machucao y curao

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Me dejé llevar, disfrutando del momento. Justo cuando las cosas comenzaban a subir de tono, escuchamos el sonido de la puerta abrirse.

Nos separamos rápidamente y nos sentamos derechos, tratando de actuar con normalidad.

—¿Hola?

—Estamos en el living, mamá —respondí, sintiendo mi cara arder.

Mi mamá apareció, mirándonos con una ceja levantada.

—¿Interrumpo algo? —preguntó, claramente disfrutando la situación.

—No, estábamos viendo una película —dije, intentando sonar normal.

—Ah, bueno. Solo venía a buscar unas cosas que olvidé —dijo ella, sacando unos papeles de una cartera que tenía en el sofá.

El Bastián y yo intercambiamos una mirada, intentando no reírnos.

—Bueno, los dejo —dijo mi mami y se fue.

—¿En qué estábamos entonces? —me preguntó el Bastián.

—En la película —me hice la tonta.

Me dio un último beso y continuamos viendo la película, hasta que una notificación nos llamó la atención:

Estimada comunidad estudiantil:

Debido al corte de suministro de agua potable, se suspenden las clases en el establecimiento durante la jornada del día miércoles 6, en todos los niveles.

—Buena, conchetumare —dijo el Bastián, agarrándome de la cara y chantándome un beso.

—¡Ay, qué eri' bruto! —me quejé, tocándome el labio inferior.

—¿Dónde es? —me preguntó, ignorando mi queja.

—Basti, sinceramente no tengo ganas de salir a carretear.

—Pero, Tami...

El Bastián se quejó todo el rato diciéndome que saliéramos y que la wea. Pero al final se puso de acuerdo con el Amaro, el Esteban y otros amigos para ir a jugar pool, así que no me webió más

—¿Estás segura que no quieres ir conmigo?

—No, Basti, de verdad. Para la otra te acompaño —le dije, dándole un beso.

Terminamos de ver la película y se despidió de mí y se fue.

Yo continué viendo películas hasta que mi mami al fin llegó de la entrevista de trabajo.

—¡Llegué! —avisó, dejando las llaves del auto detrás de la puerta.

—¿Cómo te fue?

—Bien, supongo —dijo, sacándose el blazer

—. ¿Y el Bastián?

—Se fue hace como media hora.

—Ah, cagó entonces porque traje sushi —avisó, mostrándome la bolsa.

—Más pa' nosotras entonces —le dije, y corrí a poner platos y pequeños bowls para la soya.

Comimos mientras mi mami me contaba qué tal su entrevista y yo lo que había hecho en mi día.

Cuando terminamos, retiramos la mesa y cada una se fue a su habitación.

Me estaba quedando dormida cuando mi mami apareció en mi pieza.

—Tami, me voy a Viña —avisó.

—¿A Viña? —pregunté, sorprendida.

—Sí, es que Marta necesita unos medicamentos para su mamá y en todas las farmacias que ha ido no quedan y es urgente que los tome —dijo, colocándose una chaqueta—. Así que voy a ver si pillo alguna wea abierta a esta hora.

Pesao' culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora