Corazones en la Niebla {Mortis x Angelo}

-Capítulo 10-

Al concluir su actuación, la fiesta se preparaba para su último acto: un baile lento. Frank se encargó de transformar el ambiente melancólico en uno más romántico. Las iluminaciones se atenuaron, proyectando sombras suaves que creaban un aura totalmente distinta. La música clásica comenzó a sonar, envolviendo a todos con sus notas cálidas mientras las parejas se formaban rápidamente. Entre ellas, destacaba la mujer de pelo verde y su acompañante de colores acromáticos, que se movían con pasos elegantes y precisos, como si hubieran nacido para estar en el centro de atención. Sus movimientos eran tan armoniosos que algunos pensaban que habían venido solo para eso.

Angelo observaba a su alrededor, notando cómo el ambiente se llenaba de una atmósfera de amor y conexión. Aunque acostumbrado a ambientes románticos por su trabajo, ahora se sentía agobiado al ver a Mortis acercarse y sin saber que exactamente hacer.

"Tocas increíble" dijo Angelo, sus palabras cargadas de admiración y un ligero nerviosismo como si no supiera que es lo que vendría.

"Me alegra que te haya gustado" respondió Mortis con un tono suave, casi seductor. Este se aclaró la garganta y tomando la seguridad suficiente dijo "¿Me concedes este baile?" Preguntó ofreciéndole su mano para que se levantara de su asiento.

Angelo se quedó sin palabras por un momento fingiendo que no se lo esperaba. "Oh... lo siento, no sé bailar lentos y me vería vergonzoso al lado de esos dos" dijo, señalando con el pulgar a la pareja que no paraba de hacer pasos casi exagerados para un simple lento.

"No te preocupes, sígueme" Y si. El vampiro también había planeado en eso, por eso mismo había dejado un largo espacio extra de la fiesta ofreciendo la privacidad y seguridad suficiente para su invitado.

Angelo dudó, pero al final aceptó y tomó su mano. Mortis lo guió a una zona más despejada del salón, lejos del centro de atención gracias a una pared que los cubria en casi su totalidad del area. La luz de la luna se reflejaba a través de las enormes ventanas, creando un escenario casi como los cuentos de hada al estar el exterior lleno de brillo natural y de flora. Mientras caminaban, Angelo podía sentir la suavidad y firmeza de la mano de Mortis, lo que le daba una extraña sensación de seguridad y nerviosismo al mismo tiempo.

"La vista es maravillosa por aquí..." murmuró Mortis, intentando aliviar la leve tensión.

"Si." Respondió Angelo de acuerdo con el, para enseguida girarse hacia el vampiro, aún sujetando su mano. "Te estoy avisando que soy terrible. No acepto lloros" bromeó, intentando animarse.

"Para nada. No sabes el gran honor que es ser el primero en bailar contigo" respondió Mortis, su voz baja y persuasiva.

Con un gesto suave, el de piel pálida colocó la mano de Angelo en su hombro y sostuvo su otra mano con la suya para luego sujetarlo de la cintura. Comenzaron a moverse al ritmo de la música intitulada "Nocturne in C sharp" de Frédéric Chopin, lentamente, sin prisas. Mortis guiaba con seguridad, sus movimientos fluidos y elegantes, mientras Angelo intentaba seguir sus pasos, aunque no paraba de pisar los pies de Mortis.

Mortis lo acercó un poco más con sus cuerpos casi tocándose, pudiendo revelar sus latidos. "Relájate" susurró, su aliento cálido contra la piel de Angelo.

El cupido cerró los ojos por un momento, dejándose llevar y desquitando cualquier tipo de nerviosismo. Podía sentir la calidez del cuerpo de Mortis, el delicado roce de sus manos con la música clásica, que los envolvía para llevarlos a un mundo solo suyo. Al abrir los ojos, se encontró nuevamente con la mirada intensa y fija en él, aunque a veces podía ver cómo aquellos bajaban discretamente.

No existía nadie más, solo ellos dos, moviéndose casi en armonía. Angelo se dejó llevar completamente, olvidando sus inseguridades y simplemente disfrutando del momento. Cada giro, cada movimiento, parecía una coreografía, creada solo para ellos. La conexión que sentía se profundizaba con cada movimiento, un lazo invisible pero poderoso que los unía.