Desde el momento en que había comenzado a trabajar en la sede, SeokJin había notado la presencia constante de Jungkook, el híbrido de conejo. Al principio, lo encontraba un poco irritante; siempre estaba a su alrededor, incluso durante los descansos. Pero con el tiempo, esa irritación se transformó en algo más profundo y complicado: una atracción que no podía negar.
Durante un descanso, ambos salieron al parque cercano. Jungkook señalaba los juegos infantiles con entusiasmo, sus ojos brillando con una alegría contagiosa.
—Amaba esos juegos de niño— comentó, señalando las estructuras de trepar y los columpios. —¿También te gustaban, Jin?
SeokJin recordó las veces que su madre, Jisoo, evitaba cualquier actividad que pudiera lastimarlo. Su infancia había sido resguardada y meticulosamente planeada.
—No me dejaban subir a ellos— admitió, su voz llena de una leve melancolía. —Por lo general, leía en la biblioteca o acompañaba a mi padre a su trabajo.
En su mente, SeokJin evocó con nostalgia las largas horas que había pasado leyendo en su biblioteca privada y las veces que visitaba la sede con su padre, observando desde la distancia el mundo de los adultos.
—Vaya, debió ser difícil— dijo Jungkook, malinterpretando su nostalgia como una señal de dificultades financieras. En su mente, imaginaba a un joven SeokJin ayudando a su padre en el trabajo debido a la falta de dinero para divertirse.
—En ese caso, vamos— Jungkook estiró su mano, con una sonrisa genuina, invitando a SeokJin a los juegos del parque.
SeokJin, aunque sorprendido, aceptó la mano de Jungkook. La calidez del contacto físico era extraña pero no desagradable. Los dos se dirigieron a los juegos infantiles, y aunque SeokJin mantenía su actitud fría y reservada, Jungkook logró arrancarle pequeñas sonrisas y risas tímidas.
Jugaron en los columpios, donde Jungkook le enseñó a balancearse con los ojos cerrados para sentir el viento en el rostro. También se subieron a una estructura de trepar, donde Jungkook mostró su agilidad de conejo y SeokJin intentó seguirlo, riendo cuando casi se caía. A pesar de su actitud exterior, SeokJin se sentía increíblemente vivo y libre en esos momentos, algo que no había sentido en mucho tiempo.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, bañando el parque con un suave resplandor dorado, SeokJin se dio cuenta de que sus sentimientos por Jungkook habían crecido. El conejo, con su energía positiva y corazón amable, había logrado penetrar la coraza que SeokJin había construido alrededor de sí mismo.
—Gracias por esto— dijo SeokJin finalmente, mientras se sentaban en un banco para recuperar el aliento. —No recuerdo la última vez que me divertí tanto.
—No hay de qué— respondió Jungkook, su sonrisa iluminando su rostro. —Cualquier cosa para ver esa sonrisa tuya más a menudo.
SeokJin miró a Jungkook, y en ese momento, supo que su atracción por él no era solo superficial. Había algo más profundo y significativo, algo que no había sentido antes. Con ese pensamiento en mente, decidió dejar que sus sentimientos se desarrollaran, esperando ver a dónde los llevaría el camino.
[…]
En su nuevo hogar, SeokJin estaba cómodamente instalado en su sala, mirando la televisión, cuando escuchó el timbre de la puerta. Al abrirla, se encontró con Hwan, quien entró con una sonrisa y una mirada curiosa.
—Esto luce acogedor — comentó Hwan mientras examinaba el nuevo departamento del omega. —¿Qué tenía el anterior? Lucía mejor que esto — agregó señalando el lugar con desdén.
—Tiene todo lo que necesito— respondió SeokJin tranquilamente, sus ojos recorriendo el espacioso apartamento. —Tiene tres habitaciones, cuatro baños, una sala de juegos, una cocina amplia y, sobre todo, una gran vista de la ciudad.
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The only reason
Fiksi Penggemar"El amor no mira con los ojos, sino con el alma." -William Shakespeare