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Lucifer le había mencionado a Alastor algunas cosas de los señores, no muchas pero sí las que consideró importantes. Entre ellas, algunos relatos cortos sobre Mammon y Satán, los dos imbéciles que solían burlarse de él sin tener alguna clase de miedo o respeto. Le había dado datos suficientes para hacer que la estadía en su horario de clases fuera del asco. ¡Será el día en que graben en su mente que deben respetar al gran soberano del subsuelo! ¿Cómo harían posible sus macabros planes? Era fácil, solo tenían que seguir la rúbrica hecha por Alastor segundos después de que se presentarán.

— Los señores del subsuelo tienen sus territorios. — dijo él ciervo mientras fingía ignorancia — El del rey es toda la zona central, la que incluye el mercado, la cueva donde los huevos nacen, la entrada, los burdeles que ustedes visitan con frecuencia, el campo de tortura donde van a coger con las sucubos hembras a crear sus propias crías y poblar sus territorios que carecen de demonios. ¿No?

Lucifer parpadeó, ladeando el rostro. Pensando seriamente si debía quitarle su libro de cuentas a Alastor, ya se había memorizado todo eso. Cada día que pasaba y le enseñaba más cosas lo hacía sentir orgulloso. ¡Enseñarle a Alastor fue la mejor idea que se le pudo ocurrir!

Especialmente porque disfruto ver sus expresiones.

Ver cómo sus expresiones se distorsionan era un placer que el rey nunca había experimentado. Hasta ahora.

— Algunos señores no tienen territorios, Bambi. La mayoría de las veces, apuestan sus tierras y las almas que tienen a su cargo, perdiendo todo y quedando en la calle. — Lucifer buscaba algo en su libreta de "enseñanza"... — Mammon es uno de esos señores, perdió su apuesta contra Belfegor y entregó todas sus riquezas y esclavos al otro. — ... que no tenía absolutamente nada de información en ella.

Alastor observó a los lados, sintiendo una mirada sobre él que lo ponía incómodo.

"¿Quizás solo estoy siendo paranoico?" suspiró.

— No creo que yo sea parte de la clase. — dijo de mala gana el señor pobre araña — ¿Están haciendo esto a propósito? — dijo mientras fruncía el ceño.

Lucifer negó. — ¡Para nada! Tengo la costumbre de darle ejemplos vivientes sobre la vida diaria de los demonios en mi reino, desde los que nacen hasta los que han muerto por culpa de los exterminadores. Sabés que llevo la vida de todos anotada en mi libreta. — señaló su cabaña.

Satán sonrió, acercándose al ciervo de forma abrupta.

— Te burlas de nosotros solo por lo que dijimos antes. ¿No?

Alastor sonrió, negando.

— "Nosotros" ¿No le suena a multitud? Yo solo mencioné al señor Mammon, señor. — dio un paso detrás de Lucifer.

"Aún no soy tan fuerte para defenderme solo." sonríe con calma.

Lucifer enfureció su rostro y su mirada, viendo al otro con clara advertencia.

— ¿Te molesta que no te haya usado de ejemplo, Satán?

El mencionado miró al rubio y negó, suavizando sus rasgos para no verse tan amenazante.

— Solamente me pareció una falta de respeto, decir tales barbaridades frente a la persona en cuestión. — miro de reojo a Alastor, quién le sostenía y devolvía la mirada — Eres un híbrido bastante grosero.

Lucifer soltó una pequeña risa.

— Jajaja... Decir que es grosero cuando es educado por el propio del rey del subsuelo también lo es. ¿No lo creés así, Satán?

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora