Nuevamente en la cabaña del rey.
Alastor había sido llevado en brazos del rey nuevamente, gracias a que su tiempo de recuperación era un asco como su condición física. Las heridas que los demonios le habían hecho seguían abiertas, sino fuera porque Lucifer lo llevó a la cueva de los huevos habría muerto desangrado, lo único bueno es que el sangrado se detuvo y ya no siente que se va a morir como antes.
"Es un alivió, pensé que moriría una segunda vez." suspiró.
Lucifer se alejó poco después de dejarlo en la cama, con una nueva muda de ropa y con la pequeña bichita que se había traído de regreso (de mala gana, obviamente). Sus manos, su pelo rubio, sus prendas blancas y parte de su pálido rostro estaban manchados de la sangre de los tipos que se había comido hace horas. Limpió la suciedad que había quedado pegada al rostro de Alastor con un trapo mojado que había conseguido con sus magníficos poderes, con un simple chasquido de dedos él estaba limpio.
Mejor.
Sonrió, sentándose a la orilla de la cama mientras agarraba el trapo, lo escurría y limpió las mejillas del ciervo, claro, sin verlo a los ojos. Alastor veía sus ojos carmesíes, fríos y de alguna manera vacíos, su tacto era frío también, todo su cuerpo era frío... Como si fuera alguna especie de reptil.
— Majestad. ¿Puedo hacerle una pregunta?
— Adelante. — lo miró por un instante a los ojos, solo para apartar la mirada en los siguientes segundos.
"¿Evitó mis ojos?" sonrió, frunciendo el ceño.
Lucifer esbozó una pequeña sonrisa, ladeando el rostro al oler su molestia en el aire. Bambi seguía siendo un bebé, su mente pensaba en lo adorable que era Alastor, con la sangre bañando su cuerpo al igual que su hermoso pelo similar a la sangre, con sus ojos apagados por el cansancio y la piel pálida cuando normalmente es de un color similar a la canela.
Es atractivo, demasiado atractivo para ser un bebé.
Un suspiro se escapó de sus labios, recordando sin ánimo la primera noche que estuvo con él. Había estado teniendo pesadillas donde hacía mención de un nombre, era tanta la desesperación en su voz que llegó a gritar su nombre entre sueños. Rosie, como el nombre de su madre.
Ladeó el rostro y observó al ciervo que no había dicho su pregunta, y simplemente se quedó observando su rostro.
— ¿No preguntarás nada? — apretó la nariz del menor.
— Es que... Actúa de forma diferente, mi señor.
Lucifer se tensó, alzando las cejas sorprendido.
— ¿En serio? No me siento diferente. — bromeó, alejando su mano de él.
Pero algo ocurrió cuando quiso alejarla, la mano grande del ciervo la sostuvo y la pegó a su mejilla. Sus iris rojas lo veían con cierto brillo, su rostro sin sonrisa lo puso nervioso hasta el punto de sentir como su corazón palpitaba con tal fuerza que podía escuchar el sonido en sus oídos.
Demonios, me sorprendió.
— Actúa diferente, ya no bromea conmigo. — dijo, oliendo la pálida piel del soberano.
Lucifer entrecerró los ojos. — ¿Te sientes bien? — alzó una ceja cuando vio un sonrojo en sus mejillas.
Alastor parpadeó, sonriendo de forma inocente mientras lo jalaba hacia él hasta el punto de llegar a rozar las narices.
"Me siento caliente." suspiró cuando el aroma a roble del rey llenó sus pulmones. "Delicioso."
— Majestad... ¿No siente calor? — murmuró, comenzando a quitarse la ropa bajo la mirada carmesí del rey.
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Epifanía. [RadioApple]
FanfictionDespertar en un mundo desconocido, desnudo, rodeado de bestias que parecen querer comerlo. La única opción para sobrevivir parece ser correr, y correr rápido, porque los perros de dos cabezas que lo persiguen no parecen saber hablar...