II. Primer Día en el Hotel

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SeokJin llegó al hotel central de la cadena familiar con un suspiro de alivio y una mezcla de ansiedad y determinación. A pesar de ser parte de la familia propietaria, había decidido empezar desde abajo para probar su valía. Con su tarjeta de empleado en la mano, se dirigió a la entrada de personal, decidido a mezclarse como uno más entre los trabajadores.

Al deslizar su tarjeta en el lector, el sistema emitió un pitido de error. Frunció el ceño, perplejo por el contratiempo.

—¿Qué pasa? —murmuró, intentándolo de nuevo sin éxito.

—Oh, tienes que darle vuelta —dijo una voz detrás de él. Al voltear, SeokJin se encontró con un adorable híbrido de conejo, que le sonreía mostrando sus dientes delanteros con un aire de inocencia.

—¿Qué? —preguntó SeokJin secamente, desconcertado por la intervención.

—La tarjeta, la estás deslizando mal. Mira —respondió el híbrido de conejo, tomando la tarjeta de SeokJin y pasándola correctamente por el escáner—. ¿Eres nuevo? —preguntó curioso.

—Sí —dijo SeokJin, tratando de sonar casual pero arrogante, mientras observaba al conejo pasar su propia tarjeta.

—Se nota —respondió el conejo con una risita, mientras su tarjeta era aceptada sin problemas—. ¡Suerte! —dijo, avanzando hacia el interior del hotel.

SeokJin se quedó un momento analizando la tarjeta antes de encogerse de hombros y seguir adelante hacia su lugar de trabajo. Al llegar a la sala de empleados, fue recibido por su supervisor, un híbrido de cabra con una actitud severa.

—¡Tarde! —le gritó el supervisor nada más al verlo.

—Son las ocho en punto —alegó SeokJin, mirando su Rolex de edición limitada.

—¿Qué haces con uno de esos? —preguntó el supervisor con un tono fastidiado, observando el costoso reloj.

—Lo compré la semana pasada. Perdí el mío y solo encontré este en la tienda —respondió SeokJin con indiferencia.

—Desde aquí puedo notar que es una imitación —se burló el supervisor, provocando risas nerviosas entre los demás empleados.

—Lo compré en la tienda oficial —se defendió SeokJin, frunciendo el ceño—. El de usted sí es falso —añadió, señalando el reloj evidentemente falso del supervisor.

—¡Maldito mocoso! —gritó el supervisor, golpeándolo en la cabeza con un rollo de hojas.

—¿Qué hace? Lo reportaré a recursos humanos... —comenzó a decir SeokJin, pero fue interrumpido cuando alguien tapó su boca.

—Lo siento, señor —dijo el híbrido de conejo, el mismo que lo había ayudado antes, inclinándose en una disculpa—. Es nuevo y no sabe lo que hace, ¡lo siento!

El supervisor, un híbrido de cabra, miró al conejo con desdén, pero finalmente bajó el rollo de hojas.

—Está bien, pero enséñale a comportarse —respondió el supervisor, alejándose.

El conejo retiró la mano de la boca de SeokJin y le dio una mirada preocupada.

—Tienes que ser más cuidadoso —le susurró—. Aquí, las cosas funcionan de manera diferente. Soy Jeon Jungkook, por cierto.

—Gracias, pero no necesito ayuda —dijo SeokJin, tratando de mantener su dignidad.

Jungkook solo sonrió suavemente y asintió.

—De todos modos, bienvenido. Si necesitas algo, estaré por aquí —dijo antes de alejarse.

SeokJin observó a Jungkook irse, sintiendo una mezcla de frustración y gratitud. Su primer día no estaba saliendo como había planeado, pero estaba decidido a no dejarse intimidar. Ajustó su uniforme, tomó aire y se dirigió a su estación de trabajo, preparado para enfrentar los desafíos que vinieran.

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