Lucifer envió a Nifty directamente a su habitación, cerrando la puerta con magia para que no saliera fácilmente. No será fácil para ella si quiere vivir bien al menos dos meses más en su cabaña, ya que si intenta forzar el sello ella podría incluso perder algunas partes de su cuerpo. Y bien, ya con la menor fuera de contexto, Lucifer selló la cabaña para que nadie pueda entrar ni salir. A menos que él lo quiera.
Sus ojos carmesí volvieron hacia el ciervo que no dejaba de frotarse contra él mientras soltaba pequeños alaridos de tristeza por ser ignorado. ¿Cómo podía tomarse en serio el celo cuando se comportaba como alguien que quiere cariño?
Lucifer suspiró, acariciando sus cabellos tranquilamente, escuchando como el otro se calmaba y simplemente se quedaba respirando de forma lenta y continua... Como si estuviera dormido.
Nunca pensé que su celo llegaría antes que sus poderes.
Soltó un quejido cuando sintió un par de dientes que se clavaron en su mano y una lengua que había lamido la sangre que salió de la mordida. Lucifer miró con el ceño fruncido al ciervo que lo veía sonriente. ¡Era como ver a un pequeño pájaro carnívoro mientras se comía a su madre! Ella podía pensar que era lindo, pero iba a morir para ser la comida de su hijo. Con la única diferencia de que Alastor no es su hijo y lo ve con otros ojos... Nada familiares.
— Bambi... — llamó.
— Mmm... — emitió un sonido mientras se aferraba a su cintura — Dígame, mi señor.
Lucifer esbozó una pequeña sonrisa, acariciando con sumo cuidado las orejas de Alastor. Pues las habían agarrado de forma descuidada hace un día, y aún estaban sensibles por ello.
— ¿No me dejaras ir? — pidió tranquilamente.
— No.
El rey parpadeó, mirando al techo para tener más paciencia y quizás, un poco de compresión para con el celo del ciervo que no dejaba de lamentarse entre alaridos bajos.
Su sinceridad me asusta.
Sonrió, tocando las puntas de las orejas del pelirrojo.
— Mmm~... — Alastor escondió su rostro en la ropa del rey mientras se encogía de hombros. — Mi señor... — susurró.
Lucifer. — ...
¿Qué mierda fue eso?
Quiso retroceder cuando sintió que estaba entrando en un territorio peligroso y que desconocía por completo. Su voz no salió por varios minutos, Alastor se quejaba porque dejó de acariciarlo. Era... complicado, adorable y complicado.
Sonrió con nerviosismo está vez.
— ¿No quieres una hembra? — murmuró — Porque ella... ella podría darte hijos... ¿No lo piensas así? ¿No sería ella mejor compañera que un anciano milenario como yo?
Por favor, di que sí, Bambi. Di que sí.
Cerró los ojos con fuerza, esperando a que lo soltará y dijera que sí. Qué le trajera una hembra para calmar su cuerpo y los estímulos masculinos de los ciervos.
... Pero el mundo, o simplemente Alastor, no estaba muy de acuerdo con eso.
— No, no necesito a alguien así, su majestad ya es bonito.
Las mejillas del rey se calentaron, sintiendo vergüenza al oír de su boca (cosa que no ocurre todos los días) decirle un halago.
Lo peor es que está en celo, y todo lo que salga de su boca será visto como intento de cortejo.
ESTÁS LEYENDO
Epifanía. [RadioApple]
FanfictionDespertar en un mundo desconocido, desnudo, rodeado de bestias que parecen querer comerlo. La única opción para sobrevivir parece ser correr, y correr rápido, porque los perros de dos cabezas que lo persiguen no parecen saber hablar...