Capitulo 8: Tormenta de Emociones

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Las semanas transcurrieron y los celos de Val solo aumentaron. Aunque nunca había cruzado la línea de hacerle daño a Riley, su posesividad se hacía cada vez más evidente. Riley, por su parte, trataba de comprender y calmar a Val, aunque en el fondo sabía que esta dinámica no era del todo saludable.

...

El día del partido decisivo llegó, y las Fire-Hawks se enfrentaban a un equipo conocido por su agresividad en el campo. Desde el principio, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Val, como siempre, lideraba a su equipo con determinación y fuerza, pero esta vez había algo más en juego; sus celos habían aumentado y, aunque trataba de mantener la calma, su mente estaba llena de pensamientos sobre Riley y el miedo de perderla.

A mitad del partido, Val se encontraba en una feroz lucha por el control del disco cuando la capitana del equipo contrario, una jugadora imponente y conocida por su agresividad, la embistió con toda su fuerza. El impacto fue brutal. Val perdió el equilibrio y cayó al suelo, sujetándose la rodilla con un gesto de dolor.

Riley, que había estado observando la escena , sintió que el corazón se le detenía. Corrió hacia Val, su preocupación evidente en cada uno de sus movimientos.

—¡Val! ¿Estás bien? —preguntó, arrodillándose junto a ella, sus ojos llenos de angustia.

Val, con el rostro contraído por el dolor, negó con la cabeza.

—Creo que me lastimé la rodilla... No puedo seguir jugando —dijo entre dientes, su voz teñida de frustración.

Los entrenadores y el equipo médico se acercaron rápidamente, llevándose a Val a la enfermería mientras Riley los seguía con la mirada, su corazón palpitando con fuerza.

...

A pesar de la preocupación por Val, el partido tenía que continuar. Riley, aunque preocupada, sabía que tenía que concentrarse y dar lo mejor de sí por su equipo. En el campo, se transformó en una fuerza imparable, canalizando toda su angustia y determinación en el juego. Anotó cuatro veces para su equipo, llevando a las Fire-Hawks a una victoria decisiva.

La euforia de la victoria llenó el vestuario, y las chicas celebraban entre risas y abrazos, pero la ausencia de Val se sentía como una sombra sobre la celebración. La entrenadora Robbers entró al vestuario, su rostro serio, y todas las chicas se volvieron hacia ella, sus expresiones cambiando de la alegría a la preocupación.

—¿Cómo está Val, entrenadora? —preguntó una de las chicas, su voz llena de ansiedad.

La entrenadora suspiró, sus ojos reflejando la preocupación que todas sentían.

—Val tiene una lesión en la rodilla. No podrá jugar durante unos meses —anunció, su voz firme pero triste.

Un murmullo de preocupación recorrió el vestuario. Todas querían ver a Val, pero la entrenadora les explicó que ella se había ido temprano, desanimada por la noticia y deseándoles lo mejor. Las chicas, aunque desilusionadas, comprendieron la situación.

Riley, sin embargo, se quedó en silencio, su mente llena de pensamientos sobre Val. La preocupación y el amor que sentía por ella eran más fuertes que nunca. Quería ir a verla, asegurarse de que estuviera bien, pero sabía que Val necesitaba tiempo para procesar lo que había sucedido.

Mientras las demás chicas continuaban celebrando, Riley se retiró a un rincón del vestuario, su mente llena de planes sobre cómo podría apoyar a Val en los próximos días. Sabía que la lesión sería un golpe duro para ella, y estaba decidida a estar a su lado, sin importar lo que sucediera.

Solo Mía: Riley x ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora