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Me despierto con leves y dulces besos repartidos por mi rostro, haciéndome cosquillas cada vez que los labios tocan mi morena piel

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Me despierto con leves y dulces besos repartidos por mi rostro, haciéndome cosquillas cada vez que los labios tocan mi morena piel. Abro un ojo levemente para encontrarme a Zuko con una gran sonrisa cuando se da cuenta de que estoy despierta. Suelto una carcajada y me muevo, siendo envuelta por los músculos y trabajados brazos de mi maestro fuego, el cual continúa dándome besos por más tiempo.

No puedo impedir que la felicidad me rodee con este trato. Sinceramente, despertarme así es una de las cosas que más disfruto de todo.

Nos movemos levemente, y al final, acabo siendo movida completamente boca arriba, con Zuko encima de mí, quien continúa con su arduo trabajo sin queja alguna, ahora siendo los besos mucho más húmedos que antes y, ese calor leve e inocente, va desapareciendo lentamente y transformándose en uno más atrevido que antes.

Vaya hombre.

Mete su cabeza en el hueco entre mi hombro y mi mandíbula, sintiendo solamente su lengua arrastrándose en mi sensible piel, enviando toques eléctricos por todo mi cuerpo. Mis manos viajan hacia su cabeza, mejor dicho su esponjoso pelo oscuro, escondiendo mis dedos entre las hebras de su cabello, disfrutando de la sensación.

Creo que voy a tener otras cuantas marcas más que agregar a la lista.

- Buenos días mi princesa. - murmura en mi cuello, sintiendo cómo su nuez vibra al decir esto.

Soy incapaz de no reírme, acariciando su pelo mientras dejo que las carcajadas salgan de mis labios.

- Buenos días Zuzu.

Se separa de mi cuello finalmente, dejando esta parte humedecida de su saliva y con miles de sensaciones arrolladoras.

Nos miramos por unos segundos hasta que me da un corto beso en los labios y lo aparto con un empujón en el pecho, dejándolo extrañado. Me levanto de la cama y oprimo una carcajada, alejándome y cogiendo la ropa para meterme al cuarto de baño.

- Venga, prepárate para irnos. - respondo, sin mirarlo. - Si de verdad me vas a acompañar, espero no tener que esperar por ti.

- Princesa, sabes a la perfección que en cinco minutos ya estoy listo. - responde, tensándome al sentir sus manos arrastrarse por mi cintura para abrazarme desde atrás.- Así que tenemos tiempo suficiente para...

- Tonto. - lo freno, con el corazón a mil al saber cómo iba a acabar esa frase. 

Niego con la cabeza mientras ruedo los ojos, divertida. No puedo impedir que una sonrisa aparezca en mi rostro, mientras planto un suave beso en los labios del azabache antes de alejarme.

- Ya, pero es una pena que yo sea una lenta y necesite todo el tiempo del mundo.

Escucho cómo vuelve a bufar, echando la cabeza hacia atrás, marcándosele toda la nuez, algo que me hace vibrar por dentro. Intento obviar está sensación, caminando hacia el baño y abriendo la puerta.

Eternos {Zuko y Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora