Keigo había pasado meses ahí encerrado, estaba desesperado y llegó al punto de que gritaba en busca de que alguien lo sacará de ahí, Shigaraki estaba harto de él, a escondidas había tomado el frasco de pastillas de Keigo y lo había intercambiado por pastillas para el dolor de cabeza, Keigo al no tener su medicación para estar calmado lloraba y se lastimaba a sí mismo por la desesperación, se cortaba con el cuchillo que le brindaban para comer, mordía sus manos hasta sangrar y rasguñaba su rostro. Shigaraki no soportaba escuchar sus gritos por mucho tiempo así que entraba a gritarle al rubio y si este me respondía de mala manera lo castigaba sin comer uno o dos días, claro que todo esto a espaldas de Touya.
Shigaraki entró a la habitación de Keigo y le acercó la bandeja de comida, era una comida deplorable, Tomura le daba las sobras y cuando se cansaba de atender al rubio le daba comida que estaba en muy mal estado, lo amenazaba con dejarlo sin comer si no se comía lo que él le daba, el rubio poco a poco perdía su fuerza para enfrentarlo y es que cada vez que bebía el té que me brindaba el otro sentía que su cuerpo de debilitaba, sabía que algo no estaba bien pero su mente le jugó en contra haciendo que poco a poco perdiera su cordura.
— Come — dijo Shigaraki mientras le daba la comida.
— Huele muy mal… eso le hará daño al bebé… — respondía débilmente mientras sus manos temblaban.
— Por mi mejor si abortas a esa cosa, mejor come lo que te doy o te juro que está semana no comerás nada.
— Pero no quiero — respondió temblando el rubio y es que ya no quedaba nada de lo que alguna vez fue.
— No te estoy preguntando si quieres, te vas a comer eso o te quedas sin comer toda la semana.
Keigo miró la comida y es que le daba asco el olor, no quería comer eso.
— Pero al bebé …
— ¡No me importa tu estúpido hijo! ¡Si abortas a esa mierda será mejor para mí! — Shigaraki no pudo más y tomó el plato de comida y se lo arrojó al rubio quien sollozó como si fuera un niño — Ya sabes lo que pasa cuando me desobedeces.
— No… no quiero.
Shigaraki se acercó al rubio y jalo su cabello.
— Tendré piedad de tu porque si Touya no te encuentra con vida se enojara conmigo, pero mañana no esperes comer.
Keigo sollozo y vio como el otro cerraba la puerta con fuerza, se levantó débilmente y fue al baño que tenía la misma habitación tenía, lavó su rostro quitando la comida que le habían arrojado, también intentó lavar su única ropa que le daban, al terminar volvió a la cama y solo temblaba mientras esperaba a que Touya fuera a cenar con él, era la única comida que recibiría.
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Touya le sonrió al rubio y se acercó, habló con él por unos minutos sin darse cuenta que en rubio solo miraba a la pared como si su mirada estuviera perdida.
— Fuyumi ya me dio tu nuevo medicamento, le dije qué has estado actuando extraño y te mando algo un poco más fuerte — sacó un frasco de pastillas — Toma una, te hará bien.
Keigo tomó una de esas pastillas y la tragó, su mente estaba totalmente cambiada, tenía pensamientos confusos y falta de conciencia del entorno.
— Mañana iremos al médico, te dejaré ropa limpia antes de irme y te das un baño, quiero saber cómo va el embarazo y si ya se puede ver el género del bebé, aunque tengo que ver quién cuidará de ti porque Shigaraki estará fuera de casa todo el día con Nobu, no puedo dejarte solo.
— Bebé… — murmuró Keigo con la mirada pérdida.
— Si Kei, mañana veremos al bebé, ahora duerme…
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Al otro día Touya caminaba de la mano del rubio, parecía muy emocionado de saber sobre su hijo, en cambio Keigo solo caminaba mientras miraba fijamente al suelo la gente que los veía pasar reconocía que Keigo estaba cambiado, escuchaban sus murmullos y eso los hacía pensar que el rubio estaba ido, como si su mente no pensara con cantidad. Keigo sintió un abrazo repetido y al ver de quién se trataba no reconoció el rostro de su madre, en cambio solo la miro fijamente.
— Hijo… — la madre del rubio al ver a su hijo no pudo evitar sentir ganas de llorar, su hijo estaba muy delgado y sus ojos parecían cansados.
— Me dije señora, Keigo ha actuado muy extraño, le doy su medicamento pero nada avanza, no se que pasa con él.
— El bebé — murmuró el rubio seguido de algunas palabras sin sentido.
— Quizás ahora que vamos al médico puedan checarlo…
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Cuando el médico vio a Keigo entrar a su consultorio sabía que algo estaba mal, actuó con normalidad mientras monitoreaba el embarazo del rubio pero solo bastaron algunas palabras para que hiciera salir al pelinegro y a la madre del rubio.
— Bien… ¿Me escuchas? — le susurró el doctor al rubio pero no recibió respuesta — ¿Podrías repetirme tu nombre?
— Mhmm… Kei… Ke — murmuró el rubio siendo incapaz de poder tan siquiera decir su propio nombre.
— Entiendo… ¿Te encuentras en peligro?
Keigo permanecía con la mirada pérdida, parecía que su mente no estaba clara.
— ¿Puedes decirme algo?
— El bebé… — habló Keigo — mi bebé …
— Tu bebé está bien, pero tú pareces no estarlo, no puedes ni hablar… Recuéstate en la camilla y yo avisaré a las autoridades.
Keigo permaneció sentido en el mismo lugar, llevo sus manos a la pantalla en donde se encontraba la primera ecografía que le habían hecho y murmuró repetidas veces la palabra “bebé”, al ver esto el doctor rápidamente llamó a la policía.
— El chico parece estar sedado o drogado, no puede ni hablar y le encontré varias heridas en su cuerpo, su peso no es normal… me sorprende que siga en pie, es un Omega embarazado pero tiene muchos signos de agresión de todo tipo, esto es urgente, el chico no sabe ni como se llama.
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Baby - DabiHawks
FanfictionHawks es esa luna que no tiene brillo propio y necesita del sol para brillar , al sol no le importa la luna ya que está muy ocupado cuidando de la tierra.