Prólogo

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"— La historia termina con el rey demonio desposando al espíritu del bosque. ¿No es tan hermoso, Al? El amor es un sentimiento mágico, encantador, puro y cautivador. Es una suerte que yo ya me haya casado con mi querido Frank, él es un amor, Al. Espero que algún día tú conozcas a alguien como el rey demonio de mi libro, que te amen y sea capaz de quemar un reino por tí."

Su amiga era fanática de las historias de fantasía, amante de las historias MM, ese extraño género donde un par de hombres son los protagonistas y tienen un romances con muchos altibajos, donde caen al borde la muerte y buscan la forma de salir de esos problemas. Encontrando la luz del amor iluminando sus vidas, buscando la felicidad entre los escombros de su caótica vida de guerras...

Un castaño suspiraba con pesadez.

— Nuevamente, voy con una historia narrada por mi amiga y que probablemente no me deje dormir.

Caminaba tranquilamente por la calle, viendo hacia los dos sentidos. Asegurándose de que no había ningún auto a esa hora de la noche, ya pasaban de las doce, y si no hubiera sido por Frank. Quién lo salvó de escuchar nuevamente el resúmen de la historia "Epifanía", libro que le había dado el mes pasado como regalo de cumpleaños.

Alastor E. Haworth, es maestro de música en una pequeña academia que está a las afueras de la ciudad. Tiene varios alumnos que han mejorado progresivamente con su buena enseñanza, por supuesto. Es amante de los libros y las buenas historias, aunque es más de historias realistas que muestran la verdadera cara del ser humano, mostrando lo cruel que puede ser en un entorno conflictivo donde las vidas son simples canjes para lograr vivir un día más.

Suspiró, comenzando a caminar por el paseo peatonal.

— Rosie me ha dejado ideas ridículas en la cabeza, otra vez. — sonrió.

Era bueno verla actuar tan animadamente, como una niña que tiene amigos imaginarios y quiere presumirlos con sus padres. Solo que ella es más su hermana que amiga, al fin y al cabo crecieron en el mismo orfanato. Volvió a suspirar.

"Me gustaría ver el mundo desde su perspectiva, así quizá lograría ver lo que ella llama la belleza de la vida." sonrió.

La calle estaba vacía, no había ni una sola vida aparte de él en las oscuras calles de New Orleans. Había sido mala idea haber estacionado su auto demasiado lejos de la casa de su amiga. Aunque no tenía pensado irse tan tarde en la noche, pero valía la pena si podía ver a su amiga sonreír de esa forma luego del aborto espontáneo...

— Espero pueda superarlo...

Una luz cegadora lo hizo detenerse en medio de la calle, su manos cubrió sus ojos. Intentando verificar de dónde venía, soltó un jadeo cuando vio a un camión acercarse a una velocidad asesina. No tuvo tiempo de moverse cuando el camión lo había empujado hacia atrás...

Alastor rodó por el suelo, sintiendo como su cuerpo dolía y se sentía entumecido por el fuerte impacto.

A su mente vino las últimas palabras de su amiga.

"— ...Espero que algún día tú conozcas a alguien como el rey demonio de mi libro, que te amen y sea capaz de quemar un reino por tí."

Su sangre creó un charco debajo de su cuerpo, sintiendo como las palpitaciones de su corazón se detenían. Sus ojos veían hacia delante, dónde provenía la luz, viendo un par de zapatos que iban hacia él.

Sus ojos se cerraron... Hasta que finalmente había dejado de respirar.




Nota de la autora:

Sé congelo, como los venados en el semáforo.

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora