Capitulo 3: Encuentro Inesperado

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El sol apenas comenzaba a iluminar el horizonte cuando Riley se levantó para su primer día en la nueva escuela. Era un comienzo que no deseaba, pero que debía enfrentar. Sus padres habían decidido mudarse debido a nuevas oportunidades laborales, lo que significaba que Riley tenía que dejar atrás a sus amigas y la familiaridad de su antigua vida.

Se vistió, y recogió sus libros antes de dirigirse al comedor. Sus padres le desearon suerte, y con un nudo en el estómago, Riley salió por la puerta para emprender el camino hacia la escuela.

Al llegar, la imponente estructura del edificio escolar la recibió con su arquitectura antigua y majestuosa. Riley suspiró, intentando calmar los nervios mientras avanzaba hacia la entrada principal. Al cruzar el umbral, fue recibida por el bullicio de estudiantes que se movían de un lado a otro, cada uno inmerso en sus propias conversaciones y rutinas.

Riley apenas se percató de la mirada que la seguía desde el otro extremo del pasillo. Valentina Ortiz, la misma Val que había estado en sus pensamientos desde hacía semanas, estaba allí, apoyada contra una pared con una expresión de sorpresa mezclada con satisfacción.

—¡Riley! —exclamó Val con una sonrisa radiante mientras se acercaba.

Riley se detuvo en seco, incapaz de creer lo que veía. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y un rubor subió a sus mejillas.

—V-Val, ¿qué haces aquí? —preguntó, sintiéndose repentinamente torpe.

—¿Qué hago aquí? —repitió Val con una risa suave—. Esta es mi escuela. No sabía que habías sido transferida. Esto es... inesperado.

Riley intentó procesar la información, sus pensamientos se arremolinaban en su mente. Val estaba allí, en la misma escuela. Eso significaba que la vería todos los días, en cada pasillo, en cada receso.

—Sí, bueno, mi familia se mudó y... aquí estoy —dijo finalmente, intentando sonreír.

Val le dedicó una mirada intensa que hizo que Riley sintiera que la tierra se movía bajo sus pies.

—Me alegra que estés aquí —dijo Val, acercándose un poco más—. Ahora podré verte mucho más.

Riley se mordió el labio, sin saber cómo responder a eso. Las palabras de Val estaban cargadas de algo más que simple cortesía.

...

Con el pasar de los días, Riley se acostumbró a la rutina de su nueva escuela. Sin embargo, la presencia de Val era una constante que no podía ignorar. La capitana del equipo de hockey parecía estar siempre cerca, observándola, buscando cualquier oportunidad para interactuar.

En una ocasión, durante el almuerzo, Riley estaba sola en una mesa, revisando sus notas para la próxima clase. Val se le acercó con su bandeja de comida y se sentó frente a ella sin pedir permiso.

—Hola, Riley —saludó con una sonrisa—. ¿Qué haces?

—Hola, Val —respondió Riley, sintiéndose nerviosa bajo la mirada de la mayor—. Solo revisando unas notas.

Val inclinó la cabeza, su mirada fija en el rostro de Riley.

—Te ves muy concentrada —comentó, y luego, con un tono más suave—. Pero te ves linda cuando estás así.

Riley sintió el calor subir a sus mejillas y bajó la mirada a sus notas, incapaz de responder a la insinuación de Val. La proximidad de la mayor la ponía nerviosa, y cada cumplido la dejaba sin palabras.

...

Los encuentros en los pasillos de la escuela eran frecuentes. Val siempre encontraba la manera de cruzarse con Riley, a veces de forma casual, otras veces de manera claramente intencionada. En una de esas ocasiones, Riley estaba recogiendo unos libros de su casillero cuando sintió una presencia a su lado.

Solo Mía: Riley x ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora