\CAP.16/

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Con la mente y el corazón más optimista, Byeol regresó a su casa más tranquila. Sabía perfectamente lo que sentía por Jungkook. La imagen de él sonriéndole llegó a su mente; esa sonrisa de conejo que tenía era linda y lo hacía ver tierno. Aunque ahora él era más apuesto, ella solo podía recordar a su antiguo asistente, aquel que traía sus lentes tan característicos y su personalidad temerosa. Sin duda, extrañaba esa faceta, pero las personas cambian, y ella tenía que aceptar esa realidad.

Se acomodó en el sofá de su habitación, dejando escapar un suspiro. La casa estaba en silencio, y ese silencio le permitió reflexionar más profundamente sobre sus sentimientos. Recordó las veces que Jungkook había ido más allá de sus deberes solo para asegurarse de que ella estuviera bien. La forma en que le traía café justo como le gustaba, las notas pequeñas y los detalles que siempre encontraba en su escritorio. Cada gesto, por pequeño que fuera, mostraba cuánto le importaba.

Byeol se dio cuenta de que estos detalles eran lo que realmente le había conquistado. Aunque su apariencia había cambiado, la esencia de Jungkook seguía siendo la misma. Y esa esencia, su amabilidad y dedicación, era lo que la hacía sentir algo tan profundo. A pesar de los cambios externos, él seguía siendo el chico que había ganado su corazón.

y así sin saberlo Byeol había caído en la trampa...




Jeon Jungkook


Llevaba en mis manos la correspondencia destinada a Byeol, entregada en la recepción. Al llegar al piso, me lleve la sorpresa de ver a las dos chicas de la otra vez, intenté cubrirme con las cartas para evitar ser visto, mientras presionaba el botón del ascensor para que las puertas se cerraran.

— Oh, oppa — exclamó una de ellas con voz chillona. Genial, pensé para mis adentros, ya me han visto.

- al fin te encontramos - 

Bajé del ascensor resignado, mostrando una sonrisa falsa.

— Lo siento chicas, pero tengo que llevar esto a la presidenta — les dije, tratando de pasar a su lado, pero ellas se interpusieron frente a mí.

— Oppa, no seas así, queremos invitarte a almorzar — habló la pelirroja, cuyo nombre ni siquiera conocía.

— Sí, ya casi es la hora del almuerzo, vamos oppa — continuó la otra. Dios, ¿no se cansaban? No sabía cómo escapar de esta situación; solo quería correr y encerrarme en la oficina.

— Bueno, es que no creo... — intenté excusarme.

— Señoritas, ¿no escucharon que mi asistente tiene trabajo que hacer? — escuché la voz de Byeol a un lado de nosotros. Todos voltearon hacia ella; estaba parada ahí con los brazos cruzados y una expresión seria.

— Lo sentimos mucho, presidenta — dijeron las dos mujeres al unísono, haciendo una reverencia hacia Byeol.

— Esta no es su área de trabajo, aún no es la hora del almuerzo y mi asistente no podrá acompañarlas — continuó Byeol. Noté que, aunque no estaba siendo grosera, en sus palabras había firmeza. El ambiente se volvió tenso. Las chicas se miraron entre sí, visiblemente desilusionadas por las palabras de Byeol.

— Lo sentimos mucho, presidenta. Con permiso — ambas se fueron rápidamente por el ascensor, dejándonos solos. No entendía por qué Byeol siempre terminaba salvándome de situaciones incómodas. Sin más, ella empezó a caminar hacia la oficina, y yo la seguí.

CONSEQUENCES - JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora