-Capítulo 24-

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Mortis había ido demasiado lejos esta vez. No solo había dejado el cuerpo de Angelo cubierto de marcas, sino que también había consumido más sangre de la que debería. Como resultado, el cupido asumió una coloración pálida y fría, lo que alarmó al vampiro. Mortis se había despertado en plena madrugada al no sentir la calidez habitual en Angelo, y su preocupación creció al darse cuenta de que su estado era peor de lo que pensaba.

Sin perder tiempo, rápidamente recogió la ropa que había dejado tirada en el piso la noche anterior y se la puso apresuradamente. Recordaba que la exposición a bajas temperaturas podría ser peligrosa para él, así que lo cubrió cuidadosamente con las sábanas, asegurándose de que estuviera caliente, y se dirigió rápidamente a la cocina para prepararle algo de comer.

Aunque Mortis era un excelente cocinero en general, había una cosa que siempre se le resistía: los panqueques. A pesar de sus mejores esfuerzos, simplemente no lograba que salieran bien. Decidió intentarlo de todos modos, ya que eran una opción rápida y reconfortante, pero como era de esperarse, la pila de panqueques que iba preparando resultó ser un desastre: algunos estaban quemados, otros crudos, y varios más mal formados.

"¿Qué estás haciendo?" preguntó Emz, recién levantada, todavía en pijama y con el pelo desordenado, tras haber sido despertada por el ruido.

"Panqueques. ¿Te apetece uno? Hay crudo, quemado y rotos" respondió Mortis, concentrado en su tarea y sin mucha paciencia para hablar.

Emz observó la caótica montaña de panqueques y suspiró. Sin decir una palabra más, le quitó el batidor de las manos a su tío y se puso a trabajar.

"Que Piper nunca te vea haciendo panqueques...hasta Otis que no tiene manos sabe hacerlos mejor que tu." dijo, asumiendo el control de la situación. Con movimientos rápidos y precisos, mezcló los ingredientes hasta lograr una masa perfecta y comenzó a cocinarlos. A diferencia de los intentos fallidos del vampiro, los suyos salían dorados y esponjosos, perfectamente cocidos.

Mientras observaba a Emz en acción, Mortis no pudo evitar sentirse un poco avergonzado, pero también agradecido. En pocos minutos, Emz había transformado el desastre en un desayuno decente.

"Listo..." dijo Emz finalmente, exhausta por el esfuerzo y la falta de sueño. "Tú y yo tenemos que hablar."

"Gracias" respondió Mortis, tomando los panqueques y sirviéndolos en una bandeja junto con un vaso de jugo de naranja y un pequeño plato de chocolates. "Dame cinco minutos, y regreso."

Emz, aún demasiado cansada para discutir, solo se quejó y se dejó caer en el sofá, esperando a que regresara.

Mortis llevó la bandeja con cuidado hasta su habitación, donde encontró a Angelo todavía dormido. Colocó la bandeja en la mesita de noche y, aprovechando que Angelo seguía descansando, decidió darse una ducha rápida. Se sentía un poco pegajoso...









El dulce aroma de los panqueques y el sonido del agua corriendo despertaron a Angelo, quien abrió los ojos lentamente. Aún se sentía débil, un efecto de la cantidad de sangre que Mortis había tomado la noche anterior. Justo en ese momento, Mortis salió del baño, envuelto en una bata, con el cabello mojado y una expresión algo tímida.

"Buenos días" dijo Mortis, sonriendo suavemente. "Te traje algo para que comas. Lo siento, me pasé un poco anoche."

"Puede que sí" respondió Angelo con una sonrisita traviesa, notando luego la bandeja a su lado. A pesar de su estado, el gesto de Mortis le pareció encantador.

"Come y tómate un baño si quieres. Puedes usar lo que necesites" dijo Mortis, acariciando suavemente la mejilla de Angelo antes de levantarse. "Vuelvo en un momento."

"Ujum" asintió Angelo con voz levemente débil, apenas capaz de moverse.

Mortis le alcanzó la bandeja con cuidado y salió de la habitación, dirigiéndose a la sala donde Emz lo esperaba con una expresión cansada. Justo antes de bajar las escaleras, pero antes de bajar las escaleras, escuchó a Angelo murmurar para sí mismo "pero lo volvería a hacer."

"Dime" dijo Mortis al llegar a la cocina, comenzando a limpiar el desastre que había dejado.

"Sabes que no me importa si estás con Angelo" comenzó Emz, irritada. "Pero ayer te pasaste. Hasta se escuchaban los latigazos."

"...ah" respondió Mortis, intentando mantenerse concentrado en la limpieza.

"Lo digo en serio. Hasta tus 'niños' ya no quieren estar en tu habitación. Se fueron a la de Frank a dormir."

"¿Cómo?" respondió Mortis, sorprendido. "Pero ellos tienen su propia habitación." Mortis era bastante celoso, también si se trataba de sus murciélagos. Y aún peor saber que preferían dormir con Frank que en su habitación que el mismo había adornado para ellos.

"Te recuerdo que está justo al lado de la tuya. Esta casa tiene un eco terrible, se escucha todo" dijo Emz, con los brazos cruzados.

"Está bien. Haré algo al respecto" replicó Mortis, un poco alterado.

"Eso espero. Ahora, por favor, no hagas más ruido. Queremos dormir."

"Sí, está bien" dijo Mortis, mientras terminaba de limpiar y regresaba a la habitación donde Angelo seguía comiendo.

"¿Te gusta?" preguntó Mortis al ver a su amado saboreando los panqueques.

Angelo asintió, con la boca llena, disfrutando del desayuno a pesar de lo débil que se sentía.

"Discúlpame de nuevo. Quería llevarte a algún lugar en específico, pero te ves algo mal" dijo Mortis con voz apenada, sentándose al borde de la cama y acariciando el suave cabello de Angelo.

"No importa, al contrario... Así podemos repetirlo otra vez" respondió Angelo, esbozando una débil coqueta. "Y también porque sería una buena oportunidad para que me muestres tu casa" añadió con curiosidad, imaginando lo que podría haber en las muchas habitaciones del enorme castillo.

"Emmmh..." murmuró Mortis cambiando de expresión. "Bueno, podríamos..." Eso no estaba en los planos de Mortis, será mejor que le muestre solo una parte "pero tal vez más tarde, aún es muy temprano y necesitas descansar". Dijo con voz convincente

Angelo solo asintió, terminando su pasto. Estaba bastante hambriento y sin energías, era lo que necesitaba.

"Iré a bañarme, ¿quieres venir conmigo?" Dijo lo último a tono bajo empezando a levantarse torpemente pero sin quitarle la mirada de encima.

El cupido al ver su reacción, río de ternura, Mortis tenía carita de perrito, como si estuviera esperando un premio por su amo. "Solo bromeaba, tu quédate aquí" mandó Angelo dándole unas palmaditas en su cabeza.

"Tomate tu tiempo" dijo mortis sin quitarle la mirada hasta que la puerta se cerrara "Espero nadie, nunca me vea así" pensó antes que con un simple gesto de manos se encontrara en el sótano principal, asegurándose que estaba todo en orden. No quería pasar como desordenado o sucio. No enfrente de su amado.

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Ya sé que dije que estaba en hiatus, pero me encanta escribir, no me resistí 😭

Ahora les pregunto yo.

¿Quién es más sumiso?

Angelo--->>

Mortis--->>

Corazones en la Niebla {Mortis x Angelo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora