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Mi vientre está hinchado.

Lucifer gimió suavemente, cubriendo sus labios al mismo tiempo que Alastor mordió su hombro, volviendo a sacarle sangre y arrancando un poco de su carne. Sus piernas no eran tan fuertes y terminó cayendo al suelo, por suerte las manos del menor lo sostuvieron en el aire. Continuando la acción de antes, entrando y saliendo hasta que el rey volvió a correrse por sexta vez en esa noche. Lucifer agarró con sus manos la camisa blanca que el ciervo llevaba puesta, limitando sus movimientos para que fueran más rápidos y profundos. Una sonrisa lasciva surcó sus labios cuando sintió uno de los tentáculos del ciervo acariciar sus pezones y un tercero estimulaba su pene. Vaya sueño encantador estaba teniendo el soberano, las manos grandes en su cadera junto al enorme amigo entrando y saliendo de él, humedeciendo y explorando su cuerpo de una forma increíble lo hacía desear más.

Alastor sonrió, oliendo como la excitación emanaba de él. Como su cuerpo se abrazaba a su miembro, como el calor de su trasero lo acariciaba con cada penetración. Alastor se sentía en la gloria. Lucifer temblaba, jadeaba, gemía y de vez en cuando veía sobre su hombro para darle una sonrisa... preñable.

— Majestad... — llamó, sintiendo como el soberano levantaba la cadera.

Lucifer sonrió, cansado, sonrojado, sudado y excitado. Asintiendo mientras mordía su propio brazo, soltando leves lágrimas por sus pálidas mejillas.

— Bambi... — gimió, sintiendo como el menor eyaculaba dentro de él nuevamente.

Lucifer cayó al suelo, aunque ni siquiera lo tocó gracias a los tentáculos de Alastor que lo sostuvieron antes de tocar el frió suelo.

Alastor se acercó, arrodillándose delante de él mientras abría sus piernas y volvía a meter su cuerpo de una sola estocada.

— ¡Ah, mierda! — exclamó contra los labios del ciervo que estaban ocupando los suyos.

— Mi amado señor... — susurró, viendo con excitación las expresiones del rey — ¿Se siente bien?

Lucifer asintió, casi llorando por las agradables sensaciones que estaba teniendo.

— Mierda... ¡Si! Eres tan bueno en esto... — sintió como comenzaba a segregar lubricante... — Bambi...

— ¿Sí? — preguntó, eyaculando nuevamente dentro del soberano.

Lucifer sonrió, viendo como el ciervo besaba su labios y todo su rostro.

Estoy cansado.

Se abrazó a su cuello y dejó que lo llevará a la cama. Comenzando una novena ronda de sexo.

— ¿Dormiremos ya? — gimió cuando Alastor entró de una estocada nuevamente.

Alastor le sonrió, besando su frente. — Es tan agradable estar dentro de usted, mi amado señor... — susurró — Que perdí la noción del tiempo...

Lucifer sonrió mientras se sonrojaba, clavando las uñas en la espalda del menor. Sintiendo volvía a llenarlo de su semilla.

— Descanse, mi amado señor. — Lucifer besó los labios del ciervo, y se hizo bolita, quedándose dormido al instante.

🍎 • ♥️ • 📻

"— ¿Qué son los sueños para usted, mi rey?

Una pregunta inofensiva e inocente. Llamó la atención del rey, quién estaba buscando algo para comer en la cocina. Se giró sobre sus pies, sonriendo tranquilamente mientras se acercaba al pelirrojo y lo envolvía en sus brazos. Lucifer se frotó contra su pecho, sonriendo, pidiendo afecto de una manera impropia, pero no inadecuada.

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora