\CAP.23/

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Jeon Jungkook

El comportamiento de Byeol en la reunión de hoy fue algo que jamás había presenciado. Su manera de actuar me desconcertó profundamente. La conocía como una persona justa y equilibrada, alguien que siempre mantenía la calma, incluso en situaciones estresantes. Hoy, sin embargo, era evidente que algo la molestaba profundamente. Podría haber tenido un problema con algún accionista, pensé, o quizás estaba abrumada por la carga de trabajo. Pero, aun cuando estaba estresada, nunca se comportaba de manera tan fría y distante. Me había acostumbrado a su carácter amable y amigable con los empleados, siempre dispuesta a escuchar y a colaborar. Verla así, tan diferente, me preocupaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Mientras reflexionaba sobre qué podría haberla enfurecido tanto, la voz de Giselle me interrumpió, sacándome de mis pensamientos.

—La presidenta parecía bastante enojada, ¿no crees? —dijo, acercándose a mi escritorio con una expresión curiosa en su rostro.

—Sí, supongo que está algo estresada —respondí, tomando unas carpetas y tratando de disimular mi inquietud. Sentía una necesidad imperiosa de ir a verla, de asegurarme de que estaba bien, algo que no me había pasado antes, y eso no me gustaba. Me sentía responsable de alguna manera y esa sensación me inquietaba.

—Pues espero que se le quite el estrés antes del viernes —bromeó Giselle, y yo solo asentí con una sonrisa tensa.

—Bueno, nos vemos luego, tengo que irme —dije, caminando hacia la salida con prisa.

—De acuerdo, pero te debo una cena. ¿Te parece bien esta noche? —preguntó mientras estaba a punto de abrir la puerta. Lo pensé, pero con el humor que tenía Byeol, seguramente me haría trabajar hasta tarde y no podría concentrarme en otra cosa.

—Creo que será para la próxima, tengo mucho trabajo hoy —respondí, saliendo sin esperar su respuesta. Solo quería ir a la oficina y asegurarme de que Byeol estaba bien. No tendría por qué preocuparme, pero aquí estaba, desesperado porque el elevador no llegaba lo suficientemente rápido.

El elevador finalmente llegó y subí rápidamente, mi mente llena de pensamientos confusos. ¿Qué había pasado para que Byeol estuviera tan alterada? No podía dejar de pensar en su mirada fría y en su tono de voz firme. Estaba decidido a descubrir qué la había perturbado tanto.

Cuando las puertas del elevador se abrieron, salí apresuradamente y caminé hacia la oficina de Byeol. Toqué la puerta suavemente antes de entrar. Byeol estaba sentada en su escritorio, tomando una llamada en japonés. Al acercarme, no volteó a verme y continuó hablando, inmersa en su conversación. Me quedé a un lado, esperando pacientemente a que terminara. Necesitaba hablar con ella, descubrir qué le estaba molestando.

Mientras esperaba, mi mirada se centró en su ceño fruncido, una clara señal de su estrés. Después de pensarlo bien y dejando de lado las carpetas que llevaba, decidí acercarme por detrás. Coloqué mis manos en sus hombros, sintiendo cómo se tensaba ante mi toque, pero no dejó lo que estaba haciendo. Comencé a masajear suavemente la zona de sus hombros y cuello. Su piel al tacto era suave y tersa, y el aroma de su perfume, con un toque de durazno, era muy agradable.

Pude notar que aunque su semblante seguía tenso, mi gesto parecía aliviar un poco de su estrés. De alguna forma, esa tensión se me hizo atractiva, recordándome la intensidad de su mirada y su tono posesivo la noche de mi cumpleaños, cuando nuestros labios se rozaron y se fundieron en un beso que a veces recordaba, haciéndome sentir culpable, pero a la vez deseaba volver a sentirlos. Mi mirada, recordando ese momento, viajó a sus labios que llevaban una capa de color rojo y se movían mientras hablaba.

CONSEQUENCES - JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora