15.

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(  CHAPTER FIVETEN ! )
" la ansiedad de saber. "

Jin disfrutaba de un sueño tranquilo, hasta que de repente, en la neblina de su conciencia, escuchó lamentos lejanos, sin dudas esa era una persona llorando, pero no le dio tanta importancia ya que después de todo vivía en un edificio con más personas humanas que lloran. Pero cuando la puerta de su casa se cerró de un azote, su tranquilidad se quebró. Abrió los ojos de golpe y se levantó para investigar quién había hecho ese estruendo. Instintivamente, tomó unas tijeras de su mesa de noche, preparado para cualquier eventualidad.

Pero en ese instante, al descubrir la verdad, deseó que fuera un atacante, o cualquier cosa menos su querido Jimin, postrado en el suelo, sumido en un mar de lágrimas.

—¡Jimin! —soltó las tijeras y enseguida se agachó frente a él para inspeccionarlo completamente preocupado, encontrando en su piel múltiples marcas rojas, lo cual le decían que eran recientes—. ¿Q-Que es esto? Jimin ¿qué te sucedió? ¿Por qué estás así? ¿Alguien te hizo daño? —lo lleno de preguntas asustado, pero el chico no decía nada, solo lloraba desconsoladamente—. ¡Jimin dime algo!.

—Jin... ese hombre... —Jimin se ahogaba en sus propio llanto, no era capaz de hablar correctamente—. É-Él me hizo... Ahhgg.

—¿Qué hombre? Por dios, tranquilízate estás asustándome —los labios se le secaron de pronto y las manos le comenzaron a temblar, tenía mucho miedo. Alguien le había hecho daño a uno de sus chicos otra vez.

—Jin hyung, Jimin ¿cielos que está pasando? ¿Se encuentran bien? —Hoseok también fue despertado por los lamentos y las preguntas desesperadas, entonces cuando salió se encontró con esa escena que también lo puso ansioso—. Jimin hermano ¿qué te pasa? ¿Por qué está llorando? —le preguntó a su hyung.

Por más que estuviera aterrado y nervioso Jin no podía perder la cabeza, sus hermanos lo necesitaban, ninguno de ellos era capaz de tomar las riendas, Hoseok era muy sensible y Jimin estaba destrozado por alguna razón, debía tomar el control y solucionar la situación, empezando con tratar de mantener su propia calma.

—Levántate, vayamos a mi recámara, Hoseok ayúdame. —entre los dos levantaron a Jimin y lo llevaron a la habitación de Jin y lo recostaron en la cama—. Cubrámoslo, la sábanas, ponle todas encima. —con todas las sábanas sobre él, Jimin se encogió y continuó llorando por un rato.

—¿Ahora qué? —preguntó el pelirojo preocupado.

—Dale unos minutos, ahora no puede hablar, está en shock, déjalo desahogarse. —respondió—. Minie, estaremos aquí ¿okay? Tranquilo, tomate tu tiempo. —le hizo saber.

Fue doloroso estar allí sin poder hacer nada, solo escuchando su desahogo, hasta que luego de unos cuantos minutos finalmente el llanto de Jimin se disipó de a pocos hasta convirtiese en sollozos y gemidos.

—Jimin... —murmuró Jin—. ¿Ya estás más calmado? ¿Quieres contarnos qué te pasa? No hay necesidad de que te descubras.

Hobi miraba angustiado a su hermano cubierto por las sábanas, solo quería abrazarlo fuerte y llenarlo de palabras cálidas, pero debía seguir las instrucciones de su hermano mayor, porque él siempre sabe qué hacer de manera correcta.

—Yo... —habló Jimin con la voz ronca—... soy tan a-asqueroso... me odio... —volvieron a escucharse sollozos, seguramente acompañados por lágrimas.

—Hermano ¿por qué dices algo así? Claro que no eres asqueroso, no deberías odiarte, no digas esas cosas —objeto Hoseok con un nudo en la garganta y sus ojos cristalinos, odiaba que Jimin dijera esas cosas de él mismo.

Vendedor de caricias ┊𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora