-Capítulo 15-

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Como ya se habrán dado cuenta, Mortis es alguien muy perfeccionista y, con eso, siempre es puntual en todo tipo de citas, ni un minuto antes ni un minuto después. Angelo no se imaginaba que ya estaría afuera, esperando que fuera la hora exacta para tocar la puerta.

"Oh...hola. ¿Desde hace cuánto tiempo estás aquí?" preguntó Angelo, sorprendido al ver a Mortis ya enfrente de él.

"Buenas noches, Angelo." respondió Mortis con una sonrisa suave y segura. "Recién llego. Ya no aguantaba esperar en verte."

Angelo sonrió tímidamente en respuesta, sintiendo una ola de calor que lo envolvía con una seguridad renovada. Estaba emocionado y listo para dejar su hogar y tener su primera salida con Mortis. Sin embargo, al apenas abandonar la estructura y quedar expuesto bajo la luz lunar, ese calor se desvaneció abruptamente, como si de repente le hubieran echado encima un balde de agua helada.

Por un momento, no lograba enfocar bien su vista, pero con un ligero movimiento de su cabeza, volvió a la normalidad. Dirigiendo su mirada a su cita con ojos más naturales, sin perder ese brillo romántico que siempre adquiría al estar cerca del vampiro.

"¿Tenías miedo de que me fuera a escapar?" preguntó para luego reír en tono coqueto, con una pizca de burla, recuperando su postura habitual. Hombros relajados y una mano en su cadera que irradiaba confianza. "¡No gasté horas en vestirme bien para ti por nada! De todos modos, gracias por venir a recogerme. No quería recorrer todo el camino solo." Dijo, para luego darle la espalda y cerrar la puerta de su cabaña con seguro.

El de piel pálida no se esperaba esa respuesta tan sincera. Anteriormente, recordaba a Angelo un poco más reservado y tímido.

"Haha" rió brevemente. "Es lo mínimo que puedo hacer por ti." dijo Mortis con voz suave, levantando la mirada al cielo oscuro. Hoy la noche tenía una hermosa luna llena. "¿Listo?" agregó, esperando que Angelo estuviera a su lado para caminar junto a él.

A pesar de todo, el cupido no se conformó con solo estarle cerca; este tomó su antebrazo como si ya fueran una pareja, un acto que dejó al vampiro aún más incrédulo, aunque sin rechazarlo.

"¿Qué?" preguntó Angelo en tono neutral al ver su rostro cambiar de expresión. "No me digas que estos brazos... grandes y fuertes~... están solo de decoración" comentó el cupido, apretando su brazo como si fuera un peluche, para luego reírse entre dientes al quitarle las palabras de la boca.

Mortis no pudo esconder su estupor está vez. No pensaba que Angelo fuera capaz de decir tales cosas con tanta tranquilidad. "Me dejaste sin palabras" confesó con leve nerviosismo. "Aún así, tenemos toda la noche por delante para platicar más."

Angelo asintió con un leve toque atrevido, pegándose totalmente a Mortis. Desde que salió de su casa, se sintió más libre. Es raro describirlo, pero era como si algo en él le hubiera impedido hacer determinadas cosas anteriormente. Lo bueno es que ahora sabía que estaba en sí mismo.

"Y bien, ¿me dirás dónde es que me llevas?" preguntó Angelo, girando su cabeza y apoyando su mentón en el hombro de Mortis para verlo.

"Es una sorpresa, obviamente. Pero estoy seguro de que te va a gustar." aseguró el vampiro, permaneciendo sereno y dejando que Angelo se apoyara en él. Se acostumbraba rápido a los cambios.

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Desde ayer, Willow no había salido de su casa. No quería toparse con Angelo después de la pelea que tuvieron. Su comportamiento excesivo la había ofendido, y al principio no estaba dispuesta a pedir perdón primero. Sin embargo, con solo un día de aislamiento, se sintió verdaderamente sola. Además, eran mejores amigos y ya estaba demasiado grande para comportarse como una niña de kinder. Por eso tomó valor para discutir y aclarar las cosas con él.

Esa misma noche, preparó una canasta con una torta de chocolate y varios dulces más. Sabía que Angelo era fan de los postres y pensó que no había nada mejor para hacer las paces que con algo que ambos amaban tanto.

Ya con su canasta en mano, se dirigió, un poco apenada, a la cabaña del cupido, pensando en qué debería decir cuando él le abriera la puerta.

Muy pocas veces había tomado la iniciativa para estas cosas, pero por él podía hacer un esfuerzo. Igualmente, estaba segura de que también había pasado un mal rato sin ella. Así que no pensó que habría grandes problemas.

Mientras reflexionaba sobre lo primero que debería decir, un diálogo y unas sombras aparecieron en la entrada de la cabaña de su amigo, haciéndola detenerse de golpe y esconderse en la oscuridad para no ser vista. Quería saber qué estaba haciendo Angelo, y vaya sorpresa se llevó: estaba por salir con alguien en particular, Mortis.

Se quedó parada justo donde estaba, escuchando cada palabra que ambos decían, especialmente fijándose en el comportamiento de su amigo, tan subido de tono y su forma de vestir tan formal. Era más que claro, estaban por tener una cita juntos. Aun así, esperó hasta el último momento para estar segura de que no era un malentendido.

"Aún así, tenemos toda la noche por delante para platicar más" fue lo último que escuchó antes de que ambos sujetos se alejaran.

Observó fijamente cómo Angelo se pegaba a Mortis; tal acto llevó a que Willow se quebrara por dentro. No podía creer lo que había visto, y hasta se aseguró de no estar en una pesadilla o en algún estado de trance, deseando que sus ojos, debido a la oscuridad, le estuvieran jugando una mala pasada. Pero sin resultados deseados.

Solo cuando estuvieron más lejos, comenzó a correr devastada, casi cegada por las lágrimas. Entrando bruscamente en su cabaña y cerrando la puerta con un fuerte golpe, cayendo al suelo de rodillas, donde empezó a llorar desconsoladamente.

Todos los buenos momentos con Angelo, de sus risas compartidas y confidencias, se tornaron insignificantes ante la traición que sentía ahora. Su imagen con Mortis la perseguía, y el dolor crecía con cada segundo. Cada momento feliz se volvía una cruel burla de lo que había perdido.

"¿Cómo pudo hacerme esto?" murmuró entre sollozos, su voz quebrada por la angustia. Llevándola en un acto de furia, tirara la canasta con los dulces al suelo, viendo cómo su esfuerzo y cariño se desmoronaban junto con su corazón.

Este dolía intensamente, y la tristeza pronto dio paso a un sentimiento más oscuro. Un odio comenzó a germinar dentro de ella, un deseo de venganza que la consumía con cada lágrima que caía.

De todas las personas, esto sucedió con aquella que más apreciaba en su vida. Mientras se contraía en el piso por el dolor emocional, decidió suprimir todos esos recuerdos juntos. Se sentía traicionada en lo más profundo, y esa traición alimentaba su ira y determinación.

"Te lo juro, Angelo" susurró entre dientes, "Está me la pagas." Su dolor se transformaba en una resolución férrea. No se lo iba a perdonar. No después de esto.

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Esperen el siguiente capítulo para saber que es lo que pasó al mosquito.

Les presumo mi emz al rank 31 🥺
101% real no feik.
No se fijen en la copas, me las re bajaron por culpa de esa liga de mierda

No se fijen en la copas, me las re bajaron por culpa de esa liga de mierda

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Corazones en la Niebla {Mortis x Angelo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora