-Capítulo 36-

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Angelo estaba totalmente conquistado por las palabras de Mortis, cada una de ellas resonando en lo más profundo de su ser. Nunca antes había sentido algo tan poderoso, tan avasallador. Por un momento, se quedó sin palabras, incapaz de articular lo que sentía, pero la intensidad de su mirada decía más de lo que podría expresar.

Solo cuando encontró la voz, su tono fue suave, casi un susurro, pero cargado de una emoción tan pura que se podía sentir en el aire. "Yo también te amo" comenzó, su voz temblando ligeramente, como si las palabras mismas fueran sagradas. "Te amo tanto que no puedo imaginar un futuro sin ti. Acepto quedarme contigo, no solo porque lo deseo, sino porque es lo único que quiero. Quiero vivir cada día sabiendo que me amas, despertarme cada mañana con la certeza de que, pase lo que pase, estaremos juntos."

Angelo hizo una pausa, sus ojos encontrando los de Mortis con una intensidad que los dejó suspendidos en el tiempo, rodeados por el silencio y la quietud del cementerio. Había una vulnerabilidad en su expresión, una apertura que no había mostrado antes, y que ahora, ante las palabras de Mortis, se desplegaba como un libro abierto.

Nuevamente el sonido de besos humedos volvió a escucharse entre el cementerio, pero esta vez, Angelo tenía otras intenciones, aunque ahora era mitad vampiro, seguía siendo el mismo.

"Angelo..." Sussurró Mortis que lo tenía acorralado en las rejas del lugar. "No podemos hacer eso aquí" comentó al sentir movimientos atrevidos.

"Ummh..." se quejó el cupido, pero Mortis tenía razón, sería irrespetuoso hacia los muertos "de acuerdo, ¿entonces que hacemos?"

Mortis solo sonrió y lo llevó entre sus brazos como princesa, esta vez con la felicidad de tenerlo de nuevo y ser el hombre más feliz del mundo.

"Yo propongo de empezar a planear nuestra boda, ¿que dices?" Propuso mirándolo con ternura "Pero primero podemos empezar en llevar tus cosas a nuestra nueva casa".

"¿Oh, Iremos a vivir en tu castillo?" Preguntó Angelo un poco confundido, no estaba emocionado de vivir con su amiga Emz y Frank

"Claro que no, te compré una casa a tu nombre, donde pondremos vivir juntos" confesó el de piel más pálida mientras caminaba hacia el pantano para poder llevar todo de Angelo.

El cupido, por su parte, quedó profundamente conmovido por el gesto. La idea de una casa nueva, un lugar solo para ellos dos, donde podían ser libres y felices, era más de lo que jamás había soñado. Mientras pensaba en todo lo que eso significaba, una sonrisa traviesa apareció en sus labios. "Parece que alguien aquí va a recibir un buen premio esta noche~" murmuró Angelo, acariciando la barbilla de Mortis con delicadeza, antes de abrazarlo por el cuello.

Mortis soltó una suave risa, sintiendo cómo Angelo relajaba entre sus brazos, dejando tras de sí una sensación de paz y plenitud. Sin soltarlo, comenzó a caminar hacia el pantano, donde la niebla espesa se enroscaba alrededor de sus cuerpos, envolviéndolos en una especie de manto. El aire frío del lugar contrastaba con el calor que sentían por dentro, un calor que solo podía provenir de la certeza de estar juntos, de haber encontrado en el otro el hogar que tanto habían anhelado.

Mientras avanzaban, la niebla se espesaba, y aunque el camino parecía incierto, ambos sabían que su destino estaba claro: una vida compartida, llena de amor y complicidad. Con cada paso que daban, el mundo exterior se desvanecía un poco más, dejando solo la presencia del otro, el latido de sus corazones que resonaba en la quietud del lugar.

Y así, envueltos en la niebla, Angelo y Mortis se desvanecieron en la noche, sabiendo que su historia no terminaba allí, sino que apenas comenzaba. En su nuevo hogar, lejos del dolor y la pérdida, comenzarían una nueva vida juntos, uno que sería escrito con cada latido de sus corazones y sellado por los corazones en la niebla que siempre los acompañarían.

Corazones en la Niebla {Mortis x Angelo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora