Segunda parte de Lazos de Fuego
Las cosas parecen ir bien; Zuko y yo estamos juntos, he vuelto al mundo de Avatar, soy feliz con mis nuevos amigos... No me puedo quejar de nada, es todo lo que quise siempre.
Pero la eternidad no existe. Nada perman...
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- La verdad, todo estuvo muy rico. - dice con aparente felicidad Perry, quien al parecer, ha conseguido una confianza con Zuko desde que comenzaron a hablar en la cena.
Estamos de vuelta para el "hotel" (se le puede considerar esto en el Universo, ¿no?), caminando por las calles mientras vemos los puestos a nuestro alrededor cerrar ante la hora que es. Si antes la luna iluminaba el cielo, ahora está en su máximo esplendor, ciertamente.
- Me alegro que os haya gustado. - responde el azabache, entrelazando los dedos de nuestras manos, las cuales llevan juntas desde que salimos del restaurante. - La verdad, tan pronto como vi dónde nos encontrábamos pensé que sería una gran idea poder volver.
No puedo evitar sonreír cuando escucho esto, pero intento que él no lo vea, así que tuerzo la cabeza y miro hacia el lado contrario, mordiendo mi labio inferior para contener ampliar esta sonrisa en mi cara. Seguramente, quien me pueda estar viendo ahora mismo por la calle, esté pensando en lo tonta que me veo.
¿Nos estarán gravando? Es decir, porque como en este mundo somos así, no son dibujos en realidad, sino un video, como si fuera una película. ¿Será que, todo lo que pasó, es una película de otro Universo? ¿Estaré siendo ahora yo parte de ella? Creo que me estoy empezando a marear al pensar en esto.
Es decir, tiene sentido, y ese en sí es el problema, que seguramente tenga la razón. ¿Qué es lo que significa al fin y al cabo todo esto? Creo que lo mejor es guardar esto en la caja de cosas estúpidas que aparecen en mi mente.
- Ahora mismo, estoy reventado. - comenta Zuko, bostezando y, por alguna razón, sé que lo ha hecho para captar mi atención. - ¿Tú no, princesa?
Lo que digo.
- Oye, quiero que os quede claro una cosa. - dice de repente Legolas, y esto sí que llama mi atención. Es decir, ¿cuándo habla el elfo? Es sorprendente. - No quiero ruidos extraños por la noche. Os tenemos al lado. Así que si dices que estás cansado, espero que lo digas de verdad.
Me pongo roja. No, más que eso. Ni siquiera un tomate tiene un color tan potente como yo ahora mismo. ¿Que rezaba para que no nos hubieran escuchado? Ja, ya, pues ahora ya me queda claro que no va a servir para nada negarlo.
Dios, ¡¡¡Toph!!!
Escucho un bufido por parte de Zuko, pero yo estoy en otra cosa.
- Sí, no os preocupéis. - contesta el azabache, rodando los ojos.
Yo desciendo la mirada, comenzando a caminar de vuelta al edificio donde nos hospedamos, deseando que la vergüenza pase cuanto antes. Sé que no debería de ponerme así, porque es lo que una pareja hace, pero por alguna razón, aún me siento muy inocente en todo esto.
Tal vez, es porque no estoy acostumbrada. No lo sé.
- ¿Y mañana qué vamos a hacer? - pregunta Perry, con las manos en los bolsillos, caminando a nuestro lado.
