XXXV. Sentir

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La mañana comenzó temprano en la granja, con los sonidos de las máquinas rompiendo el silencio del amanecer. SeokJin se despertó con un suspiro, sintiéndose fuera de lugar en un entorno tan rústico y sencillo.

Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, donde encontró a Jungkook cocinando.

—Te levantaste temprano —dijo Jungkook, sonriéndole mientras cortaba un pedazo de carne.

—Las máquinas me despertaron —respondió SeokJin con el ceño fruncido, todavía somnoliento—. ¿Ustedes comen carne?

—No, es para ti —dijo Jungkook, sonriendo con amabilidad.

SeokJin se sentó a la mesa, sintiendo una mezcla de curiosidad y desorientación. Al primer bocado, se sorprendió al descubrir que la carne estaba preparada justo como a él le gustaba.

—Voy al campo —anunció Jungkook, quitándose el mandil y preparándose para salir.

—¿Puedo ir? —preguntó SeokJin, pensando que tal vez estar en el campo podría ayudarle a recordar algo.

Jungkook asintió, y juntos emprendieron el camino hacia el huerto de lechugas. Mientras caminaban, SeokJin observaba a la gente trabajar. Había una atmósfera de camaradería y alegría entre ellos, a pesar del arduo trabajo.

De repente, dos omegas conejo corrieron hacia él, abrazándolo con entusiasmo.

—¡Seokjin! —gritaron con alegría.

En cuestión de segundos, todos dejaron de trabajar y se acercaron a saludarlo, sus caras radiantes de felicidad.

—¿Quiénes son? —preguntó SeokJin con el ceño fruncido, incómodo con los abrazos y la cercanía de tantos desconocidos.

—Somos Hyuna, Eun Bi, Eun Lee... —empezaron a nombrar a toda la familia Jeon, pero Jungkook los interrumpió.

—¡Oigan, SeokJin tuvo un accidente y perdió la memoria! —exclamó Jungkook, notando la creciente incomodidad de SeokJin.

—¡Dios, pobre chico! —dijo Hyuna, visiblemente triste.

—No recuerdo quiénes son —declaró SeokJin, dando un paso atrás para alejarse de ellos.

—Somos tu familia y como familia te daremos tu espacio —dijo Somin, acercándose para calmar la situación—. ¡Así que a trabajar! —ordenó a los demás.

SeokJin observó cómo todos volvían a sus tareas, el bullicio inicial desapareciendo tan rápido como había comenzado.

—Se levantan muy temprano —comentó SeokJin, tratando de entender la rutina de la granja.

—Y antes lo hacían más temprano —respondió Jungkook con una sonrisa.

—¿Por qué?

—Porque no tenían las máquinas y lo hacían todo manualmente. Pero gracias a que vendimos muchas lechugas, pudimos repararlas —dijo Jungkook con orgullo.

SeokJin miró a su alrededor, sintiéndose cada vez más incómodo con el barro y el trabajo físico.

—Volveré a la casa —anunció, queriendo escapar de la situación.

—De acuerdo —respondió Jungkook, entendiendo su incomodidad.

De regreso en la casa, SeokJin se sintió un poco más aliviado. Aún le resultaba difícil aceptar que alguna vez había disfrutado de ese entorno, pero sabía que tendría que adaptarse para recuperar sus recuerdos. La calidez y la amabilidad de la familia Jeon, aunque extrañas, le daban una sensación de pertenencia que no podía ignorar.

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