· D i e z ·

251 22 36
                                    

- ¿Por qué no fuiste al sitio donde te expliqué que fueras? - exijo una explicación por su parte, y una creíble

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¿Por qué no fuiste al sitio donde te expliqué que fueras? - exijo una explicación por su parte, y una creíble. 

Pero no me está prestando atención a mí, sino que ambos chicos parecen estar teniendo un debate propio entre miradas amenazadoras. Bueno, Legolas parece estar tranquilo, aunque su mirada es gélida, cortante. Fría. Contraria a la de Zuko, la cual es ardiente, fogosa y llena de ira, parece incluso que en cualquier momento chispas van a salir de ellos. 

Dios, cómo son los hombres. 

- ¿Hola? - digo, posicionándome en medio de ambos. - ¿Acaso alguien me está prestando atención? Dejad de hacer tonterías. 

Parece que me hacen caso porque, mediante una última mirada asesina por parte de mi maestro fuego, ambos apartan su mirada del otro, centrándose exclusivamente en mí, como hace unos cuantos minutos atrás quería. Sinceramente, estar ahí, en el sitio, sin hacer nada, expectante, ha sido lo más incómodo que he experimentado hasta el momento, creo yo. 

- ¿Quién es? - pregunta con seriedad Legolas, volviendo a mirarlo, con el arco y la flecha preparadas en caso de ser necesario. 

- Baja eso. - le digo, intentando tranquilizar el momento. - No te va a hacer nada. ¿Verdad que no? 

Esto último se lo digo a Zuko, mirándolo con seriedad, con los ojos entrecerrados y casi obligándolo sólo con la mirada a que me de la razón, aunque seguramente no quiera. 

- No. 

- Bien. - respondo con felicidad, como si yo no tuviese nada que ver en su respuesta. - Él es Zuko, el Señor del Fuego de aquí. Como un rey en la Tierra Media. 

- Es muy joven para reinar. - comenta de repente, y sinceramente me sorprende sólo escuchar una sarcástica risa por parte del azabache, quien se cruza de brazos y no opina al respecto, aunque sé a la perfección que le está quemando por dentro el comentario por parte del elfo. - ¿Y qué hace él aquí? 

¿Por qué tiene que desconfiar tanto? Es decir, si yo considero que debe de estar aquí, es porque es lo correcto. No tengo por qué darle explicaciones, es mi decisión, no la suya, así que me da igual la pregunta, lo que opine al respecto y todo lo demás. Zuko está aquí porque quiero que sea así, y no se va a ir de aquí hasta que yo lo decida. Punto y final. 

Que fácil sería haberlo dicho, pero no soy suficientemente capaz como para hacerlo. 

- Eso da igual. - esta es mi respuesta. Mucho más corta y sutil, aunque con menos argumentos. No, mejor dicho, sin ningún argumento. - Él nos ayudará. 

- Si es un rey, debería de quedarse con su pueblo. 

- No te incumbe lo que haga yo con mi pueblo. Para eso es mío, y no tuyo. - rebate Zuko, y la verdad me sorprende que llevase tanto tiempo callado. - Así que métete en tus asuntos, orejudo. 

Eternos {Zuko y Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora