—Ya, tení' razón —le respondí, con una sonrisa resignada. Él me devolvió la sonrisa y siguió comiendo como si nada.
Después de la once, nos fuimos al living y nos tiramos en el sofá. El Bastián empezó a revisar su celular, y yo, como si fuera inevitable, revisé el mío de nuevo y no, no tenía ningún mensaje de Alan.
—Córtala po' —dijo el Bastián al verme pegada en el chat del Alan—. ¿O querí que te lo esconda el celu?
—¿Esconderme el celu? —me crucé de brazos.
—Sí po', si ya llevai' como cinco veces revisándolo —dijo medio enojado.
—No te atreverías quitármelo —enarqué una ceja.
—¿Ah, no? —preguntó, acercándose a mi boca. Me dio un beso rápido y me quitó el celular de la mano.
—¡No seas tramposo! Me distraje —alegué.
—Deja de pensar tanto en ese loco,ya no me esta gustando mucho esto— Dijo frunciendo el ceño, y me devolvió el celular y me un beso medio amurrado.
La verdad es que tenía razón. Me estaba rayando demasiado con algo que ni siquiera sabía si era real. Si el Alan estaba enojado o dolido, no era mi problema.
Me acerqué a él y me acurruqué en su pecho. Él me abrazó sin decir nada. Nos quedamos en silencio, disfrutando del momento.
Pasó un rato hasta que empezó a oscurecer y la tía Marta nos llamó desde la cocina para que la ayudáramos a recoger la mesa.
—Ya, suéltense un ratito, que tengo que ordenar aquí y no tengo a nadie que me ayude —dijo la tía, mirándonos con esa sonrisa de "los pillé".
Nos levantamos, y mientras ayudaba a secar los platos, el Bastián se me acercaba a cada rato, rozándome la mano o mirándome con cara de "yo sé". Después de un rato, la tía nos dejó solos para ir a revisar algo en su pieza, y yo seguía pensando en el Alan. Parece que no podía disimularlo.
—¿Otra vez? —preguntó Bastián, recostado en la mesa, cruzado de brazos.
—No... —le dije, aunque él me miraba como si no me creyera nada—. Bueno, un poco. Pero ya, filo, mejor ni pensarlo.
—Eso, no lo pensí tanto —dijo, acercándose y rodeándome la cintura—. Mejor pensemos en nosotros.
Le di un golpecito en el pecho, pero él me agarró las manos, mirándome con esa sonrisa pícara que tanto me gustaba.
—¿Qué pasa ahora? —le pregunté, un poco nerviosa.
—No pasa na', es que... eri' la media mina, ¿sabí? Me tení' loco, te amo caleta, me encanta que seai' mía... solo mía.
Opté por tirarme a abrazarlo y a darle besos. Después nos quedamos conversando y riéndonos en la cocina, hasta que el Bastián fue al baño y yo agarré su celular para sacarme fotos.
Estaba entretenida en eso cuando el celular vibró. Era un mensaje de la Anaís, y se veía un pedazo del mensaje: "con todo respeto pa mi q se hace la mosca muerta".
Fruncí el ceño. Me dije que mejor no lo leyera, pero la curiosidad me ganó y abrí el mensaje.
Bastián: estoy chato wn, la Tami ha andado todo el día pendiente de su amigo k no le contesta.
Anaís: ten cuidado nomas si a esa le gusta andar weando con weones... si no acuerdate del Matias. Con todo respeto pa mi q se hace la mosca muerta
El mensaje me cayó como patá' en la guata. No pensé que la Anaís me odiara tanto ni que le diría eso al Bastián. Me quedé tiesa, entre enojada y triste.
Justo en ese momento, el Bastián salió del baño y me vio con su celular en la mano. Me miró confundido.
—¿Qué onda? —me preguntó, acercándose.
Me quedé en silencio, tratando de contener la rabia y la pena que sentía.
—¿Tamara? ¿Qué te pasa? —insistió, viéndome raro.
Me miró medio confundido, me quitó el celular y al leer los mensajes se le puso una cara de incomodidad que no podía disimular.
—¿Viste los mensajes? —preguntó, medio nervioso.
—Sí... ¿Así que te tengo chato? —le dije, con tono frío. No sabía si estaba más enojada con la Anaís o con él.
—No, amor... es que...—dijo al toque, apagando el celular.
—Ah, ¿y no le vas a decir nada? —me crucé de brazos.
No entendía por qué había dejado que ella me tratara así.
—Tami... no quiero que peleemos por una wea —intentó explicar, tratando de sonar tranquilo.
—¿Una wea? Bastián, está hablando mal de mí. ¿Y tú no pensai' decirle nada? —respondí, sintiendo que me ardía la cara de rabia—. Soy tu pareja, ¿o no? ¿Por qué no le parái los carros?
Él suspiró y se rascó la cabeza, incómodo.
—Amor, la Anaís es... media rallá'. La conozco hace años y a veces dice cosas, pero no es pa' que yo piense igual. No quiero hacer atado por una wea que, al final, no me importa tanto.
—¿No te importa? —dije, tratando de no levantar la voz—. Bastián, no es "hacer atado", es respeto. Si ella piensa esas cosas de mí, ¿por qué seguí siendo amigo de alguien que no me soporta?
Él se quedó callado, evitando mirarme.
—¿Sabí qué? No importa. Si preferí' evitar problemas con ella antes que defenderme a mí, entonces mejor ni sigamos hablando —dije, dispuesta a irme.
Antes de que pudiera salir, sentí que Bastián me tomó del brazo.
—Tami, no te vayai'... Te juro que voy a hablar con ella, pero no quiero que estemos así... el tema del Alan me tiene pal' hoyo, no me gusta que te preocupí tanto por él —me dijo, mirándome con cara de arrepentido.— De verdad perdón.
Me quedé en silencio, sin saber si creerle o no.
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Capitulo algo corto, pero espero q lo hayan disfrutado
¿Que opinamos? ¿Perdonan al Basti o no?
Lxs leo! 👀
M.M
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Pesao' culiao
RomanceLa Tamara llega a vivir por una semana a la casa del weón que le caía mal cuando chica, el Bastián. Claramente los años pasaron y con ello ambos crecieron y se desarrollaron. ¿Cómo se llevarán luego de no haberse visto en 7 años?