\CAP.37/

116 11 0
                                    


[]


La ambulancia se apresuraba al hospital, atravesando las calles con sirenas aullantes. Dentro de la unidad, Byeol volvía a la conciencia de vez en cuando, pero cada vez que lo hacía, empezaba a toser sangre por la boca. Los paramédicos luchaban por mantenerla estable, pero su situación parecía empeorar con cada minuto que pasaba.

Al llegar al hospital, las puertas de la sala de emergencias se abrieron de golpe, recibiendo a Byeol con la urgencia que requería su condición. Los doctores y enfermeros se movían con una precisión desesperada, monitorizando sus signos vitales que se apagaban lentamente.

La llevaron de inmediato a cirugía; era crucial atender su herida rápidamente. Pero justo cuando estaban a punto de comenzar, Byeol sufrió un paro cardiorrespiratorio. En cuestión de segundos, su corazón dejó de latir, y un último aliento escapó de sus labios.

Los doctores, con rostros tensos y serios, se lanzaron a la intervención. Intentaron reanimar su corazón con un electroshock, pero no hubo respuesta. Con el segundo intento, la situación seguía sin cambios. Aumentaron la intensidad y, con un tercer intento volvieron a recibir signos vitales.


Mientras Jungkook se había quedado dormido por la tarde, empezó a experimentar una pesadilla aterradora. La angustia y el terror en su sueño lo hacían sudar profusamente y dar vueltas en la cama, intentando desesperadamente despertarse sin éxito. Su corazón latía con una rapidez frenética, y de repente, dio un brinco en la cama, despertándose con un grito estrangulado.

—¡Byeol! —exclamó con la respiración agitada. Se dio cuenta de que ya era tarde y que solo había sido una pesadilla, pero había sido tan vívida que tuvo que levantarse rápidamente y bajar a la cocina para calmarse con un vaso de agua.

Sin embargo, al intentar calmarse, un dolor punzante en el pecho lo hizo soltar el vaso, que se estrelló en el suelo, rompiéndose en pedazos. Jungkook se tomó el pecho con ambas manos, doblándose ligeramente por el dolor agudo.

—¡Ah! —soltó un quejido de dolor, sus ojos cerrándose ante la intensidad de la sensación, que era tan insoportable como si hubiera recibido una puñalada en el pecho. El sonido del cristal rompiéndose alertó a sus padres, quienes salieron alarmados de su habitación.

—¡Hijo, ¿qué te pasa?! —su madre se acercó apresuradamente, su rostro lleno de preocupación mientras veía a Jungkook sosteniéndose el lado izquierdo del pecho y luchando contra el dolor que parecía no ceder.

El dolor de ambos corazones, el de Byeol y Jungkook, parecía haberse sincronizado en un inquietante llamado de uno hacia el otro. Mientras Byeol luchaba por sobrevivir en el hospital, su corazón intentaba no dejar de latir en la fría sala de emergencias, Jungkook se debatía con un dolor repentino e inexplicable en su pecho. Sentía una punzada intensa, como si algo esencial estuviera a punto de perderse, pero sin entender completamente qué estaba sucediendo. 

El dolor parecía conectar sus destinos de una manera inexplicable, como si sus corazones estuvieran resonando en una frecuencia compartida. Ambos estaban atrapados en una experiencia de angustia que los unía a pesar de la distancia, el uno tratando de aferrarse a la vida y el otro buscando desesperadamente comprender la fuente de su dolor y la sensación de pérdida que lo envolvía.


...


A medida que el tiempo avanzaba, los cirujanos trabajaban con frenética intensidad para salvarle la vida a Byeol. Sin embargo, se encontraron con un grave impedimento: Byeol había perdido una cantidad crítica de sangre y necesitaban una transfusión de inmediato. Los médicos informaron a sus familiares, quienes esperaban en el pasillo, ansiosos por cualquier noticia sobre el estado de Byeol.

CONSEQUENCES - JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora