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Era un día hermoso y al ser fin de semana Keigo estaba seguro de que disfrutaría de su soledad, su marido trabajaría toda la mañana y pasaría la tarde juntos a su hijo, el rubio prefería mantenerse alejado del niño para no repetir problemas como los que había tenido la noche anterior, quizás iría a alguna librería y elegiría su próxima lectura, quería mantener su mente ocupada para evitar pensar en aquel día… en el día en el que perdió a su hijo.

Se levantó temprano para aprovechar todo el día y al despertar lo primero que vio fue a aquel niño parado frente a su cama.

— ¿Nobu? ¿Y tú papá? — preguntó el rubio algo extrañado de verlo ahí.

— Papá dijo que no me podía llevar al trabajo y que me vas a cuidar tu — Nobu parecía tener una actitud más amable — Pero no quiero, llévame con mi papi Shigaraki.

Keigo sintió enojo al escuchar que Touya había decidido sin pedirle consentimiento.

— Nobu no puedo hacer eso, Shigaraki está ocupado y no te puede cuidar.

— ¡Quiero a mi papi! — grito el niño.

— Shhh.. no llores, ven y hablemos un rato — Keigo estaba intentando hablar tranquilamente con el niño — Nobu… ¿Por qué no te agrado?

Nobu solo lo miraba con molestia mientras mantenía su ceño fruncido.

— ¡Quiero a mi papá! ¡Llévame con mi papi!

— No grites Nobu, le llamaré a tu papá pero no sigas llorando — Keigo tomó su teléfono y llamó al pelinegro, cuando contestó rápidamente lo puso en altavoz—  Touya, tu hijo está llorando porque no quiere quedarse conmigo.

“Perdoname por no avisarte pero no tuve tiempo, Nobu hijo, no seas berrinchudo con Keigo, portate bien con él mientras llegó”

— ¡Pero no quiero papá! — grito el niño.

“ Hijo… por favor no seas así, si te portas bien te llevaré un regalo el que tú quieras”

— ¿Me comprarás el muñeco que te pedí el otro día?...

“Ese mismo cariño, pero nada de berrinches”

— Está bien papá … — el niño se secó sus lágrimas — Pero también me traes dulces.

“Te llevaré dulces y ese juguete que quieres, pero sé bueno con Kei”

— Si papá…

El rubio colgó la llamada y miro al niño.

— ¿Podemos llevarnos bien entonces? — preguntó el rubio.

—  Solo porque mi papá me va a comprar un juguete.

//////

Mientras Keigo preparaba el desayuno para el niño pensaba en lo que le diría al pelinegro cuando llegara, odiaba que Touya hiciera planes sin avisarle. Se mantenía ocupado hasta que terminó de cocinar y se lo sirvió al niño.

— Come — fue lo único que dijo para después sentarse a su lado.

El niño comió la comida que el rubio le había dado, después tiró el plato al piso y comenzó a patalear.

— ¡No me gustó! ¡Quiero comer otra cosa!

— ¡Nobu! ¡Eso no se hace! — Keigo no soportaba más, si el niño había otra cosa similar estaba seguro de que iba a enloquecer— ¡Ahora vas a recoger lo que tiraste!

— ¡No! ¡No!

Keigo se levantó y salió a respirar, no quería cometer una locura, suspiro y después volvió a entrar.

— Nobu, voy a limpiar ese desastre, pero no puedes estar sin desayunar, ¿Qué es lo que quieres desayunar?.

— Quiero pastel.

— El pastel no es un desayuno.

— ¡Dame pastel!

— ¡Te lo daré! ¡Pero deja de hacer berrinche!

/////

El fin de semana con Nobu en casa fue una tortura para Keigo, eran llantos, gritos y pataleos sin sentido alguno, Touya solo le decía que se calmara y no le ponía límites, el rubio estaba desesperado pero su marido parecia ignoralo.

— Keigo, para el cumpleaños de mi hijo pensé que sería buena idea que lo celebráramos aquí —  el pelinegro se destaba la corbata, había llegado tarde — Ya le avisé a mis padres.

— Como quieras..

— ¿Sigues enojado? , te voy a pagar tu libro — se quitó la camisa y se sentó junto al rubio — Has cambiado mucho desde que paso eso…

— Tarde mucho en recuperarme físicamente pero jamás voy a superar el hecho de que nunca podré darte un hijo, aún me afecta demasiado y siento que a ti pareció no importarte…

— Claro que me dolió y sufrí mucho por eso pero debemos seguir adelante, además recuerda que el médico dijo que sería difícil pero lo lograríamos.

— ¡El médico dijo que jamás podré tener hijos!

— Cálmate, podemos adoptar o ver alguna opción diferente — se acercó a besar la mejilla del rubio — no me lo tomes a mal pero estás muy histérico.

— ¿Me llamas histérico por sufrir la muerte de mi hijo?... Cada día que despierto sufro por la ausencia de mi hijo, me siento culpable por no haber salvado su vida… a ti parece no importarte. — las lágrimas de Keigo se hicieron presentes.

— También me sentí mal pero tenemos más opciones, no te mortifiques tanto por algo que podemos superar juntos — acarició el cabello del otro — ¿Y si lo volvemos a intentar?

— Pasará lo mismo siempre… no soy capaz de tener hijos — el rubio se sentía tan impotente— No puedo darte un hijo…

— Hagamos un último intento y si no funciona aún está la opción de adoptar…

Baby - DabiHawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora