" Aprender que hay personas que te ofrecen las estrellas y otras que te llevan a ellas. Esa es la diferencia entre quien quiere y quien ama"
Mario Benedetti.
Calypso.
Sentirme vulnerable delante de un hombre nunca me lo he permitido. Siempre soy yo la más fuerte, la dura que puede con todos y con todo. Pese a que mi mente me grita que pare, mi corazón me anima a seguir. Y le hago caso a este órgano que por muchos años solo sirvió para su función principal, bombardear la sangre en mis venas.
—Hace mucho que mi corazón se había cerrado. Pero poco a poco te has metido ahí y temo que esto que me abarque sea sólo una jugada de la vida. Porque cuando estoy así contigo, entre tus brazos, temo que sólo sea un espejismo, un simple sueño que al despertar se habrá desaparecido.
Se separa de mí.
—Escúchame muy bien, preciosa —me hace mirarlo—. Esto que sentimos los dos, no es ningún espejismo. Es real y quiero que no temes por nada. Yo te voy a proteger siempre —me acaricia los labios—. Tú eres mía Calypso, mía y de nadie más.
Toma mis labios cómo sabe que me gusta, con salvajismo disimulado en una mezcla entre vehemencia y pasión.
—Tú también eres muy importante para mí, que esto no se te olvide —le toco la nariz—. Puedo llegar a ser más celosa que tú cuando viene la hora de defender lo que me pertenece.
—Yo soy todo tuyo mi reina preciosa.
—Más te vale que así sea.
Me da un último beso antes de que salimos del coche.
Se queda apoyando su espalda sobre el coche esperando que yo entre primero. Me hagan el control COVID en la entrada y todo está perfecto conmigo. Me giro y le mando un beso al aire, lo atrapa y se lo mete en el corazón. Tal acto me hace sonríe.
Jenna, Jemison y Daniel están en la mesa donde se encuentra mi madre bebiendo una copa de champaña.
—¡Mamá! —dejo la cartera sobre la mesa antes de recibir su abrazo— Extrañaba tanto este calor ¡Dios mío!
—Mi hija preciosa —me toca la cara detallando— Mira nada más cómo has adelgazado, Calypso.
Mis compañeras se ríen a mi lado.
—Mamá, que no he adelgazado ¡Dios mío que vergüenza! —tomo sus manos entre las mías—. Estoy perfecto mírame.
Hago un giro sobre mis pies.
—Toda una diosa mi hija. Ven aquí.
Nos fundimos en otro abrazo. Veo entrar a Lykos y la sonrisa que me brinda me da tanta felicidad en el corazón. Abrazo aún más fuerte a mi mamá, queriendo hacerle sentir toda la felicidad que siento Justo ahora. Con ella y con este hombre que no deja de encantarme cada día.
—Hija me estás aplastando.
—Lo siento, mamá —Jenna me toma una foto con su móvil—. Te he echado tanto de menos en estos meses. Cuéntame ¿Cómo están las cosas en casa?
—Cariño, primero disfruta de la noche porque está espectacular todo lo que habéis hecho y cuando llegamos a casa hablemos.
Tiene razón. Está hermoso todo. Las luces combinan muy bien con la decoración de la sala.
Todo el mundo está compartiendo. Los grupos de bailadores que he contratado están distrayendo una gran parte del público. Todo está siendo perfecto. Cómo lo imaginé.

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LA RULETA NEGRA [+21]
RomanceCalypso tenía una vida apacible en España, hasta que la tragedia la obligó a dejarlo todo atrás. Ahora, en las gélidas sombras de Canadá, se ha convertido en una mujer calculadora, guiada solo por la sed de venganza. Su única misión: hacer pagar a l...