lograr sus fines. En su mente calculadora y ambiciosa, este era solo el comienzo de una serie de movimientos diseñados para consolidar su posición como el único candidato adecuado para SeokJin, sin importar el costo humano o moral que implicara.

Mientras observaba el caos que había creado con una mezcla de triunfo y anticipación, Hwan sabía que la batalla por el corazón de SeokJin estaba lejos de terminar. Este era solo el primer acto en un drama más grande y peligroso, donde cada movimiento sería crucial para asegurar su dominio sobre el hombre que había deseado poseer desde hace tanto tiempo.

[…]

Lo que una vez había sido un día común en la vida de SeokJin, ahora se había transformado en un torbellino de emociones y decisiones que pondrían a prueba su fe y lealtad. La noticia del arresto de Jungkook resonaba en su mente como un eco ominoso, pero dentro de él, una certeza se aferraba con firmeza: la convicción de la inocencia de Jungkook.

Cuando Hwan intentó detenerlo, SeokJin no titubeó. Había decidido ir por Jungkook, sin importar las acusaciones o las sospechas que otros pudieran albergar. Mientras recogía sus pertenencias, su determinación era palpable, una mezcla de preocupación y resolución que marcaba cada paso que daba hacia la puerta.

—¡Jinnie! —exclamó Hwan una vez más, su tono una mezcla de urgencia y frustración.

—Iré por Jungkook —respondió SeokJin con calma, pero con una determinación que no admitía objeciones.

—Él es un criminal que te engañó, ¿no lo ves? —insistió Hwan, desesperado por hacerle entender lo que creía la verdad.

—Confío en Jungkook —declaró SeokJin, su voz resonando con seguridad—. Sé que no es capaz de hacer algo así.

La confianza de SeokJin en Jungkook desafiaba las acusaciones y las circunstancias. Era una fe inquebrantable, arraigada en la profunda conexión que había cultivado con el conejo a lo largo de su relación. Para SeokJin, la verdad estaba clara, incluso cuando el mundo parecía empeñado en desmoronarse a su alrededor.