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La vida en el campamento de los demonios no había sido tan mala después de haber sido casi asesinado por humanos en su primera salida completa del bosque. Incluso se había relacionado con algunos seres hechos de sombra que lo seguían a donde fuera. Aunque claro que se había espantado, Lucifer le había convencido que solamente eran pequeños espíritus buscando un amo para poder desarrollarse. Era un contrato de almas que se establece entre los demonios cuando se necesitaba de beneficios mutuos, y aunque quiso hacer un trato con el propio Lucifer... No fue una buena idea. Ya que terminó siendo colgado frente a los perros de dos cabezas...Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando recordó los tres días que estuvo cabeza abajo mientras evitaba los dientes de esos asquerosos animales. Y quizás solo por eso le guarde un poquito de rencor al soberano.

Desde entonces, vive con el rey en su cabaña. Claro, eso significa que debe ser un buen bebé como lo llama el rey solo para molestarlo a veces. Y aunque algunas veces ha llegado a vomitar sangre por la ira que le ocasiona, ha logrado adaptarse a su humor, comportamiento y personalidad bipolar que el rubio suele frecuentar. Una semana, ha vivido una semana entera con Lucifer y logrado adoptar una notable característica del soberano. La que ha sido asegurado por el propio del subsuelo, rey de los demonios, el gran soberano, etc. También ha descubierto que Lucifer es demasiado arrogante, le gusta llamarse a sí mismo como el ser más hermoso que haya en su reino.

"Lo sería si tan solo no existiera yo." él también poseé una increíble autoestima que resulta hasta envidiable.

— Sí terminaste de comer, trae esas bestias y sígueme.

Alastor había estado aprendiendo a escribir el idioma de los demonios (se sorprendió porque tenían uno), y estudiando de vez en cuando a leerlo en voz alta. Incluso había llegado a preguntarse cómo es que podía entender el idioma si técnicamente... él no es de ahí. Pero tampoco se partió la cabeza buscando una respuesta a lo que prácticamente no tenía.

Levantó la mirada, observando como Lucifer salió con un traje blanco estilo victoriano de la cabaña.

— ¿Blanco? Demonios... — siseó — Costará que salga la suciedad.

Y sí, él es el sirviente, mascota y pupilo del soberano del subsuelo.

"Matenme." lloró internamente.

¿Vas a quedarte? — se estremeció cuando escuchó la voz del rey justo en su oído.

Alastor se puso de pie casi al instante y caminó con premura hacia afuera, buscando la capa roja que el rey le dió después de que lo salvara de ser comido por los perros en el tercer día (su ropa había quedado destrozada).

Soltó un suspiro. — Aquí estoy, majestad...

Alastor se quedó boquiabierto cuando abrió la puerta... Sus ojos rojos se movían de un lado a otro, viendo las flores que caían en el suelo mientras que Lucifer volaba por el cielo azul... Su boca parecía no encajar correctamente ya que no podía cerrarla. Delante de él había un páramo fértil, los colores vivos lo hacían sentir feliz, en paz...

— ¿Te sucede algo, Bambi? — preguntó mientras aterrizó frente a él.

Lucifer sonrió con burla, empujando la mandíbula del ciervo con cuidado.

Puedo ver sus colmillos de bebé.

Aguantó la risa, haciéndose a un lado, dejando que el menor avanzara torpemente hacia delante (aun le costaba caminar a velocidades extremas, como correr por ejemplo). Mirando los árboles que rebosaban de frutas y algunas flores que caían al suelo... Era hermoso.

— ¿Qué es este lugar? — preguntó, girando para ver al soberano que estaba tendido en el suelo mientras veía el cielo azul — ¿Mi señor?

Alastor se acercó al soberano, sentándose a su lado mientras veía su rostro.

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora