En la vida de Moon Byeol y Jeon Jungkook, cada acción, buena o mala, deja una huella imborrable.
Jeon Jungkook, un hombre desempleado desesperado por encontrar trabajo tras el colapso de su antigua empresa, se ve arrastrado por el curso incierto de...
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Moon Byeol
Mis ojos escaneaban al hombre que estaba frente a nosotras. Estaba rezando para que JiHye no soltara una carcajada o algún comentario inoportuno, ya que la apariencia de este hombre era bastante peculiar. Tenía un aire de nerd, con lentes que parecían sacados de otra época y un peinado que evocaba los estilos del siglo pasado. Además, los brackets en sus dientes le daban un toque final que lo hacía parecer un personaje sacado de una película americana. Pude notar que se sentía incómodo, y con razón, ya que lo estábamos examinando como si fuera una especie rara. Decidí poner fin a la tensión.
—Bueno... —mire a JiHye, quien parecía estar tratando de contener su risa e impresión—. Creo que ya deberíamos empezar a trabajar, ¿no? —JiHye me miró, asintió y se levantó de mi silla.
—Nos vemos luego, mi querida presidenta —dijo, comenzando a salir. Desde la puerta me deseó suerte, a lo que respondí con una sonrisa. Volví mi atención al hombre frente a mí, que parecía desconcertado, como si algo lo hubiera sorprendido. Bueno, eso era lo que alcanzaba a percibir, ya que sus lentes no me permitían ver completamente sus expresiones.
—Toma asiento —dije, señalando la silla frente a mi escritorio. Él tardó unos segundos en reaccionar antes de sentarse. Tomé una carpeta que contenía su currículum y empecé a leerla.
—Bien, Jeon Jungkook, ¿cierto? —Alcé la vista hacia él, y él asintió sin decir una palabra. Volví mi mirada a la carpeta.
—Vaya, parece que mi padre no se equivocó al contratarte. Tienes un buen historial laboral y excelentes cartas de recomendación... —seguí leyendo su información. Noté que teníamos casi la misma edad; él era un año mayor que yo y era de Busan, la hermosa ciudad en la que nací. Asentí fascinada con lo que encontraba en su currículum. Sin duda, sería de gran ayuda para mí. ¡Gracias, papá.!-
—De acuerdo, no hace falta hacerte preguntas; tu currículum habla por sí solo —comenté, dejando la carpeta a un lado y fijando mi mirada en él. Jungkook mantenía la cabeza baja, evitando el contacto visual, lo que no me sorprendió dada la impresión que probablemente le causaba estar frente a mí en su primer día—. Bueno, como sabrás, la presidencia ha pasado a mis manos. Ahora soy la nueva presidenta, y por ende, necesito de un asistente, y ese eres tú —añadí, observando que su postura permanecía sumisa y nerviosa—. Solo quiero darte algunas recomendaciones ya que trabajaremos juntos. Tú eres la segunda persona más importante en esta empresa al estar a mi lado —continué, levantándome de mi silla para empezar a caminar por la oficina. Esta era una manía mía; sentía que me expresaba mejor cuando me movía.
