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Eran horas y horas de espera en aquel hospital, Touya parecía despreocupado inclusive se había ido de ahí, la única presente era la madre del rubio quien rezaba por el bienestar de su hijo, se llenaba de culpa al saber que muchas veces ella permitió que Touya hiciera lo que quisiera con su hijo, se sentía tan culpable y se llenaría aún más de culpa si algo le pasaba a su nieto.

— ¿Qué es lo que le pasó? — sus pensamientos se vieron interrumpidos por la preocupación de su esposo.

— Keigo está apunto de tener a su bebé pero ese maldito de Touya lo dejó aquí y se fue… si algo le pasa a Keigo no dudaré en demandarlo.

— No te metas en sus problemas, ya sabes lo caprichoso que es Keigo y seguramente eso le molestó a su esposo.

— No es su esposo, se divorciaron, Touya es de lo peor y me di cuenta muy tarde — interrumpió la mujer — Ese maldito estaba lastimando a Keigo, ni le importó que estuviera esperando un bebé, ahora entiendo porque nuestro hijo nos pedía no verlo, si nosotros no estuviéramos aquí seguramente Keigo estaría a su suerte porque Touya se fue y estoy segura de que está con su ex-esposo, ese del que nuestro hijo siempre se quejó.

El padre del rubio iba a responder pero se vieron interrumpidos por la llegada de Fuyumi Todoroki quien parecía asustada, tenía varios papeles en mano y sus ojos estaban llorosos.

— Disculpen… he venido a ver cómo está Keigo — Fuyumi no los miraba a los ojos, se limitaba a mirar al suelo.

— ¿Qué haces aquí?, si tú y tu familia jamás han querido a mi hijo, dudo que ahora tengan algún tipo de preocupación por él — respondió la madre del rubio.

— Se equivoca señora…  yo siempre respete a su hijo y comprendo su desprecio a mi familia, me preocupe al saber que Keigo estaba apunto de tener a su hijo, quería demostrarles mi preocupación y estoy dispuesta a ayudarles de cualquier modo.

— Ni vengas a demostrar preocupación, mi hijo estará bien sin las atenciones de tu familia…

— Comprendo su actitud conmigo y es por eso que he traído esto — Fuyumi les acercó los papeles que tenía en mano — Son las pruebas de las falsas recetas que Touya me pidió para que le facilitarán las pastillas que le daban a Keigo, estoy dispuesta a cargar con las consecuencias de mis actos.

— Es por eso que mi hijo parecía tan confundido y claro que van a pagar lo que le hicieron a Keigo, si son lo peor que le ha pasado … — respondió la madre del rubio.

— Lo sé señora… es por eso que le digo la verdad de lo que pasó porque si algo le pasa a Keigo por culpa de esas pastillas yo nunca me lo perdonaría — la hermana de Touya sollozo arrepentida.

— Tu arrepentimiento no sirve en este momento, me hicieron mucho daño a mi hijo y lo que más necesita ahora es a alguien que lo ame y lo acompañe en este momento y créeme que Touya no es el hombre que necesita…

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La madre del rubio había quedado sola, su esposo le había dicho que no era para tanto y Fuyumi no pudo permanecer ahí por la culpa, estaba sentada afuera del consultorio donde tenían a su hijo, estaba preocupada y todo aumentaba al escuchar los gritos desesperados de Keigo, ya habían pasado horas y lo único que escuchaba era a su hijo agonizando, la mujer comenzaba a pensar lo peor y eso la desesperaba más.Un médico salió de aquella sala y se acercó a la mujer.

— ¿Es usted familiar de Keigo Takami? — preguntó el médico.

— Si, soy yo — respondió de inmediato la mujer.

— Necesito que me firme unos papeles — le acercó aquellas hojas las cuales tenían algo peculiar escrito.

La mujer comenzó a leer aquellos papeles y quedó asustada — ¿Qué quieres decir eso?, ¿Me están diciendo que si mi hijo muere no se harán cargo?

— Así son las cosas señora, usted sabía lo riesgoso que era el embarazo de su hijo así que no hay más que podamos hacer.

— ¡Hace horas que lo escucho gritar! ¿¡Qué es lo que le hacen!?

— Solo lo necesario, es normal que sienta dolor — respondió con frialdad aquel médico — Necesito que firme los papeles.

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Las lágrimas de aquella mujer eran abundantes, aún no sabía cómo estaba Keigo y todo empeoraba al saber que aquellos papeles afirmaban que algo podía salir mal, aún así se negó a firmarlos. La presencia del pelinegro la distrajo y me causó un sentimiento de desagrado.

— No tienes nada que hacer aquí…

— Se trata de la vida de mi hijo así que claro que tengo que estar aquí. — respondió sin preocupación alguna el pelinegro.

— Te fuiste cuando Keigo más lo necesitaba, no tienes idea de todo lo que debe sentir en este momento — reprochó la madre del rubio.

— Soy un hombre ocupado señora, tuve que ir a arreglar algunos asuntos, así que le pido que no me reproche nada.

Una enfermera se acercó al pelinegro y le acercó los mismos papeles que la madre del rubio se había negado a firmar, Touya sin preguntar de qué se trataba o leerlos los firmó sin problema causando la furia de la madre del rubio.

— ¡Ni siquiera los leíste! ¡Eres un insensible!

— Cállese, sea lo que sea era necesario para el procedimiento de su hijo.

Touya se vio interrumpido por la llegada de alguien quien se sentó a lado de la madre del rubio, al ver de quién se trataba la mujer se tranquilizó.

— No creí verte… perdón por no avisar, se que eres amigo de mi hijo — La mujer le sonrió a aquel hombre.

— No se preocupe señora, Fuyumi la hermana de Touya me avisó de lo que pasaba y estaba algo lejos pero vine lo antes posible.

— ¿Qué demonios haces aquí, Nishimura? — el semblante de Touya cambió rápidamente al ver la presencia de Yoshiro— Se supone que estabas en un psiquiátrico.

— ¿Crees que me iba a ir sabiendo que Keigo estaba entre tus manos?,  se que eres un idiota que solo piensa en si mismo y vine aquí para ayudar a Keigo en lo que él necesite, se que tú no le vas a ser de ayuda en lo mínimo…

Baby - DabiHawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora